Esquema San Agustín
San Agustín
de Hipona
· Cristianismo
y Filosofía.
Tras el
desmoronamiento del Imperio construido por Alejandro Magno la filosofía se leja
de la construcción de grandes sistemas metafísicos como el de Platón y
Aristóteles e inicia un período en el que la reflexión ética, intentando dar
respuesta a las preguntas sobre la existencia y la búsqueda de la felicidad son
el modo de reflexión predominante en los últimos siglos de la era precristiana.
La situación
cultural del primer siglo de cristianismo es la siguiente:
1) El centro
cultural es Alejandría donde se unen tanto el pensamiento helenístico como la
tradición judía.
2) Las
corrientes helenísticas fundamentales, en este momento, son el estoicismo,
neoplatonismo y misticismo.
La expansión
del cristianismo fue rápida gracias a que su origen se hallaba en una posición
geográficamente estratégica para la difusión (era un cruce de caminos
comerciales), y a que el mensaje salvífico encajaba, como anillo al dedo, al
clima de desamparo y crisis de la época. La inseguridad que producen los
tambaleos del Imperio en sus ciudadanos provoca un ambiente de religiosidad
propicio para la aceptación de una religión que centra la auténtica vida en el
más allá.
El
Cristianismo se extendió como la pólvora a pesar de su prohibición, hasta el
punto en que, en el 260 se promulga el primer Edicto de Tolerancia y a
principios del siglo IV, a partir de Constantino, se inician los acercamientos
entre el poder civil y la religión cristiana que culmina con Teodosio en el 380
en el que el Imperio de reunifica pasando a ser el Imperio católico romano.
Las diferencias
entre la tradición helenística y la revelación cristiana son múltiples, pero
podríamos resumirlas en el siguiente cuadro:
HELENISMO
|
CRISTIANISMO
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Concepción cíclica del tiempo
|
Concepción lineal del tiempo
|
Politeísmo
|
Monoteísmo
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Ejecución de los ritos como un actos exteriores
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Interiorización del rito. Arrepentimiento.
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Dioses ajenos a los avatares de los humanos
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Dios Omnipresente que juzga y condena
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Se llega a la verdad por medio de la Razón
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Se llega a la verdad por medio de la Fe.
|
La reacción
de los cristianos respecto al pensamiento griego es doble:
Por una
parte el Fideísmo (Tertuliano) que, rechaza la razón como fuente de
conocimiento “Credo quia absurdum” y mantienen la teoría del latrocinio según
la cual los griegos robaron de las sagradas escrituras judías sus ideas
principales.
Aquellos que
no ven incompatibilidad entre el cristianismo y la filosofía y entienden que el
cristianismo completa al pensamiento cristiano.
Movimientos
filosóficos cristianos:
Hasta el
siglo II solo encontramos escritos internos escritos para dar conocimiento de
la vida de Cristo y sus apóstoles (el Nuevo Testamento).
A partir del
siglo II se inicia toda una literatura en defensa del Cristianismo. En primer
lugar un conjunto de pensadores que agrupamos bajo el nombre de Apologistas.
Su escritos son breves y el contenido es, generalmente, una justificación
frente al helenismo poniendo el acento en aquellos temas en los que difieren:
Idea de Dios, Creación, puesto del hombre en el mundo, igualdad y libertad
humanas, etc.
Padres de la
Iglesia que
redactan obras, ya más complejas, a partir de conceptos tomados de la filosofía
griega. Se recurre, generalmente, a la filosofía platónica por la asimilación
entre algunos de sus conceptos: el papel del Demiurgo, el mundo suprasensible,
la inmortalidad del alma, etc. Su tarea consistirá en la elaboración de una
filosofía cristiana.
San Agustín (354-430)
es uno de los principales Padres de la Iglesia. En una de sus principales obras
Confesiones, presenta la evolución de su vida, especialmente su aventrua
espiritual que culmina en el cristianismo a través de los siguientes pasos:
1) Búsqueda
de la verdad con el descubrimiento de Cicerón.
2) Encuentro
con la espiritualidad a través de las Sagradas Escrituras.
3) Lectura
del neoplatonismo a quien considera un pensamiento que será completado por el
Cristianismo.
Razón y Fe
El tema de
conjugar las dos vías de conocimiento razón (para la filosofía griega) Fe (para
el cristianismo) será un tema común a la mayor parte de los filósofos
cristianos. A lo largo de la Edad Media encontraremos tres posturas:
1) Fideísmo:
la fe basta para el conocimiento.
2)
Averroísmo llamado así porque su representante principal va a ser Averroes
(siglo XII) que mantiene que existe una doble verdad, a una de ellas llegamos
mediante la fe y a la otra mediante la razón.
3) La
postura propia de la filosofía cristiana que será el ver que no existe más que
una verdad y que ambas vías colaboran en el conocimiento de la misma.
Para San
Agustín hay, en efecto, una única verdad. “Creo para entender, entiendo para
creer”. El punto de partida es la Fe, fundamental para el conocimiento de la
verdad, pero, además, el hombre necesita entender lo que la fe le revela. Hay
un predominio claro de la fe, punto de partida, pero la razón también puede
colaborar para aclarar la fe. No hay nada de malo en la razón puesto que,
correctamente usada nos lleva a la misma verdad que fue revelada.
De hecho, el
punto de partida de San Agustín es doble:
a)
Neoplatonismo: Concepción de Dios del cual emana la totalidad del universo y
visión de la misión del hombre como retorno a Él. El hombre debe consignar su
vida terrenal a la vuelta a Dios.
b)
Cristianismo: Dios actúa por y con amor hacia los hombres y reclama lo mismo de
ellos.
Esta
conjunción entre razón y Fe podemos verla en su teoría de conocimiento:
Existen dos
tipos de conocimiento:
Razón
inferior:
Comienza con
el conocimiento sensible que no es un verdadero conocimiento. A través de los
sentidos nos formamos una imagen interior del mundo que nos rodea. En un
segundo momento la memoria “se posa” sobre estas imágenes interiores
equiparándolas con experiencias previas. Entonces interviene el entendimiento
que elabora las ideas de las cosas. Lo elaborado por el entendimiento tiene un
carácter universal que sobrepasa las sensaciones individuales. Es el
conocimiento propio de la ciencia y del lenguaje. Pero este conocimiento no
satisface las necesidades de saber humano y, por lo tanto, no nos lleva a la
felicidad.
El verdadero
conocimiento lo alcanzamos mediante la razón superior en el que el alma
vuelve sobre sí misma (Platón) y contempla las ideas que han sido puestas en su
interior. Estas ideas son prototipos de objetos y constituyen la esencia del
alma humana. Este conocimiento contemplativo es que nos lleva a la felicidad
(Aristóteles). Las ideas eternas residen en nuestro interior pero su
conocimiento necesita una ayuda divina: la iluminación. De la misma forma que
necesitamos de la luz para ver, necesitamos de la Iluminación divina para
conocer.”In te redi” nos dice San Agustín: no hay, por lo tanto, como en
Platón, un conocimiento por grados, sino que se accede a la verdad por medio de
una búsqueda interior.
Hombre y
ética:
De la misma
forma que el hombre necesita de la ayuda de Dios para el conocimiento, también
lo necesita en su obrar. El hombre es un compuesto de alma y cuerpo, el alma,
igual que en Platón, es inmortal, pero a diferencia de este, no es su cárcel
sino que tiene como misión dirigir al cuerpo.
Dios ha
dotado al hombre de libre albedrío, es decir de capacidad para elegir entre el
bien y el mal. Sin embargo esta voluntad está dañada por el pecado original y
se dirige hacia el mal. Al contrario que al resto de los animales, que tienen
una función determinada, al principio de los tiempos Dios le concedió al ser
humano una voluntad indeterminada que le permitió elegir entre 2
caminos: el bien (lo que quiere Dios) o el mal (un querer propio). El primer
hombre que pudo elegir fue Adán, y escogió el mal. Por lo tanto,
siguiendo la tesis traduccionista, sabemos que su alma la hemos heredado todos,
por lo que estamos condenados a no poder “no pecar”: tenemos una voluntad
mutilada.
La libertad: es el
segundo don (gracia) que Dios concede a algunos hombres tras haber
desaprovechado el primero. Éste les permite ‘no pecar’. Los hombres dotados son
influenciados por Dios para que escojan el Bien, a pesar de que ellos piensen
que es su propia voluntad la que les permite elegir.
En ese
sentido San Agustín se manifiesta contra tesis contemporáneas :
a) Orígenes,
para el cual la salvación no depende del hombre ya que Dios distribuye su
gracia arbitrariamente.
b)
Pelagianismo, corriente herética del tiempo que mantenía que no existía
influencia del pecado original y el hombre actúa con plena libertad.
Dado que San
Agustín perteneció a la corriente maniquea que entiendo que existe un principio
del Bien, Dios, origen de todo lo bueno y uno del mal que es el origen del mal,
San Agustín tiene especial interés en el tema del mal.
En cuanto al tema del mal, San Agustín distingue 2 tipos:
Mal Físico: Es el
causado por factores naturales. Esla ausencia de bien.
Mal Moral: Es el
causado por las decisiones de los hombres. Se debe a que los hombres
abusan del don del libre albedrío, y eligen mal. En este punto se leja del
platonismo que , como sabemos, consideraba el mal como un error intelectual.
FILOSOFÍA DE LA HISTORIA
Este tema lo
trata en su obra “La ciudad de Dios”. En contra de lo que parecía en
aquella época, dice que la lucha histórica no es entre el Imperio Romano
y los vándalos, sino entre “La ciudad de Dios” y “La ciudad Terrena”:
a) La
ciudad de Dios: Son quienes aman a Dios por encima de todo. Sufren
durante esta vida y obtienen su recompensa (la vida eterna) en la
próxima.
b) La
ciudad Terrena: Son quienes imponen sus intereses personales por
encima de Dios. Son premiados durante esta vida y castigados en la
próxima (sin la vida eterna).
Es decir,
que dado su pasado maniqueísta, caracteriza la historia como un drama
(buenos y malos); pero además introduce la idea de esperanza, ya que
desea que al final de los tiempos gane “La ciudad de Dios”. Sin embargo, el
peligro que se corría en la época era confundir las equivalencias
[Ciudad de Dios = Iglesia] y [Ciudad Terrena = Estado], lo que implicaría un
triunfo final de la Iglesia sobre el Estado. Sin embargo, San Agustín alega que
en ambos estamentos (Iglesia y Estado) hay gente del lado contrario, por lo que
no se puede hacer esta comparación.
2.6.
POLÍTICA
No cree que ningún
sistema (oligarquía, democracia… etc) sea mejor que otro. Dice que lo
verdaderamente importante es que el Estado consiga la paz entre los súbditos
(ciudadanos) como tarea prioritaria, y que distribuya equitativamente los
bienes (a cada cual lo que le corresponde en función de su importancia)
como tarea secundaria. Lo que diferencia a las dos ciudades a la hora de querer
esa paz, es que los Estados de “La ciudad de Dios” la buscan como un medio
para un fin superior (la salvación), mientras que los de “La Ciudad
Terrena” la buscan como un fin en sí mismo (pervivencia de sus
bienes y su integridad).