viernes, 25 de enero de 2013

Kant step by step 4 La ilusión transcendental.

EL PROBLEMA DE LA METAFISICA: la ilusión transcendental.

Crítica de la metafísica dogmática. La KRV resulta una crítica demoledora de la Metafísica dogmática filosófica ya que ésta aspiraba a presentarse como una ciencia; tal crítica muestra, apoyándose en la Teoría del conocimiento y en la noción de ciencia que de ella se deriva, cómo la Metafísica no es, ni puede ser, conocimiento, y menos aún, ciencia, sino una ilusión. Ahora bien, el origen de esta ilusión se encuentra en la naturaleza humana, la cual tiene una cierta tendencia a hacer Metafísica. Así pues, Kant entiende que es necesario llevar a cabo una crítica de la razón, de las pretensiones de la misma, pues la razón no es una facultad de conocimiento, sino una facultad que sistematiza el conocimiento. En definitiva, las Ideas transcendentales son nociones generalísimas, de carácter absoluto, más allá de toda experiencia posible, que resultan de la síntesis de series o sucesiones de fenómenos condicionados. La razón salta por encima de estas condiciones y, situándose en lo incondicionado, elabora una idea, que totaliza, sintetiza o unifica la multiplicidad de los términos recorridos: tres son las Ideas de la razón, que Kant hace coincidir con los tres grandes temas de la tradición filosófica: el Alma, el Mundo y Dios. Así, la idea de Alma es la unidad del sujeto pensante, la unidad sustancial que subyace bajo nuestras experiencias, y resulta de sintetizar todas nuestras vivencias; la idea de mundo es la unidad de todos los fenómenos, de todos los objetos de conocimiento, y resulta de sintetizar todo lo que se contrapone al sujeto pensante; la idea de Dios, es, por último, la unidad de todos los objetos del pensamiento, y por tanto, la razón de las otras dos ideas. Mientras sean consideradas sólo Ideas, son absolutamente legítimas, Ahora bien, no podemos adjudicarles ningún referente empírico. Dichas ideas tienen, incluso, una utilidad positiva pues poseen la virtud de situar el término ideal de la investigación empírica a una altura suficiente, para que no se limite de forma prematura el campo de la experiencia posible, y el conocimiento pueda progresar indefinidamente. Así, se debe investigar "como si" se fuesen a encontrar, al final de la investigación, esas realidades. En este sentido, las Ideas funcionan como límites ideales, como marcos de referencia u horizontes dinámicos que regulan la investigación científica.

¿Cómo formular el problema? Partamos del hecho siguiente: el hombre no puede conocer sin categorías. Pues bien, desde el mismo momento que la razón produce, por un lado, ideas más allá de toda experiencia posible, y que el entendimiento, por otro lado, opera con categorías, para aplicarlas a la experiencia, ya están puestas las condiciones de la ilusión metafísica, ilusión que se produce cuando aplicamos nuestras categorías, ilegítimamente a las ideas, y no a los fenómenos espacio temporales. Entonces, se produce la ilusión específica de la Metafísica, de que Mundo, Alma y Dios, son fenómenos, esto es, realidades, y no meras Ideas, es decir, meros límites u horizontes en la investigación. Por tanto, recordémoslo, la Metafísica realiza, siempre, un uso ilegítimo de las categorías.

Kant step by step 3 LA KRV COMO TEORÍA DE LA CIENCIA

La KRV como Teoría de la ciencia.

¿Qué es una ciencia?

Una de las dimensiones fundamentales de la KRV de Kant es la de ser una Teoría de la ciencia, es decir, una fundamentación de la misma, de la física de Newton y de las matemáticas de Euclides: fundamentar una ciencia es mostrar los supuestos filosóficos racionales sobre los que descansa o que le sirven de base. Se trata de una fundamentación metódica, de una reflexión sobre el procedimiento o método de las ciencias, no un sistema de contenidos científicos. Pero, ¿por qué una fundamentación de la ciencia? Volvamos al problema enunciado anteriormente. A Kant le interesa, sobre todo, averiguar si es posible la Metafísica como ciencia. Para ello tiene que resolver una cuestión previa, a saber, ¿cómo es posible la ciencia? Tendrá por tanto que especificar las condiciones bajo las cuales es posible la ciencia y después comprobar si la Metafísica se ajusta a esas condiciones. Kant llama a estas condiciones, condiciones transcendentales. Lo característico y propio de estas es que son universales y necesarias, es decir, a priori. Para llevar a cabo tal investigación hay que tener en cuenta que una ciencia es un conjunto de juicios. La cuestión cuales son las condiciones que hacen posible la ciencia se transforma en esta otra: cuáles son las condiciones que hacen posible los juicios de la ciencia. De tal manera que se impone averiguar qué tipos de juicios componen la ciencia.

La tradición filosófica distinguía dos tipos de juicios: juicios analíticos y juicios sintéticos. Los primeros eran juicios de identidad entre sus términos (sujeto predicado) de tal forma que por un simple análisis lógico del sujeto se podía obtener el predicado. Tenían universalidad y necesidad, pero no ampliaban el conocimiento. Los segundos, aportaban información efectiva pero carecían de universalidad y necesidad ya que se referían a un estado concreto de cosas. En opinión de Kant, ninguno de estos tipos podía servir de base a la ciencia, ya que ésta debe, por un lado, tener necesidad y universalidad, y por otro, ampliar efectivamente el conocimiento. De ahí que Kant defienda, para garantizar el rigor de la ciencia, la existencia de una tercera clase de juicios, los juicios sintéticos a priori. En efecto, los juicios de la ciencia sólo pueden ampliar el conocimiento si son sintéticos; y sólo pueden ser universales y necesarios si son a priori, es decir, independientes de la experiencia, ya que los juicios derivados de la experiencia nunca tienen universalidad.

Pues bien, según Kant, tales juicios sintéticos a priori se dan en la Matemática y en la Física, ciencias que son posibles gracias a los elementos a priori del conocimiento: espacio, tiempo y categorías. En efecto, los juicios de la Matemática son juicios sintéticos a priori gracias a las formas a priori de la sensibilidad: espacio y tiempo.

La intuición a priori del espacio hace posibles los jsap en la geometría, y la intuición del tiempo los hace posibles en la aritmética. Tomemos como ejemplo el siguiente juicio: "La línea recta es la distancia más corta entre dos puntos". ¿Es un juicio analítico?. No ya que el predicado no está contenido en el sujeto: el predicado hace referencia a la cantidad, mientras que el concepto de recta tiene que ver con la cualidad. Es por lo tanto sintético. ¿Es a posteriori?. No, ya que nos consta su verdad: a) sin necesidad de ir midiendo las distancias entre dos puntos, es decir, no hay que recurrir a ninguna experiencia comprobatoria; b) es estrictamente universal necesario, carece de posibles excepciones. Es, por tanto, a priori. En este sentido, no debe confundirse la Lógica con la matemática, pues ésta es analítica, no amplia el conocimiento.

Los primeros principios de la Física, las leyes generales de la Naturaleza, es decir, los tres axiomas de la mecánica de Newton, también se expresan en jsap. Por eso la Física es ciencia, una ciencia que es posible por los conceptos puros o categorías del entendimiento. Pero, adviértase, que se habla de leyes generales, no de leyes particulares que siempre dependen de la experiencia; Kant, no era tan racionalista como para pensar que fuese posible construir la Física totalmente a priori. Las categorías hacen posible los jsap, los primeros principios de la Física, ya que estos principios se derivan de aquellas. La primera ley o Ley de inercia se deriva de la categoría de causalidad, la segunda, f=m.a, de la de sustancia y la tercera, Fa=Fr, de la de acción recíproca.

¿Cuáles son, entonces, la naturaleza y el papel de Lógica para Kant? La Lógica se ocupa del pensamiento y sus operaciones: conceptos, juicios y razonamientos; se trata de un saber formal, vacío de contenido, que no se deriva de la experiencia, ni se aplica a ella. En la Lógica, el pensamiento se limita a pensar sobre sus propias operaciones. Esta limitación explica el éxito de la Lógica, disciplina, que en opinión de Kant, está definitivamente concluida (Kant se equivoca aquí, y no pude preveer el progreso de lógica en los XIX y XX, cuando se le apliquen los métodos matemáticos).

Por todo esto, la Lógica no es una ciencia más, sino una especie de propedéutica, de introducción general a las ciencias propiamente dichas, pues, toda ciencia, no importa los contenidos que tenga, ha de someterse a las leyes de la lógica, en tanto es la ciencia del arte de razonar.


Demostración de su carácter científico de las matemáticas:


• Tesis: Los juicios de la matemática son a priori, es decir, universales y necesarios.

• A priori:
 La Matemática formula juicios acerca del
 espacio y del tiempo,
 espacio y tiempo son independientes de
 toda experiencia;
 Luego, Los juicios de la matemática son
 independientes de toda experiencia, es
 decir, a priori.

• Universales y necesarios:

 La Matemáticas formulan juicios acerca
 del espacio y el tiempo,
 Todos los objetos de nuestra experiencia
 se den en el espacio y en el tiempo;
 Luego, en todos los objetos de la
 experiencia se cumplirán los juicios de
 la Matemática necesariamente.

El presupuesto que subyace a ambos razonamientos es que Kant identifica espacio euclídeo y espacio perceptivo. Razonamientos análogos serían aplicados a la Física.

Texto completo de Kant


KANT, Crítica de la razón pura, prólogo segunda edición, incluida la nota a pie de página de Kant (trad. P. Ribas, Madrid, Alfaguara, 1998, pp. 19-21)

Texto de Kant
Estructura del texto

“La metafísica, conocimiento especulativo de la razón, completamente aislado, que se levanta enteramente por encima de lo que enseña la experiencia, con meros conceptos (no aplicándolos a la intuición, como hacen las matemáticas), donde, por tanto, la razón ha de ser discípula de sí misma, no ha tenido hasta ahora la suerte de poder tomar el camino seguro de la ciencia. Y ello a pesar de ser más antigua que todas las demás y de que seguiría existiendo aunque éstas desaparecieran totalmente en el abismo de una barbarie que lo aniquilara todo. Efectivamente, en la metafísica la razón se atasca continuamente, incluso cuando, hallándose frente a leyes que la experiencia más ordinaria confirma, ella se empeña en conocerlas a priori. Incontables veces hay que volver atrás en la metafísica, ya que se advierte que el camino no conduce a donde se quiere ir. Por lo que toca a la unanimidad de lo que sus partidarios afirman, está aún tan lejos de ser un hecho, que más bien es un campo de batalla realmente destinado, al parecer, a ejercitar las fuerzas propias en un combate donde ninguno de los contendientes ha logrado jamás conquistar el más pequeño terreno ni fundar sobre su victoria una posesión duradera. No hay, pues, duda de que su modo de proceder ha consistido, hasta la fecha, en un mero andar a tientas y, lo que es peor, a base de simples conceptos.
¿A qué se debe entonces que la metafísica no haya encontrado todavía el camino seguro de la ciencia? ¿Es acaso imposible? ¿Por qué, pues, la naturaleza ha castigado nuestra razón con el afán incansable de perseguir este camino como una de sus cuestiones más importantes? Más todavía: ¡qué pocos motivos tenemos para confiar en la razón si, ante uno de los campos más importantes de nuestro anhelo de saber, no sólo nos abandona, sino que nos entretiene con pretextos vanos y, al final, nos engaña! Quizá simplemente hemos errado dicho camino hasta hoy. Sí es así ¿qué indicios nos harán esperar que, en una renovada búsqueda, seremos más afortunados que otros que nos precedieron?
Me parece que los ejemplos de la matemática y de la ciencia natural, las cuales se han convertido en lo que son ahora gracias a una revolución repentinamente producida, son lo suficientemente notables como para hacer reflexionar sobre el aspecto esencial de un cambio de método que tan buenos resultados ha proporcionado en ambas ciencias, así como también para imitarlas, al menos a título de ensayo, dentro de lo que permite su analogía, en cuanto conocimientos de razón, con la metafísica. Se ha supuesto hasta ahora que todo nuestro conocer debe regirse por los objetos. Sin embargo, todos los intentos realizados bajo tal supuesto con vistas a establecer a priori, mediante conceptos, algo sobre dichos objetos algo que ampliara nuestro conocimiento desembocaban en el fracaso. Intentemos, pues, por una vez, si no adelantaremos más en las tareas de la metafísica suponiendo que los objetos deben conformarse a nuestro conocimiento, cosa que concuerda ya mejor con la deseada posibilidad de un conocimiento a priori de dichos objetos, un conocimiento que pretende establecer algo sobre éstos antes de que nos sean dados. Ocurre aquí como con los primeros pensamientos de Copérnico. Éste, viendo que no conseguía explicar los movimientos celestes si aceptaba que todo el ejército de estrellas giraba alrededor del espectador, probó si no obtendría mejores resultados haciendo girar al espectador y dejando las estrellas en reposo. En la metafísica se puede hacer el mismo ensayo, en lo que atañe a la intuición de los objetos. Si la intuición tuviera que regirse por la naturaleza de los objetos, no veo cómo podría conocerse algo a priori sobre esa naturaleza. Si, en cambio, es el objeto (en cuanto objeto de los sentidos) el que se rige por la naturaleza de nuestra facultad de intuición, puedo representarme fácilmente tal posibilidad. Ahora bien, como no puedo pararme en estas intuiciones, si se las quiere convertir en conocimientos, sino que debo referirlas a algo como objeto suyo y determinar éste mediante las mismas, puedo suponer una de estas dos cosas: o bien los conceptos por medio de los cuales efectuó esta determinación se rigen también por el objeto, y entonces me encuentro, una vez más, con el mismo embarazo sobre la manera de saber de él algo a priori o bien supongo que los objetos o, lo que es lo mismo, la experiencia, única fuente de su conocimiento (en cuanto objetos dados), se rige por tales conceptos. En este segundo caso veo en seguida una explicación más fácil, dado que la misma experiencia constituye un tipo de conocimiento que requiere entendimiento y éste posee unas reglas que yo debo suponer en mí ya antes de que los objetos me sean dados, es decir, reglas a priori. Estas reglas se expresan en conceptos a priori a los que, por tanto, se conforman necesariamente todos los objetos de la experiencia y con los que deben concordar. Por lo que se refiere a los objetos que son meramente pensados por la razón y, además, como necesarios, pero que no pueden ser dados (al menos tal como la razón los piensa) en la experiencia, digamos que las tentativas para pensarlos (pues, desde luego, tiene que ser posible pensarlos) proporcionarán una magnífica piedra de toque de lo que consideramos el nuevo método del pensamiento, a saber, que sólo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas1”.
1 Este método, tomado del que usa el físico, consiste, pues, en buscar los elementos de la razón pura en lo que puede confirmarse o refutarse mediante un experimento. Ahora bien, para examinar las proposiciones de la razón pura, especialmente las que se aventuran más allá de todos los límites de la experiencia posible, no puede efectuarse ningún experimento con sus objetos (al modo de la física). Por consiguiente, tal experimento con conceptos y principios supuestos a priori sólo será factible si podemos adoptar dos puntos de vista diferentes: por una parte, organizándolos de forma que tales objetos puedan ser considerados como objetos de los sentidos y de la razón, como objetos relativos a la experiencia; por otra, como objetos meramente pensados, como objetos de una razón aislada y que intenta sobrepasar todos los límites de la experiencia. Si descubrimos que, adoptando este doble punto de vista, se produce el acuerdo con el principio de la razón pura y que, en cambio, surge un inevitable conflicto de la razón consigo misma cuando adoptamos un solo punto de vista, entonces es el experimento el que decide si es correcta tal distinción. (Nota de Kant.)

Kant step by step 5. Metafísica crítica, moral. Conclusiones.

La Metafísica crítica

La investigación que Kant lleva a cabo en la KRV es, en realidad, metafísica, aunque una
metafísica crítica, no dogmática; Crítica, para Kant, es fijación de límites, una operación que supera, simultáneamente, tanto la actitud escéptica como la dogmática; criticar algo, así, no es rechazar su naturaleza sino trazar la frontera más allá de la cual aquello no es
válido o correcto. Esta es la preocupación de Kant: establecer las líneas divisorias que separan unos dominios de otros para que no se confundan entre sí las diferentes ciencias. De ahí que la crítica tenga dos funciones: a) Negativa, que impide la ampliación indebida de la razón, y b) Positiva, que evita la reducción de la razón, resultado inevitable de esa ampliación. Esta Metafísica crítica, sin ser ciencia en sentido estricto, como la Matemática o la Física, ya es, o hará posible en el futuro, una Metafísica científica.

Metafísica y moral

Para kant, la acción y la creencia moral comienzan allí donde termina el conocimiento. En este sentido la KRV al fijar los límites del conocimiento, deja el camino libre, de manera coherente, a la KPV, tratado de ética o moral donde Kant recupera los grandes temas de la Metafísica, pero presentándolos ahora no como saberes ciertos, demostrados teóricamente, sino como simples creencias, demostradas sólo moralmente.

Sin embargo, según Kant, se trata de creencias racionales, que tienen su sede en la razón práctica, es decir, en la razón humana en cuanto facultad de dictar la norma de la acción o conducta. Por eso, estas creencias, aunque no sean conocimientos, son legítimas, y no deben confundirse con meras creencias psicológicas o religiosas.

Conclusiones

Kant, en definitiva, soluciona el problema de la metafísica, la disciplina más representativa de la filosofía, en situación de estancamiento frente al progreso de las ciencias, mediante una crítica o separación nítida entre Metafísica dogmática, conocimiento científico y moral. Y de semejante separación, se siguen tres importantes consecuencias:

1.Imposibilidad de la Metafísica como ciencia que conoce realidades situadas más allá de la experiencia. (Metafísica tradional).

2.Posibilidad de la Metafísica como teoría acerca de los fundamentos del conocimiento y de la ciencia. (Metafísica crítica o científica: epistemología)

3.Posibilidad de la Metafísica como conjunto de creencias morales exigidas por la razón práctica

Kant step by step 7 Elementos para la contextualización


1. Nota histórica acerca del "Prólogo"

Kant publica por primera vez su obra Crítica de la razón
Pura en 1781. Se sabe que esta obra no obtuvo ni el éxito de
público ni de la crítica que su autor esperaba de inmediato;
muy al contrario, su publicación desató toda una oleada de
indignación entre los ambientes filosóficos dominantes, sobre
todo en los racionalistas. Advirtiendo que esta actitud de
rechaza era el fruto de una mala interpretación, a la cual
habría que añadir la complejidad de su contenido doctrinal y
lo desafortunado de un estilo farragoso y excesivamente denso
o no demasiado bien elaborado, Kant se dispuso a escribiar
otra obra que resumiera con mayor claridad sus ideas. La
tituló Prolegómenos a toda metafísica futura que quiera
plantearse como ciencia (1783). Mas tarde, en 1787, y
aprovechando la 2ª edición de la KRV, Kant escribe un segundo
prólogo, gran parte del cual constituye el texto a comentar.
¿Qué añade este segundo prólogo en relación al primero?
Desde luego, y desde el punto de vista de la doctrina, no hay
ningún cambio sustancial; sin embargo Kant aprovecha esta
segunda edición para facilitar al lector la comprensión de la
obra y adelantar en el mismo la idea última de su doctrina:
El Idealismo transcendental.
 
2. Contextualización de la KRV
 
La biografía intelectual de Kant se puede dividir en dos
grandes períodos: sus escritos anteriores a 1770 constituyen
la fase precrítica, de clara inspiración racionalista,
abarcando una gran variedad de temas, incluido su interés por
la física de Newton. Después de 1770 viene un período de
silencio que dura once años, y tras los cuales publica la KRV
en 1781. Inaugura esta obra lo que se conoce como fase
crítica. Kant se propone responder a varias preguntas que
estructuran todo su pensamiento crítico, a saber:
a) ¿Qué puedo saber?
b) ¿Cómo debo actuar?
c) ¿Qué me cabe esperar?
Para contestar a estas preguntas escribe: La Crítica de
la Razón Pura, La Crítica de la Razón Práctica y La religión
dentro de los límites de la mera Razón.
Frente a la KPV que es una obra de Etica, la KRV se
presenta como una reflexión acerca de los límites y validez
del conocimiento científico, situándose en una posición
intermedia entre el Racionalismo y el Empirismo.
¿Qué es, pues, la KRV? Es, dicho brevemente:
a) Una teoría del conocimiento, síntesis superadora del
racionalismo y del empirismo.
b) Es también una fundamentación de la ciencia (matemáticas y
física).
c) Es una crítica de la Metafísica tradicional.
 
3. Kant en el marco de la Historia de la filosofía y de
su época
 
El planteamiento filosófico kantiano se encuentra
vinculado a la Ilustración, que a su vez entronca con la
actitud cartesiana que comenzó a gestarse en el Renacimiento.
Kant se sitúa en la corriente que busca fundamentar la
autonomía del hombre, la cual encontrará en la razón su
instrumento emancipador, y la autonomía de la ciencia frente
a otros tipos de saber.
Su filosofía se conoce con el nombre de Idealismo
transcendental; una filosofía crítica que se opone tanto al
dogmatismo racionalista como al escepticismo empirista.
Kant critica al racionalismo que no tenga en cuanta la
experiencia sensible y considere posible conocer teóricamente
la realidad en sí misma. Y al empirismo el que niegue el
carácter universal y necesario, que según Kant, debe
caracterizar al conocimiento científico. La cuestión, ¿qué
puedo conocer? significa, respecto a estas corrientes
filosóficas, una reflexión acerca de los límites, puesto que
la capacidad de nuestra razón no es ilimitada (frente al
racionalismo), y acerca de las posibilidades, puesto que
algunas tenemos (frente al escepticismo empirista). Así pues,
frente al racionalismo que sólo admite a la razón como
instrumento que fija los criterios de validez de nuestros
juicios, y frente al empirismo que presenta a la experiencia
como juez supremo, el Idealismo kantiano señala la
interdependencia experiencia‑sujeto, pues como él mismo dice:
"No hay duda de que todo nuestro conocimiento
comienza con la experiencia...no por eso procede todo él de
la experiencia..." ("Estética transcendental")
Podríamos concluir este apartado señalando que la obra
kantiana constituye una pequeña recapitulación de la Historia
de la Filosofía. Kant, en efecto, actualiza y aprovecha
muchos conceptos de la tradición filosófica, pero dándoles en
todo momento un sello propio y original. Sus logros saltan a
la vista; no sólo supera a racionalistas y empirista, sino
que saca a la Metafísica del callejón sin salida en que se
encontraba por obra del empirismo y del escepticismo.
Reflexiona sobre un nuevo tipo de racionalidad que propugna
la salida del hombre de su minoría de edad y se atreva a
pensar por sí mismo en base a los valores supremos de la
razón y de la libertad. No es de extrañar que se
entusiasmaras con la revolución francesa, el acontecimiento
social y político más importante de su tiempo, un
acontecimiento que había sido preparado ideológicamente por
la Ilustración.
 
5. Kant y Hume
 
David Hume (1711‑1776) limitó el conocimiento humano a
los confines de la experiencia. Así, se le negó validez a los
conceptos universales y necesarios. Lo real es sólo lo
empírico. El hombre no puede conocer realidades universales y
necesarias, lo limita su propia experiencia. Según Hume, los
juicios de la ciencia no son universales ni necesarios, son
por tanto sintéticos a posteriori. P. ej., el principio de
causalidad, que constituye la base de la ciencia, no revela
que realmente haya una conexión necesaria entre los
fenómenos, entre lo que denominamos causa y lo que
denominamos efecto. La experiencia lo único que muestra es
una sucesión constante causa‑efecto, basada en el habito o
costumbre.
Estas afirmaciones de Hume eran para Kant peligrosas,
pues ponían en entredicho el valor de la ciencia y amenazaban
el progreso intelectual de la humanidad.
Kant piensa, frente a Hume, que el principio de
causalidad es sintético a posteriori, es decir, universal y
necesario. Una ley que el entendimiento aplica a todos los
fenómenos de la experiencia.
Kant, pues, acepta de Hume, que la experiencia nunca
puede ser el fundamento de juicios universales y necesarios,
ya que sólo muestra que las cosas son así de hecho. Sin
embargo, acusa a Hume de haber confundido el principio de
causalidad con las leyes particulares de la física. Está
claro que una ley particular como "los cuerpos son dilatados
por el calor" es sintético a posteriori, pero no ocurre lo
mismo con el principio general "todo efecto tiene una
causa". Un contraejemplo puede invalidar la primera pero
nunca el segundo.

Kant step by step 6. Apéndices.


APENDICE

NOTAS SOBRE ESPACIO Y TIEMP0.

Espacio y tiempo como formas a priori de la sensibilidad.

a)Formas: no son impresiones sensibles, sino la forma, el modo como percibimos todas las impresiones particulares: en el espacio y en el tiempo.
b)A priori: No proceden de la experiencia sino que la preceden, son condiciones que la hacen posible.
c)De la sensibilidad: No del entendimiento ni de la razón.
Espacio y tiempo como Intuiciones puras.
a)Intuiciones: No son conceptos del entendimiento.
b)Puras: vacías de contenido empírico, son coordenadas en las cuales se ordenan las impresiones sensibles.

EL IDEALISMO TRANSCENDENTAL: FENOMENO Y NOUMENO
 
Lo intuido en el espacio y en el tiempo se llama fenómeno. Fenómeno es lo que aparece o se muestra al sujeto. Ahora bien, la idea misma de que algo aparece implica correlativamente , la idea de algo que no aparece, la idea de algo en sí. El objeto en tanto aparece al sujeto se denomina fenómeno; El objeto al margen de su relación con la sensibilidad, Kant lo denomina cosa en sí, o bien, noumeno.
Negativamente, noumeneno significa una cosa en la medida en que no puede ser reconocida por la intuición sensible. Positivamente, significa un objeto que puede ser reconocido por una intuición no sensible, es decir, por una intuición intelectual. Pero, puesto que carecemos de intuiciones intelectuales, nuestro conocimiento queda limitado a los fenómenos y concepto de noumeno queda como un concepto negativo, como límite de la experiencia, como límite de lo que puede ser conocido. No hay conocimiento de las cosas en sí. El acceso a las cosas en sí no se halla en la razón teórica sino en la razón práctica.
El idealismo transcendntal consiste pues en la afirmación de que el espacio , el tiempo y las categorías son condiciones de posibilidad de toda experiencia y no propiedades o rasgos reales de las cosas.
 
NOTAS SOBRE CONCEPTOS PUROS Y CATEGORIAS.
 
Kant ha llamado la atención sobre el siguiente punto: en el proceso de conocimiento, el hombre no es pasivo sino activo. Genera los elementos transcendentales que hacen posible el conocimiento de los fenómenos: las categorías.
Ahora bien, no hay que confundir la categoría kantiana con la famosa Idea Innata del racionalismo cartesiano. De la categoría kantiana depende la validez del conocimiento, mientras que la Idea innata pretende ser también el origen del conocimiento. La categoría kantiana no procede de la experiencia pero en todo momento se aplica a ella. La idea innata ni procede de la experiencia ni se aplica a ella.
Por otra parte se le ha reprochado a Kant no ser consecuente con su sistema, al definir la cosa en sí como la causa de los datos de la experiencia. En efecto, cuando se hace tal cosa se incurre en uso ilegitimo de esa categoría, es decir, se aplica más allá de la experiencia.

LOS JUICIOS SINTETICOS A PRIORI EN LA FISICA
 
Kant hace derivar los tres axiomas de la mecánica de Newton de tres categorías o conceptos puros. El Principio de conservación de la masa de la categoría de sustancia; el Principio de Acción y Reacción de la categoría de interacción; y la Ley de Inercia de la categoría de Causa. Podemos coger esta última ley para mostrar el planteamiento kantiano acerca de la Física como conjunto de juicios sintéticos a priori.
Dice Kant que el conocimiento de la Física es Universal y necesario, es decir, a priori. El razonamiento que apoya esta tesis es el siguiente:
La ley de inercia se basa en la categoría de causa; la categoría de causa es un concepto puro, no procede de la experiencia.
-Luego la validez de la Ley de Inercia no depende de la experiencia, es a priori.

Conocer es aplicar categorías a fenómenos; la Ley de Inercia se basa en la categoría de causa. La categoría de causa se aplica a todos los fenómenos, luego la Ley de Inercia será aplicable a todos los fenómenos; es decir, será universal y necesaria.

miércoles, 16 de enero de 2013

Leer, analizar y comentar el texto de Helena Matute. Actividad para todos los cursos

El pensamiento crítico hay que cultivarlo, Helena Matute - 30/11/2012
Helena Matute es catedrática de psicología experimental de la Universidad de
Deusto.

Existen dos modos de pensamiento. Uno es racional, crítico, lento y terriblemente
costoso. El otro es automático, inconsciente, emocional, rápido, intuitivo, pero también
muy vulnerable y sujeto a errores. Este último módulo viene instalado de fábrica en el
cerebro humano y actualizado con la última versión, se ha desarrollado y pulido sin
descanso durante millones de años de evolución de las especies. El otro, el racional, es
demasiado joven aún, no se ejecuta de manera automática y tiene muchos agujeros que
necesitamos ir parcheando.

El módulo emocional y automático es el que nos permite salir corriendo a escondernos
sin necesidad de pensarlo cuando oímos un ruido extraño en la noche. Es el que nos
empuja a invertir en casas no cuando el sector inmobiliario está barato, sino cuando está
disparado en precios y todo el mundo quiere comprar una segunda y hasta tercera
vivienda (algo que, si lo analizamos en modo racional, veremos que no tiene sentido,
pero no es el modo racional el que usamos por defecto). Es también el que nos permite
rechazar automáticamente un alimento que hemos asociado, quizá inconscientemente,
con un malestar gástrico. Aunque racionalmente sospechemos que posiblemente sea
erróneo el diagnóstico que estamos haciendo, la mera visión de ese alimento nos
producirá náuseas si lo hemos asociado con el malestar. Pero este módulo de
pensamiento tan falible es también el que nos ha permitido sobrevivir al ayudarnos a
evitar alimentos potencialmente tóxicos sin necesidad de pensarlo, algo que resultaría
lento, costoso y a veces letal.

Es también este modo de funcionamiento automático el que nos permite recuperar en
una milésima de segundo toda la esencia de la infancia perdida al saborear un trocito de
magdalena mojada en té, como aquella que tomábamos cuando niños y que tan
magistralmente supo devolvernos Marcel Proust. Es, en definitiva, el mismo módulo
que permite al perro de Pavlov predecir qué sonidos irán seguidos de alimento y cuáles
pueden ser ignorados. O, lo que es lo mismo, es el que indica ante qué estímulos
procede salivar o modificar parámetros corporales o rememorar infancias perdidas con
toda su carga emocional, y quizás hormonal, y ante cuáles es mejor no hacer nada.
Pero, como estamos viendo, este módulo es también muy incierto, muy intuitivo y
acostumbra a cometer muchos errores, a modificar parámetros fisiológicos a veces ante
meros placebos, a hacernos salir corriendo ante peligros que no son tales o a rechazar de
vez en cuando alimentos que no suponen amenaza alguna. Ante la duda se decide, sin
pensarlo dos veces, por la opción que generalmente presenta menos riesgo. Conlleva
menos riesgo normalmente rechazar un alimento inocuo que ingerir uno tóxico o que
pensarlo durante largo tiempo. Esta estrategia ha tenido, como es lógico, mayor valor de
supervivencia. Por eso predomina. 

Es también, este modo automático de pensamiento, el que empuja a las palomas -y a las
personas- que participan en experimentos psicológicos a desarrollar la superstición de
que es, por ejemplo, moviendo la cabeza hacia la derecha -o colocándose un amuleto-
como consiguen la comida o el premio. Esa recompensa está programada de antemano
para ocurrir independientemente del comportamiento del sujeto, tal y como sucedería,
por ejemplo, con la danza de la lluvia y las remisiones espontáneas de determinadas
dolencias en situaciones naturales. Tanto en el caso de la paloma que acaba
desarrollando la superstición de que son los saltitos hacia la izquierda lo que causa la
entrega de comida como en el del humano que acaba creyendo que teclear 456 es lo que
hace que aparezca el premio en un videojuego experimental, es en realidad la mera
coincidencia entre ese comportamiento y la ocurrencia del resultado deseado lo que
propicia la instauración de la creencia supersticiosa y de la ilusión de estar controlando
el entorno.

Y, sí, decíamos que existe también otro tipo de pensamiento. Pensamiento racional,
lógico, crítico, correcto. Es el que un robot y un científico darían por bueno. Pero es
muy costoso y muy cansado. Requiere pensar, pararse, analizar ventajas e
inconvenientes, ver el mismo problema desde varios ángulos. Requiere esfuerzo,
tiempo, energía. Ni siquiera el científico, cuando sale de su trabajo y llega a casa, puede
mantener conectado ese modo de pensamiento; necesita poner el piloto automático para
poder tomar decisiones rápidas cuando ve la tele con los niños, prepara la cena, decide
el coche que comprará el sábado mientras suena el teléfono y amenaza tormenta.

No, el pensamiento crítico y racional no viene instalado de fábrica, y eso es lo más
importante que debemos recordar. Hay que preocuparse de instalarlo y configurarlo
adecuadamente a base de mucho aprendizaje, muchas lecturas y mucho esfuerzo
consciente. Y hay que actualizarlo a diario, porque no es el pensamiento crítico el
sistema operativo por defecto de la mente humana, ni está pulido por el uso y por la
evolución como lo está el modo automático y emocional de funcionamiento mental. El
módulo racional, no nos olvidemos, es una conquista muy reciente, necesitamos
acordarnos de mantenerlo conectado y de actualizarlo a diario. Para que no nos entren
muchos virus de esos que atontan la mente.