Fragmento de “El mito de la caverna” de Platón.
Texto
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III. -Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz del fuego que hay en ella, con el poder del. sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la. región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder sabiamente en su vida privada o pública.
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RESUMEN
El fragmento, objeto de comentario, trata la cuestión de la Idea de Bien y su relación tanto con el mundo inteligible como con dos esfereas de la vida: la pública y la privada.
El autor COMIENZA estableciendo una serie de paralelismos entre los elementos que componen su “imagen” o mito, por ejemplo: fuego y poder del sol. A continuación, y tras unas consideraciones sobre el alma y su relación con el mundo inteligble, nos propone una definición de la Idea de Bien, entendida como causa de lo que existe, de la verdad y el conocimiento. Finalmente, nos llama la atención sobre la importancia que dicha idea suprema tiene para la vida privada (ética) y la vida pública (política).