jueves, 12 de octubre de 2017

TOMÁS DE AQUINO -MODELO DE CONTEXTUALIZACIÓN-


CONTEXTUALIZACIÓN

Las obras de Tomás de Aquino pueden clasificarse en Seis géneros:

a. Comentarios (Sobre las Sagradas Escrituras, sobre Aristóteles, etc.)
b. Quaestiones Disputate
c. Quaestiones Quodlibetales (Cuestiones de cualquier cosa)
d. Summas
      d.1. Summa contra gentiles
      d.2. Summa Theologica
e.. Opúsculos. La Monarquía
f. Sermones

El fragmento objeto de comentario pertenece a la Summa Theologica, obra que se divide en tres partes: 1. De Dios en sí mismo (fragmento objeto de comentario), 2. De Dios como fin del hombre y 3. De Dios como redentor. Hablaríamos pues de una parte fundamentalmente teológica, otra antropológica y una final cristológica. Cada parte, a su vez, se divide en Cuestiones y cada cuestión contiene distintos Artículos. Los artículos responden todos a la misma estructura: Dificultades o argumentos ajenos y contrarios a sus tesis, Por otra parte o argumentos ajenos y a favor de sus tesis, Respuestas o exposición de su propia tesis y Soluciones o refutación de las Dificultades u objeciones. Tal método es dialéctico, en el sentido de que se trata de ejercitar el arte de la discusión, en el que lo importante es la correcta disposición de los argumentos con vistas a la prueba.

Tomás de Aquino es un pensador instalado en un medio ambiente intelectual del siglo que reúne las siguientes características.

a. Se fundan las primeras universidades: París, Bolonia, Oxford...
b. Se incorporan a las mismas las ordenes religiosas mendicantes: franciscanos y dominicos. Estas dos órdenes configuran diferentes actitudes intelectuales: en la primera domina el impulso místico, el seguimiento de Cristo en la simplicidad evangélica; en la segunda se cultiva la capacidad racional orientada a intervenir en la conversión de la sociedad. La orientación franciscana está representada por Alejandro de Hales y San Buenaventura, mientras que por el lado dominico encontramos a Alberto Magno y Tomás de Aquino.
En este contexto Tomás de Aquino se encuentra con la afluencia de textos del pensamiento clásico, posibilitada por los nuevos métodos de enseñanza de las universidades, forzadas a planteamientos más rigurosos y racionales. El descubrimiento de las obras de Aristóteles fue un hecho crucial en la vida intelectual del aquinate. Llevará a cabo la asimilación de sus obras, señalando lo que cree sus deficiencias y dando una nueva interpretación a sus principios; siempre con el objetivo de lograr la gran síntesis entre filosofía y teología, conocimiento natural y sobrenatural, razón y fe, política e Iglesia, en definitiva, entre pensamiento racional y revelación cristiana.

Así reflexionó en torno a los grandes problemas que preocupan a los pensadores de la Edad Media: el problema de las relaciones entre la Razón y la Fe, la cuestión de la demostración de la existencia de Dios y el tema de los universales. Tomás de Aquino afrontó cada uno de tales problemas y halló soluciones caracterizadas por el equilibrio de sus respuestas frente a las posiciones radicales o extremas.
Sus vías para la demostración de la existencia de Dios encuentran en Aristóteles (1,2 y 3) y Platón (4 y 5) un terreno fértil en el que se inspirará el aquinate.

En el caso del problemas de las relaciones entre Fe y Razón defendió una posición semirracionalista frente al irracionalismo fideísta que negaba el valor del razonamiento y a las posiciones racionalizantes que anulaban el misterio haciendo de la fe algo superfluo. También se opuso a las corrientes averroistas que defendían la teoría de la doble verdad. Para Tomás de Aquino la Verdad es única y la Fe y la Razón colaboran para llegar a su descubrimiento.

Así pues, pueden señalarse tres maneras de abordar la relación entre Fe y Razón:

1.                   Fideísmo irracionalista. Su representante es Tertuliano y su expresión “Creo porque es absurdo”. Las visiones reveladas del Xtmo hacen superfluo todo otro tipo de conocimiento. Existe una contradicción entre la Revelación y la Razón. La filosofía y la Teología son enemigas y la primera es considerada como dañina y perjudicial para la segunda. Las verdades de Fe son irracionales y antinaturales.
2.                   Racionalizante. Gnosticismo. Todo puede ser razonado. No existe el Misterio. La salvación puede ser alcanzada por el saber, la Fe es cosa superflua y propia de ignorantes. Las verdades de Fe son, todas ellas, racionales.
3.                   semirracionalista. La filosofía de Tomás de Aquino. Razón y Fe son distintas, pero colaboran armónicamente para alcanzar la Verdad que es única. 

El problema de los universales lo resolvió mediante un realismo moderado que contrastaba con el realismo extremo y su opuesto, el nominalismo.

Desde un punto de vista histórico, digamos, en primer lugar, que la filosofía de Tomás de Aquino mantiene una estrecha relación con su época. Esta filosofía refleja o resume fielmente la cultura y el espíritu de su tiempo, el siglo XIII. El pensamiento del aquinate puede ser interpretado como una fundamentación filosófica de la concepción del mundo y de la vida del hombre medieval. Y es que Tomás de Aquino construye un edificio intelectual e ideológico en el que todo queda explicado, en el que cada cosa encuentra su lugar lógico, y en donde Dios juega un papel clave, como fundamento del mundo y del hombre, y como referencia última del conocimiento y de la acción, tanto moral como política.

TEMA LAS CINCO VÍAS Y SU ESTRUCTURA LÓGICA.

TEMA


Las cinco vías y su estructura lógica

Santo Tomás cree en la posibilidad de establecer una demostración de la existencia de Dios basada en la razón. En el artículo 1 considera la evidencia de la proposición “Dios existe”. Su conclusión es que es evidente objetivamente, es decir, analítica para un entendimiento infinito, pero, no lo es, subjetivamente, para un entendimiento humano.  En el artículo 2 aborda la cuestión de la demostrabilidad de dicha proposición. Así, intenta superar la objeción del fideísmo irracionalista y la de la teología negativa, las cuales negaban que la proposición “Dios existe” fuese demostrable. Tomás de Aquino defiende que se puede demostrar la existencia de Dios, y a tal fin distingue entre artículos de Fe y preámbulos a los artículos de Fe o verdades de la fe susceptibles de demostración racional. La existencia de Dios pertenece a la segunda categoría. Una vez constatada la demostrabilidad de la existencia de Dios, en el artículo 3, el aquinate propondrá una demostración a posteriori frente al argumento ontológico (a priori) de san Anselmo. Para Tomás de Aquino existen dos clases de demostraciones: una llamada propter quid, en la cual se parte de la idea de Dios y se deducen ciertas propiedades a partir de esta idea: si creemos que Dios es el ser más perfecto, sería una imperfección que no existiera, por lo tanto debe existir. Pero santo Tomás se opone a esta clase de demostración ya que piensa que la esencia y la existencia son conceptos distintos. No se puede deducir la existencia de Dios a partir de la idea del mismo. Ello constituiría un paso ilegítimo del pensamiento a la realidad. El aquinate utiliza otro tipo de demostración llamada quia, la cual utiliza el principio de causalidad, presente en sus cinco vías. Estas vías recorren distintos caminos para remontarse racionalmente hasta Dios. Todas presentan una estructura más o menos semejante, que es la siguiente:

  1. Se parte siempre de un fenómeno natural que sea observado, es decir, un hecho de experiencia sensible que hay que describir en términos metafísicos.
  2. A este hecho de experiencia se le aplica siempre el principio de causalidad (principio metafísico). Este exige a cada fenómeno una causa proporcionada, Santo tomas entiende que la causa es siempre superior al efecto, ya que este ultimo depende de esta. Este principio de causalidad adquiere diversas modalidades o formulaciones según el fenómeno que se considere.
  3. Se afirma que es imposible remontarse al infinito en la serie de las causas, ya que si no existiera una causa primera no podrían tener lugar todas las demás y tampoco sus respectivos efectos.
  4. Por último, se llega a la conclusión de que esa causa inmutable, imperecedera y eterna es Dios, siendo éste, el ser y la esencia en si mismo.

La primera y la segunda se basan, respectivamente, en el movimiento y en la causalidad, y dependen de Aristóteles. La primera, parte de la premisa: “Todo lo que se mueve es movido por otro”, y lleva hasta Dios como Primer Motor o Motor Inmóvil, fundamento de todo cambio. La segunda, parte de la premisa: “Nada puede ser causa de sí mismo”, y lleva hasta Dios como Primera Causa o Causa Incausada, fundamento de todo efecto. Esta vía presenta una simetría perfecta en relación con la anterior. La tercera vía, parte de la premisa siguiente: “Aquello que es posible que no sea, alguna vez llega a no ser”, y lleva hasta Dios como Ser necesario, fundamento de toda contingencia. La cuarta y la quinta vía, basadas en los grados de perfección y en el orden armonioso del mundo, dependen de Platón. La cuarta vía parte de la premisa: “Los distintos grados de perfección de las cosas presuponen un grado máximo que será la causa de los grados menores, y lleva hasta Dios como ser perfectísimo, fundamento de toda perfección. La quinta vía parte del orden final, inteligente, que cabe  observar en el mundo, y lleva hasta Dios como ser inteligente, que ordena las cosas naturales a un fin. Más tarde, Kant criticará esta prueba, aunque reconociendo su carácter relativamente razonable y sensato. En efecto, según Kant, ese orden del mundo es relativo, pues también incluye desorden; además, la finalidad que creemos ver realizada en la Naturaleza, puede deberse a una ilusión antropomórfica; por último, el argumento demostraría, como mucho, la existencia de un Arquitecto u Ordenador del universo, de un Demiurgo sabio y poderoso, pero no de un creador del mundo, omnisciente y omnipotente.

Noción: Movimiento y primer motor (Primera Vía de la demostración de la existencia de Dios)



Noción: Movimiento y Primer motor

Esta demostración es conocida como Vía del movimiento y es de clara filiación aristotélica. Parte de la experiencia sensible del  movimiento de los seres naturales e introduce el principio metafísico de que todo lo que se mueve es movido por otro. En la cadena de movimientos, entendida como serie causal concatenada, debe haber un primer motor, ya que remontarnos hasta el infinito en dicha serie nos abocaría al absurdo. Por tanto, debe existir un motor que mueve sin ser movido, un motor inmóvil, es decir Dios. La demostración, pues, se fundamenta en la física de Aristóteles. 
Aristóteles definió el movimiento atendiendo a dos doctrinas: la del acto y la potencia y la teoría hilemórfica, las cuale serán utilizadas por el aquinate en esta demostración.

Toda sustancia o ser individual tiene propiedades en acto, es decir, aquellas que posee actualmente, y propiedades en potencia o aquellas que no tiene pero podría tener. Así, define el movimiento como el paso de la potencia al acto o como la actualización de una potencia. En el mundo todo lo que existe está en acto o en potencia. Dios, sin embargo, es puro acto sin potencia. En definitiva, el mundo, en tanto está en potencia, está en continuo movimiento, pasando de la potencia al acto. Pero este movimiento debe producirse en función de algo que sea acto puro. Es decir, que mueva sin ser movido, pues sin él no habría podido iniciarse y mantenerse el movimiento del mundo. El ser que mueve sin ser movido, que es acto puro, no es otro que Dios o motor inmóvil.

Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, entiende que toda sustancia está compuesta de materia y forma. La materia es aquello de lo que está compuesta una sustancia. La forma puede ser accidental o figura y esencial o propiedad que hace que la sustancia sea lo que es. Así, define el movimiento como la adquisición, por parte de la sustancia o un ser, de la forma que antes no poseía.

Santo Tomás también aplica el principio metafísico: ''todo lo que se mueve es movido por otro''. Es un principio extrínseco de movimiento al que se ajusta el cambio que se produce en la naturaleza. Ahora bien, Según el Aquinate existe sólo un ser que mueve sin ser movido, un ser sobrenatural, Dios, que cabe caracterizar como motor inmóvil y que posibilita cualquier tipo de movimiento.  
Tomás de Aquino razonará del siguiente modo para establecer la tesis de Dios como motor inmóvil:
Aquello que mueve no puede ser lo mismo que lo que es movido. También nos encontramos, por otra parte, que es imposible remontarse al infinito buscando la causa en acto que provoca el movimiento de cada cosa. Por lo tanto, si tenemos una serie de motores móviles en la que cada uno mueve al siguiente tendremos que aceptar un primer motor, uno que moverá a todos los demás. Sería imposible afirmar que no hay un primer motor, pues si no lo hubiese sería infinita la serie de motores. Por lo tanto no habría un motor en acto puro que originara el movimiento. Y caeríamos en el absurdo.

Por tanto, al haber movimiento en el mundo, ha de haber por lo tanto un primer motor, un motor inmóvil al que todos llamamos Dios.

Noción: Causa eficiente y ser necesario.



Noción: Causa eficiente primera y ser necesario

Esta demostración es conocida como Vía de la causalidad y, al igual que la del movimiento, es de clara filiación aristotélica. Parte de la experiencia sensible del  orden causal que existe en la naturaleza y remite al principio de causalidad: todo efecto tiene una causa. En la serie causal concatenada de causas y efectos, debe haber una primera causa incausada que evite el tener que proceder hasta el infinito; lo cual sería absurdo. Por tanto, debe existir una causa primera que no es efecto de ninguna otra. Esta causa es Dios. La noción de “ser necesario” constituye la base de la tercera de las demostraciones de la existencia de Dios o Vía de la necesidad. La contingencia del mundo exige la existencia de un ser necesario o Dios.

La doctrina de las cuatro causas es un intento de determinar qué significa conocer un hecho, ser o acontecimiento. Conocer consiste en señalar dichas cuatro causas: eficiente o sujeto que produce, formal, que atiende a la forma (accidental o esencia), final o teleológica, que remite al objetivo o finalidad y material, relacionada con la composición. Causa formal es la esencia. Es lo que determina algo y lo hace ser lo que es. La causa formal es la forma específica, propia de la especie. La causa final es una especie de meta que opera dirigiendo todo el proceso, como un objetivo o un ideal; considerada de esta manera, la 'forma' constituye el FIN hacia el que el individuo se orienta. La causa material es el substrato, la condición pasiva, pero necesaria, que recibe la forma y se mantiene a través del cambio. Significa potencia, posibilidad de llegar a ser, algo no realizado y, por tanto, imperfecto. La causa eficiente es el motor o estimulo que desencadena el proceso de desarrollo. Es el principio de donde proviene el movimiento. Mientras la causa final marca la meta (adelante), la causa eficiente opera desde atrás, haciendo posible la cosa. Pero Aristóteles no habla de causa eficiente y tampoco utiliza el razonamiento para demostrar la existencia de Dios. Fueron Avicena y Alberto Magno quienes utilizaron el razonamiento para demostrar la existencia de Dios. Santo Tomás sigue especialmente de cerca al primero de ellos.

En esta segunda vía se trata de constatar que hay un orden de causas eficientes en la naturaleza. Esto significa constatar que hay cosas que producen otras y son a su vez producidas. La subordinación se debe a que lo que una causa produce, y por tanto, la condición misma de su ser causa, depende esencialmente (su ser causa depende de esto) de que sea a su vez producida; por ejemplo, un hombre engendra a otro gracias a que es un ser humano, pero su humanidad hubo de ser producida por otro ser. A este punto de partida se aplica el principio de causalidad bajo esta formulación: "no encontramos, ni es posible, que algo sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa imposible". Con esto lo que santo Tomás afirma es que no hay nada que pueda ser causa de sí mismo. En efecto, en cuanto que el efecto depende esencialmente de la causa, ésta ha de ser necesariamente anterior a aquél, pero así las cosas, algo que fuese causa de sí mismo sería algo que estaría ya producido antes de ser producido, lo cual es imposible; por ejemplo el primer ser humano no pudo engendrar su humanidad, pues para eso tendría que haber existido antes de existir.
 
Mas, y aquí radica el tercer fundamento de la prueba, no podemos remontarnos al infinito en la serie de las causas, por cuanto éstas constituyen un orden jerárquico en que unas son principales y otras instrumentales, esto es, en que producen por cuanto a su vez son producidas y así las principales son superiores a las instrumentales; por ejemplo tiene que haber un ser distinto al hombre que sea la causa de su humanidad. Si la serie fuese infinita no habría una causa primera y así tampoco un orden de causas eficientes, lo cual es absurdo por cuanto esto implica la negación de un hecho de experiencia constatable. Así pues, tiene que haber una causa primera que explica la existencia de todas las cosas y que es ella misma incausada. Es lo que entendemos por Dios.

La tercera vía parte de este hecho de experiencia: hay seres que nacen y mueren y por tanto son contingentes o posibles. Pero, o bien todos los seres son contingentes o no. Para Santo Tomás todo ser es contingente, existe pero podría no existir, excepto Dios: ser necesario o que existe necesariamente. Un ser contingente es aquél en que no coinciden esencia y existencia. Por el contrario, en un ser necesario, esencia y existencia se identifican. Así pues, existen seres contingentes que no pueden ser causa de sí mismo, pues en algún momento no existían. En la cadena de contingencias debe haber un ser necesario fundamento de todo ser contingente. Este ser necesario es Dios.