martes, 18 de febrero de 2014

HUME PROPUESTA DE CONTEXTUALIZACIÓN





El filósofo escocés David Hume (1711-1776) desarrolla su obra durante el siglo XVIII, en el seno de la corriente empirista y llevando a la práctica los principios fundamentales que caracterizaban la Ilustración. Se trata de un siglo de recuperación económica y de explosión demográfica, una época de grandes transformaciones, que se aceleran sobre todo a partir de 1750.Es la época en la que Adam Smith elabora sus tesis liberales*, en la que se inicia la revolución industrial con la invención por Watt de la máquina de vapor .Desde el punto de vista social, se agudiza la crítica a la sociedad estamental, que acabarán provocando la Revolución Francesa y la sustitución de las doctrinas del origen divino del poder por las contractualistas**. Desde el punto de vista científico, Newton dará el impulso definitivo al desarrollo de la ciencia moderna.

*¿Cuáles son las tesis liberales de A. Smith?
** ¿Qué es el contractualismo?

Hume, como filósofo empirista compartía con John Locke el rechazo del dogmatismo de quienes se empeñan en hacer un uso inapropiado de la razón para mostrar una seguridad absoluta en el conocimiento, sin tener en cuenta cómo piensan y actúan los seres humanos. Desde este posicionamiento, adoptará una actitud epistemológica que le abocará a una crítica radical de la metafísica y moral tradicional y una defensa de la tolerancia fundamentada en la creencia y la probabilidad frente al dogmatismo. La finalidad de Hume coincide con los ideales de la Ilustración, la cual proclama la libertad, la tolerancia y la supresión de la superstición frente al fanatismo que habían alimentado las guerras y la intolerancia en Europa. La vida de Hume, pues, se desarrolla en pleno s. XVIII, el llamado Siglo de las luces o de la Ilustración. Inglaterra en esta época vive una situación sociopolítica peculiar, que difiere del resto de Europa. En efecto, si en el continente prevalece el absolutismo, en Inglaterra, unas décadas antes, había tenido lugar la revolución burguesa, cuyo objetivo era obtener derechos individuales, intervención del pueblo en la legislación, abolición de los monopolios del Estado, etc. En el año 1688 aconteció la Gloriosa Revolución. En adelante la monarquía será  parlamentaria y constitucional consagrándose la supremacía del Parlamento, y proclamándose en 1689 la Declaración de Derechos. El triunfo de la revolución supuso el triunfo de las libertades políticas, religiosas y económicas. La clase más beneficiada fue la burguesía (comercial, terrateniente e industrial), a la que pertenecía Hume.

En 1734 se retira a Francia, donde escribe su primera obra, Tratado acerca de la naturaleza humana. Tres años más tarde vuelve a Londres a publicarla, pero el fracaso fue total. En 1752 publica sus Discursos Políticos y crece su fama. Se le pide a la Iglesia Anglicana que lo excomulgue por sus escritos “subversivos contra la religión y la moral”. La Iglesia católica le incluye en el índice de los libros prohibidos. Intenta repetidas veces hacerse con las cátedras de Ética y Lógica en la Universidad, pero es rechazado “por sus ideas heréticas”. Otras obras importantes son: Investigación sobre los principios de la moral, Diálogos sobre la religión natural e Investigación sobre el entendimiento humano.
Suele caracterizarse al empirismo inglés contraponiéndolo al racionalismo continental (Descartes, Leibniz, Spinoza). Ambos coinciden en señalar que el objeto del conocimiento son las ideas (IDEALISMO); pero, mientras los racionalistas sostienen el origen innato de éstas, los empiristas consideran que todas las ideas provienen de la experiencia. La experiencia es para estos últimos la fuente, el criterio de validez y el límite mismo del conocimiento.  El llamado empirismo inglés desarrolla desde John Locke (1632-1704) una fuerte polémica contra aspectos centrales del racionalismo y, en general, una crítica de la metafísica. Sin embargo, sería equivocado contraponer empirismo a racionalismo, como si el primero fuera meramente una filosofía contraria a la razón. El empirismo no niega la razón, sino que considera que su  ámbito de aplicación se reduce a plantearse la verdad o falsedad de los juicios, los cuales han de referirse, en última  instancia, a la experiencia.             Además, el empirismo critica la metafísica como construcción especulativa desgajada de la observación y muestra interés por problemas del mundo humano (ética, política, religión), que intenta clarificar mediante el análisis crítico. Pretende con ello sustituir el apriorismo racionalista y las actitudes fanáticas y entusiastas (basadas en la presunta asistencia del espíritu divino) por un tratamiento empírico-histórico de los problemas. Por otro lado, si los racionalistas consideran la matemática como modelo de saber y adoptan, como ideal de método, el método deductivo, propio de ésta; los empiristas se orientan en el sentido de la ciencia física (Boyle, Newton) y adoptan como ideal de método, el método inductivo. La deducción queda confinada al  ámbito del saber matemático; el conocimiento factual consiste, en cambio, en generalizaciones a partir de la experiencia. Si para los racionalistas, por tanto, la filosofía ha de adecuarse al modelo matemático, para los empiristas ha de seguir el de las ciencias naturales.
Hume influyó decisivamente en Kant, al que despertó de su “sueño dogmático”. De hecho el Idealismo trascendental kantiano se fundamenta en el principio de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia (aunque no todo conocimiento provenga de ella).

Sus ideas se han prolongado en filósofos como Russell o Popper, y la crítica al razonamiento inductivo ha jugado un importante papel en la filosofía de la ciencia. A la vez, el cuestionamiento del razonamiento causal que subyace a su filosofía y la crítica a ideas como la de sustancia o yo, han sido debatidas a lo largo de toda la historia de la filosofía. En el terreno de la ética su propuesta es conocida como emotivismo moral***. Las aportaciones de este autor en temas como la historia, la religión o la política no han recibido la atención que debieran, debido probablemente a que estas ideas han sido eclipsadas por el empirismo. Pese a esto la crítica que plantea a la religión y su defensa de la necesidad de adoptar un enfoque histórico para comprender el origen y desarrollo de aspectos culturales, religiosos o políticos, recobrarían después una especial relevancia en todo el siglo XIX, tanto en los filósofos de la sospecha (Marx, Freud, Nietzsche) como en las corrientes historicistas.

***Falacia naturalista y emotivismo moral. El emotivismo moral se opone al intelectualismo moral. Esta última teoría moral afirma que la condición necesaria y suficiente para la conducta moral es el conocimiento; por ejemplo, que para ser buenos es necesario y suficiente el conocimiento de la bondad. Esta teoría parece contraria a las ideas corrientes pues para la mayoría de las personas se puede ser malo sabiendo sin embargo qué es lo que se ha de hacer, cuál es nuestro deber. El emotivismo moral se acerca mucho más a la concepción corriente o de sentido común al desatacar la importancia de la esfera de los sentimientos y las emociones en la vida moral. Hume es su más importante defensor en la filosofía moderna. La moral descansa fundamentalmente en los sentimientos: Hume creerá que hay sentimientos morales, sentimientos que se despiertan en nosotros con ocasión de la percepción de ciertas acciones o cualidades de las personas. El sentimiento moral básico es el que denomina humanidad”: sentimiento positivo por la felicidad del género humano, y resentimiento por su miseria. Llamamos acciones virtuosas a todas las acciones que despiertan en nosotros dicho sentimiento, y vicios a las que despiertan en nosotros el sentimiento negativo.