domingo, 1 de marzo de 2015

Cuestiones para preparar el examen del 16 de mayo NIETZSCHE



NIETZSCHE. CUESTIONARIO 

RELACIONADAS CON LA EXPLICACIÓN DEL TEXTO

  1. Señala brevemente los tres puntos en los que Nietzsche critica la filosofía tradicional.
  2. Qué relación existe entre la filosofía de Nietzsche y su modo de exponerla.
  3. Cuál es la crítica ontológica de Nietzsche a lo apuntado en la “primera idiosincrasia”.
  4. ¿Cuál es la crítica epistemológica de Nietzsche a lo expuesto en la “primera idiosincrasia?
  5. Señala la crítica de Nietzsche a la segunda idiosincrasia.
  6. ¿Qué significa el término “Dios” para Nietzsche?
  7. ¿Qué función cumple el arte trágico en la filosofía de Nietzsche?
  8. Define vitalismo irracionalista.
  9.  ¿En qué consiste el “fetichismo del lenguaje”?
  10. Señala los dos puntos que resumen la crítica de Nietzsche a la concepción tradicional de la razón.
  11. ¿Quién es el hombre loco?
  12. Señala las diferentes acepciones del término nihilismo que maneja Nietzsche.
  13. ¿Qué significa la expresión “muerte de Dios?
  14. ¿Por qué, a juicio de Nietzsche, la solución “nihilista humanista”, es paradójica?
  15. ¿En qué consiste el nihilismo nietzscheano?
  16. ¿Qué es una moral contranatural?
  17. ¿Qué es una moral natural?
  18. ¿Cómo interpreta Nietzsche la contraposición Apolo-Dionisos?
  19. ¿Qué significa el término “superhombre” en la filosofía de Nietzsche?

RELACIONADAS CON LA CONTEXTUALIZACIÓN DEL TEXTO

  1. ¿Qué es el Crepúsculo de los ídolos?
  2. ¿Qué es “la razón en la filosofía?
  3. Señala las tres etapas en las cuales cabe dividir la evolución de la filosofía de Nietzsche (nombre, características y obras más importantes).
  4. El marco teórico en el que Nietzsche desarrolla su pensamiento se configura a partir de tres grandes teorías filosófico-políticas. ¿Cuáles son?

Nietzsche Texto anotado


Texto: Crepúsculo de los ídolos. “La razón en la filosofía”


1. ¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?… Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni (desde la perspectiva de lo eterno), —cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, —se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, —incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es… Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. “Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? —”Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia (Historie), de la mentira, —la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es “pueblo”. ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! — ¡Y, sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable idée fixe (idea fija) de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!…”.
4. La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final —¡por desgracia!, ¡pues no debería siquiera venir! —los “conceptos supremos”, es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada… Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui (causa de sí mismo). El proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto —ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma… Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto “Dios”… Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum (ente realísimo)… ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas!— ¡Y lo ha pagado caro!…
6. Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción.
Primera tesis. Las razones por las que “este” mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad,— otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable.
Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al “ser verdadero” de las cosas son los signos distintivos del no-ser, de la nada, — a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el “mundo verdadero”: un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.
Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de “otro” mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con las fantasmagoría de “otra” vida distinta de ésta, “mejor” que ésta.
Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo “verdadero” y en un mundo “aparente”, ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la décadence, — un síntoma de vida descendente… El hecho de que el artista estime más la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues “la apariencia” significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida… El artista trágico no es un pesimista, — dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco…
F. Nietzsche: Crepúsculo de los ídolos. Alianza Editorial, Madrid.
Características de los filósofos.  
Primera idiosincrasia.

Enunciación de la tesis tradicional. 










Cambia el sujeto de la enunciación.


Razones de los filósofos para sostener la tesis anterior.

Crítica de los sentidos.








 Segunda idiosincrasia: confundir lo último con lo primero.

El concepto de Dios.

























Cuatro tesis que resumen el planteamiento.

TEXTO Y ESQUEMA



Fiedrich NIETZSCHE,   El crepúsculo de los ídolos, capítulo “La ‘razón’ en la filosofía”, apartados 1, 4 y 6  (trad. A. Sánchez Pascual,  Madrid, Alianza, 1998, pp. 51, 53-54 y 55-56).
1
            “¿Me pregunta usted qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?... Por ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la noción misma de devenir, su egipticismo. Ellos creen otorgar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno],    -cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios fueron momias conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Matan, rellenan de paja, esos señores idólatras de los conceptos, cuando adoran, ‑se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la vejez, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, ‑incluso refutaciones. Lo que es no deviene; lo que deviene no es... Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en lo que es. Mas como no pueden apoderarse de ello, buscan razones de por qué se les retiene. "Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos lo que es: ¿dónde se esconde el engañador? ‑"Lo tenemos, gritan dichosos, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otros aspectos son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. Moraleja: deshacerse del engaño de los sentidos, del devenir, de la historia [Historie], de la mentira, ‑la historia no es más que fe en los sentidos, fe en la mentira. Moraleja: decir no a todo lo que otorga fe a los sentidos, a todo el resto de la humanidad: todo él es "pueblo". ¡Ser filósofo, ser momia, representar el monótono-teísmo con una mímica de sepulturero! ‑ ¡Y sobre todo, fuera el cuerpo, esa lamentable "idée fixe" [idea fija] de los sentidos!, ¡sujeto a todos los errores de la lógica que existen, refutado, incluso imposible, aun cuando es lo bastante insolente para comportarse como si fuera real!..."   (…)
4.
               La otra idiosincrasia de los filósofos no es menos peligrosa: consiste en confundir lo último y lo primero. Ponen al comienzo, como comienzo, lo que viene al final ‑¡por desgracia! , ¡pues no debería siquiera venir!- los "conceptos supremos", es decir, los conceptos más generales, los más vacíos, el último humo de la realidad que se evapora. Esto es, una vez más, sólo expresión de su modo de venerar: a lo superior no le es lícito provenir de lo inferior, no le es lícito provenir de nada... Moraleja: todo lo que es de primer rango tiene que ser causa sui [causa de sí mismo]. El proceder de algo distinto es considerado como una objeción, como algo que pone en entredicho el valor. Todos los valores supremos son de primer rango, ninguno de los conceptos supremos, lo existente, lo incondicionado, lo bueno, lo verdadero, lo perfecto -ninguno de ellos puede haber devenido, por consiguiente tiene que ser causa sui. Mas ninguna de esas cosas puede ser tampoco desigual una de otra, no puede estar en contradicción consigo misma... Con esto tienen los filósofos su estupendo concepto "Dios"... Lo último, lo más tenue, lo más vacío es puesto como lo primero, como causa en sí, como ens realissimum [ente realísimo] ... ¡Que la humanidad haya tenido que tomar en serio las dolencias cerebrales de unos enfermos tejedores de telarañas! -¡Y lo ha pagado caro!...      (…)
6
            Se me estará agradecido si condenso un conocimiento tan esencial, tan nuevo, en cuatro tesis: así facilito la comprensión, así provoco la contradicción.

            Primera tesis. Las razones por las que "este" mundo ha sido calificado de aparente fundamentan, antes bien, su realidad, ‑otra especie distinta de realidad es absolutamente indemostrable.
            Segunda tesis. Los signos distintivos que han sido asignados al "ser verdadero" de las cosas son los signos distintivos del no‑ser, de la nada, ‑a base de ponerlo en contradicción con el mundo real es como se ha construido el "mundo verdadero": un mundo aparente de hecho, en cuanto es meramente una ilusión óptico-moral.
            Tercera tesis. Inventar fábulas acerca de "otro" mundo distinto de éste no tiene sentido, presuponiendo que no domine en nosotros un instinto de calumnia, de empequeñecimiento, de recelo frente a la vida: en este último caso tomamos venganza de la vida con la fantasmagoría de "otra" vida distinta de esta, "mejor" que ésta.
            Cuarta tesis. Dividir el mundo en un mundo "verdadero" y en un mundo aparente", ya sea al modo del cristianismo, ya sea al modo de Kant (en última instancia, un cristiano alevoso), es únicamente una sugestión de la decadence, -un síntoma de la vida descendente... El hecho de que el artista estime más a la apariencia que la realidad no constituye una objeción contra esta tesis. Pues a la "apariencia" significa aquí la realidad una vez más, sólo que seleccionada, reforzada, corregida... El artista trágico no es un pesimista, ‑dice precisamente sí incluso a todo lo problemático y terrible, es dionisíaco...”.

Autor, título del libro y título del capítulo objeto de comentario de texto.

ESQUEMA DEL TEXTO

1

1ª IDIOSINCRASIA DE LA FILOSOFÍA TRADICIONAL: “Lo que es no deviene; lo que deviene no es…” (Dicotomía ontológica). La filosofía tradicional ha privilegiado el SER frente al DEVENIR.
















Consecuencia de la dicotomía ontológica: una dicotomía epistemológica (Razón/sentidos). La filosofía tradicional ha privilegiado la RAZÓN frente a los SENTIDOS. Y por tanto, el alma frente al cuerpo.  






4


2ª IDIOSINCRASIA DE LA FILOSOFÍA TRADICIONAL: “Confundir lo último y lo primero…”

Lo primero: los conceptos y valores supremos (Dios…) no se someten al DEVENIR. Son Causa sui.















Dios es el concepto y el valor supremo: ens realissimum.




6

4 tesis que resumen los rasgos básicos de la historia de la filosofía y sus características más relevantes.



La paradoja de la argumentación tradicional a favor del SER



La paradoja de la argumentación racional se resuelve con la tesis: el ser es una ilusión óptico-moral.




La FT ha mentido acerca del ser. La causa: el miedo a la vida entendida como devenir y el deseo de venganza que genera dicho miedo.



La dicotomía ontológico-moral es un síntoma de decadencia pues niega la vida. El artista trágico responde positivamente a los desafíos de la vida pues afirma “incluso todo lo problemático y terrible”.