jueves, 24 de septiembre de 2015

Explicación racional (filosófica)




Muerte de Sócrates
(detalle) David - 1787

Actitud Racional
Actitud consistente en utilizar la razón para la comprensión y dominio del mundo natural y humano.

      Frente a la explicación mítica del mundo aparece en Grecia en el siglo VI a. C. la actitud racional, actitud en la que se debe englobar no sólo la filosofía sino también la ciencia pues en este momento no hay fronteras definidas entre ambas.
 

      La categoría más importante de este nuevo estado mental es la de necesidad: las cosas suceden cuando, donde y como deben suceder. El griego descubre que las cosas del mundo están ordenadas siguiendo leyes, descubren que el mundo es un COSMOS, no un Caos.
 

      Además, los griegos desarrollaron otro concepto vinculado profundamente con el anterior: el concepto de permanencia o esencia. El que las cosas se comporten siguiendo leyes quiere decir que un cuerpo no se manifiesta primero de una manera y luego de otra completamente distinta, sino que en su manifestación  hay cierto orden, hay sólo un ámbito de posibilidades para la expresión de cada objeto, y eso es así en virtud de lo que los griegos denominaron Esencia o Naturaleza de los objetos.

      A partir de esta actitud racional los primeros pensadores griegos desarrollaron una serie de conceptos opuestos que han influido radicalmente en la filosofía posterior:

      SENTIDOS 
RAZÓN
                  CONOCIMIENTO IMPERFECTO O MERA OPINIÓN
CONOCIMIENTO PERFECTO O CIENCIA
        APARIENCIA
REALIDAD
la pluralidad
la unidad

lo cambiante


lo permanente

lo que parece ser
(los fenómenos)


lo que es (la esencia
o naturaleza)

lo particular


lo universal

 
Es habitual resumir la diferencia entre la actitud mítica y la racional mediante la frase
 
la filosofía nace con el paso del mito al logos” y el siguiente esquema:
MITO         IMAGINACIÓN   ARBITRARIEDAD CAOS
LOGOS        RAZÓN NECESIDAD COSMOS

La explicación mítica




Mito del paraíso terrenal

Contenido del relato Gen 2-3. Después de haber formado Dios al hombre del polvo de la tierra (hebreo, 'áditmáh), le trasladó a su jardín. «Yawéh-Dios plantó un jardín en Edén, al Oriente, y puso allí al hombre que había formado» (2,8). Para el hombre (hebreo 'ádÚm) transformó Dios la tierra ('ádámáh) de una región esteparia (hebreo, `éden; sumerio, edinu; acádico edinnu) en un jardín (sumerio y hebreo, gan; acádico, gannat), regado por cuatro ríos (2,10-14) y poblado de árboles «agradables a la vista y buenos para comer» (2,9). Además de éstos estaba allí «el árbol de la vida, y en medio del jardín, el árbol de la ciencia del bien y del mal» (2,9; 3,3). Dios impuso al hombre este mandato: «De todo árbol del jardín puedes comer, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás» (2,16-18). A pesar de las maravillosas instalaciones del jardín, el hombre se encontraba solo, y Dios le procuró una ayuda semejante a él. Hizo desfilar ante su presencia los animales del campo y las aves del cielo que formó de la tierra, pero Adán no encontró entre ellos ninguna ayuda semejante (2,18-20). Formó entonces a la mujer y se la presentó a Adán, quien, alborozado, reconoció en ella el complemento que anhelaba (2,21-24).
     
Pero el demonio, en forma de serpiente, indujo a Eva a que comiera del fruto del árbol del bien y del mal, y dio de él a su marido, que también comió (3,1-7). Abriéronse inmediatamente los ojos de ambos, y se percataron de que estaban desnudos (3,7). Dios condenó a los transgresores. Maldijo a la serpiente y condenó a la mujer a que, en adelante, pariera con dolor, y estuviera sometida a su marido (3,14-16). Desde ahora el hombre trabajará con esfuerzo la tierra dura y comerá, mientras viva, el pan con el sudor de su frente (3,17-19). «Arrojó YawéhElchim a Adán del paraíso a trabajar la tierra de la que había sido tomado» (3,23) y puso «delante del paraíso un querubín que blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de la vida» (3,24), para que el hombre no pudiera comer de él; mas al mismo tiempo que condenaba a los transgresores, les prometía un Redentor.

Distingue en este mito los elementos que lo caracterizan:

a)     Elementos sobrenaturales. Elementos simbólicos. Interpretación.
b)     Identificación del momento en que ocurre.
c)      Relación causa efecto.