miércoles, 30 de septiembre de 2015

Materiales 1º de bach. Def. Mito.


http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Presocraticos/Mito.htm


Mito
Los mitos son las narraciones y doctrinas tradicionales, no justificadas racionalmente, y generalmente trasmitidas por los poetas, acerca del mundo, los hombres y los dioses.  
       Del griego mythos (palabra, narración, discurso). En el mundo griego, los mitos eran narraciones transmitidas oralmente y fueron sistematizadas por Hesíodo (“Teogonía” y “Los Trabajos y los Días”) y Homero (“La Iliada” y “La Odisea”). Los mitos contaban a los griegos el origen del mundo, el origen, relación genealógica y número de los dioses, el origen del hombre...; describían igualmente aspectos vitales como los relativos a la vida, la muerte, el amor, el destino, la libertad, la culpa. Los mitos les enseñaban también reglas políticas, sociales y morales, e incluso reglas técnicas para la fabricación de armas y útiles de trabajo.

      Con la aparición de la filosofía los mitos compitieron con las descripciones racionales en su pretensión de explicar los acontecimientos básicos de la Naturaleza (tormentas, viento, nacimiento de animales y hombres) y el sentido último de la existencia.



Actitud Mítica

      El rasgo peculiar de esta actitud consiste en utilizar mitos, relatos o  leyendas para comprender y dominar el mundo, casi siempre apelando a la intervención de fuerzas mágicas o sobrenaturales.  
      
Aunque la antropología no ha llegado a una conclusión unánimemente aceptada en cuanto al significado y valor de los mitos, las siguientes consideraciones parecen bastante obvias: todas las culturas tienen mitos, lo que muestra qué estos y la actitud vital fundamental que los genera deben descansar en cuestiones de absoluta necesidad para el hombre; y las necesidades básicas del hombre se refieren a dos géneros de problemas:

·       problemas relativos a su vida práctica, tales como la obtención de alimentos, la victoria en la guerra, la cura de las enfermedades, la procreación...
·       problemas teóricos en la comprensión del mundo: es común a todos los seres humanos la necesidad de comprender cómo es el mundo, de qué entidades está poblado, de dónde viene el grupo al que uno pertenece y en último término la especie humana misma, qué se sigue tras la enfermedad y la muerte...; todas las culturas han intentado dar soluciones teóricas a estas grandes cuestiones, y, hasta la aparición de la filosofía y la ciencia, las soluciones han tenido la forma de mitos o leyendas y de descripciones religiosas.

      La cuestión fundamental en la que se resumen los dos géneros de problemas anteriores y en la que hay que situar una de las claves para la comprensión de la actitud mítica es la angustia ante el futuro y ante la ignorancia del entorno.

      La actitud mítica genera mitos, ritos y  fetiches como instrumentos fundamentales para la resolución de aquellos problemas básicos. La facultad que más interviene en la creación de mitos, ritos y fetiches es la imaginación.

      Cabe destacar tres rasgos en la “lógica” de la actitud mítica:

1.     Personifica y diviniza las fuerzas naturales: la muerte, la vida, el amor, el trueno, la guerra, la fertilidad, la lluvia... son dioses a los que se les puede pedir una inter­vención beneficiosa para el individuo y el grupo mediante oraciones y plegarias.

2.     Los sucesos del mundo se hacen depender de la voluntad de un dios: si no llueve  ―o si llueve en exceso― es porque no se ha rendido culto adecuadamente al dios de la lluvia; si una enfermedad diezma nuestro poblado es porque un dios está irritado con nosotros; si perdemos la guerra es porque el enemigo tenía dioses más pode­rosos que los nuestros.

3.     Los objetos tienen propiedades distintas a las naturales: una piedra ―tras el ritual correspondiente por el que se convierte en talismán―, es mágica, no posee sólo las propiedades naturales (peso, tamaño, dureza...), además con ella cura­mos enfer­medades, convocamos a los dioses o a los espíritus.

      Mediante los mitos el hombre conseguía dar una explicación a los distintos acontecimientos de su vida, tanto los relativos a cuestiones concretas pero fundamentales de su existencia (el desenlace de una batalla, la muerte de un amigo...), como a los grandes problemas de la vida (el nacimiento, la muerte, el sufrimiento, el origen del mundo...), y mediante los ritos y los fetiches creía poder dominar las fuerzas de la naturaleza y de la vida social de acuerdo con sus propios intereses.

      Estos tres elementos llevan a considerar que en el mundo reina el capricho, la arbitrariedad de los dioses, y, por lo tanto, que en la actitud mítica el mundo se presenta como siendo un Caos más que un Cosmos. Los dioses son arbitrarios en su conducta, aunque no tanto como para que no se puedan controlar mediante ritos y plegarias (no es extraño que un elemento común en toda cultura que posea mitos sea el que los hombres pueden atraer la voluntad de sus dioses mediante algún tipo de práctica ritual).

      El mundo griego anterior a la aparición de la filosofía vivía instalado en esta actitud; el gran acontecimiento espiritual que inician los griegos en el siglo VI a.C. consiste precisamente en intentar superar esta forma de estar ante el mundo con otra forma revolucionaria que apuesta por la razón como el instrumento de conocimiento y de dominio de la realidad. Sin embargo, no hay que creer que la actitud mítica desaparece completamente a partir de esta fecha, más bien ocurre que son unas pocas personas las que viven en el nuevo y revolucionario modo de pensar, y que éste poco a poco se va haciendo más universal. Pero la actitud mítica todavía no ha desaparecido: en nuestra época muchos siguen confiando en explicaciones de este tipo, y personas que parecían haber conquistado definitivamente este nuevo estado, caen en la actitud mítica cuando su vida se torna difícil o en ella hay imprevistos no solucionables con el ejercicio de la razón.

lunes, 28 de septiembre de 2015

Contextualización del Mito de la caverna



CONTEXTUALIZACIÓN histórica y filosófica del mito de la caverna de PLATÓN (en su obra La República, libro VII).

A. EL CONTEXTO HISTÓRICO DE PLATÓN
1. Introducción.
La crisis ideológica y los cambios políticos (transición de los regímenes aristocráticos a las democracias) que se da en Atenas y en Grecia en tiempos de Platón, pero cuya génesis se remonta al menos dos siglos antes, necesariamente tienen que ver con el diseño de la ciudad ideal trazado en La República. Así, los problemas que los griegos, y Platón de modo eminente entre ellos, se plantearon en filosofía política no pueden ser correctamente entendidos sin una referencia a ciertos hechos básicos como: las características propias de las ciudades-estado griegas, la variedad y evolución de sus tipos de constitución, las relaciones entre polis por medio de ligas y confederaciones, la experiencia democrática de Atenas, su imperialismo y su enfrentamiento con Esparta en la larga (30 años. Guerra del Peloponeso). Conviene tener en cuenta, por tanto, los siguientes puntos: la polis griega (con especial referencia a Atenas), la democracia y el imperio atenienses, y la Guerra del Peloponeso como final expresión de la crisis de Atenas en el siglo IV a. de C.
2. La polis griega y sus órganos de gobierno.
La polis griega, compuesta por un centro urbano y el campo, es sobre todo la comunidad misma de los ciudadanos. Había en efecto tres tipos de habitantes: los ciudadanos, las personas libres pero carentes de ciudadanía (extranjeros o metecos: así Aristóteles, que era macedonio, cuando vivió en Atenas) y los esclavos. El ciudadano es el que tiene derecho a participar en la Asamblea, el que puede hablar en el foro público. Los órganos de gobierno eran tres: ASAMBLEA, CONSEJO y un grupo de MAGISTRADOS sobre los que recaían ciertas funciones y cargos de carácter unipersonal.               
3. La democracia ateniense: directa regida por dos principios: isonomía e isegoría.  Como sabemos, la democracia ateniense vivía en y de la discusión política. Era esencialmente el gobierno por la palabra. Por eso tuvieron tanta importancia los sofistas que enseñaban el dominio de la palabra, la capacidad de persuasión en los discursos. Es importante tener en cuenta que casi toda la literatura política de finales del siglo V y del siglo IV (la época de Platón) es hostil a la democracia. Platón, pues, no fue el único en criticarla. El régimen democrático, con sus logros indudables, terminó siendo considerado por muchos como responsable de la derrota final en la guerra del Peloponeso, así como de los errores y horrores cometidos durante la misma.
4. El imperio de Atenas y la guerra del Peloponeso (431-404).
Pericles tomó una serie de medidas encaminadas a afianzar el dominio ateniense sobre la Liga de Delos: limitó la soberanía de las ciudades aliadas con medidas abusivas que propiciaron el imperialismo ateniense. Dos acontecimientos se destacan aquí, de los muchos de la guerra: la sublevación de Mitilene (428) y la conquista de la isla de Melos (416). En ambos se ve la crueldad ateniense y el cinismo de que es justo o es ley natural el dominio del más fuerte sobre el más débil (como propugnaron algunos sofistas).  Después de Pericles dirigen los destinos de Atenas políticos de una nueva generación (como Cleón, Alcibíades, Nicias, etc., educados ya durante la democracia en el espíritu de las enseñanzas de los sofistas. Todos ellos recibieron el nombre de demagogos y los críticos han solido echar la culpa de todos los males atenienses a la demagogia, es decir, al egoísmo irracional de aquéllos, capaz, a su vez, de excitar y promover el egoísmo e irracionalidad de la masa que tomaba decisiones en la asamblea. Atenas, por ejemplo, estuvo varias veces en condiciones de firmar una paz ventajosa con Esparta (años 425 o 410) y los demagogos lo impidieron o rompieron esa paz recién firmada (así el nefasto Alcibíades en el 421).
En la larga guerra del Peloponeso tengamos en cuenta que se enfrentaban también los partidarios de la democracia (Atenas y las ciudades con ella aliadas) y de la aristocracia más tradicional (Esparta y sus aliados). El desastre mayor ateniense y el comienzo del fin de su imperio fue la derrota en la expedición naval a Sicilia, con más de 40.000 muertos (año 413 a. J.C.). En el año 404 es derrotada Atenas por Esparta. Se derriban sus murallas, se disminuye su flota y gobierna en Atenas un Consejo de treinta tiranos, si bien un año y medio después los atenienses reinstauraron la democracia.
Esa democracia fue la que condenaría a muerte a Sócrates, en el año 399 antes de Cristo. Platón tenía, no lo olvidemos, 28 años.
5. Síntesis de la vida de Platón.
Platón (427-347 a. C.) nació en Atenas, en el seno de una familia perteneciente a la oligarquía. En sus comienzos fue discípulo de Cratilo, un seguidor de la filosofía de Heráclito), quien le enseñó la teoría del eterno fluir de todas las cosas; pero a los 21 años entró a formar parte del círculo de Sócrates, produciéndose, en consecuencia, un profundo cambio en sus orientaciones filosóficas. En el año 399 a. C., como se ha dicho, murió Sócrates y Platón, temiendo la predisposición de los atenienses contra los discípulos de aquél, se refugió en Megara durante un corto período de tiempo y, probablemente, fue en esta ciudad donde comenzó a escribir sus Diálogos filosóficos. Posteriormente, durante diez años viajó por Egipto y otros lugares del norte de África e Italia; en la Magna Grecia trabó amistad con el pitagórico Arquitas de Tarento y conoció las ideas de los eléatas, seguidores de Parménides; en Sicilia intentó influir en la política del tirano Dionisio I, estratega de Siracusa; pero éste, molesto por sus ingerencias y sus críticas, le hizo vender como esclavo. De esta penosa situación salió gracias a la intervención de un rico personaje, Aníceris de Cirene, quien habiéndole reconocido le compró y le devolvió la libertad. Se cuenta que, una vez vuelto a Atenas, Platón intentó reintegrar el dinero de su rescate; pero Aníceris rehusó aceptar dicha cantidad y con ella Platón compró una finca en las afueras de Atenas, en un lugar próximo a la estatua del héroe Academos. Así fundó un centro dedicado a la actividad filosófica y cultural, la Academia, en donde impartió sus enseñanzas durante el resto de su vida. La célebre escuela habría de subsistir varios siglos después de muerto nuestro filósofo, hasta que el emperador cristiano Teodosio ordenó su clausura en el siglo V de nuestra era. Sus discípulos y otros escritores contemporáneos recopilaron abundantes noticias y documentos sobre su vida y su obra (la primera obra filosófica que se nos ha conservado escrita casi en su integridad), pero casi todos ellos se han perdido, de tal manera que, en la actualidad, sus propios escritos (los Diálogos y las Cartas) junto con algunos testimonios de Aristóteles y, posteriormente, Diógenes Laercio son la fuente principal que poseemos para conocer sus actividades y su pensamiento.
6. La muerte de Sócrates.
A la muerte de su maestro parece aludir claramente Platón, en el “mito de la caverna” cuando expone la situación en la que se encontraría quien, una vez liberado de su prisión y sus cadenas (su ignorancia y sus pasiones), pretendiese regresar a la cueva-prisión para animar a sus antiguos compañeros a abandonarla. Estos, sumamente molestos por todas las privaciones y penalidades se encararían con su libertador y acabarían dándole muerte.
 En efecto, la muerte de Sócrates influyó de modo decisivo, casi traumático, en la vida y en la obra de Platón.  Sócrates, todo un dechado de virtudes, prototipo de persona justa y virtuosa, fue condenado a muerte y dicha pena se cumplió; esta condena no fue fruto del capricho de un tirano, ni de la conspiración urdida por una oligarquía enemiga, sino que el filósofo fue sometido a un juicio, tras ser acusado por dos ciudadanos, en el que la culpabilidad y la sentencia fueron decididas por un jurado compuesto por 500 conciudadanos elegidos de forma aleatoria.  El propio Platón, presente en dicho juicio, pudo comprobar que se cumplieron todos los requisitos legales de acuerdo con las normas de Atenas, esto es, en consonancia con las leyes que tanto él mismo como el propio Sócrates habían considerado justas.  Y sin embargo, a sus ojos esta condena era injusta, tremendamente injusta.
¿Cómo podían acontecer tales sentencias? Algo tenía que fallar en la constitución, en los gobernantes o en la educación que debía formar a los ciudadanos. Platón, tanto por su ascendencia familiar como por su propia vocación, estaba destinado a participar en las magistraturas públicas y en el gobierno de Atenas, pero la muerte de Sócrates le hizo cambiar el rumbo de su vida y, alejándose de toda actividad pública, se retiró a filosofar.  No pretendía abandonar definitivamente la política, sino sólo provisionalmente, mientras meditaba, ponía en claro sus ideas, y averiguaba qué era el bien y qué el mal, qué era la virtud, cómo debe ser la justicia, qué organización debe adoptar la ciudad, quiénes deben dirigir los asuntos públicos, etc.
 En este sentido, la obra de Platón puede ser considerada como una profunda meditación sobre cuestiones políticas; dos de sus obras más notables llevan por título República y Leyes, y numerosos nombres de políticos y de personajes públicos aparecen en sus textos, de tal modo que podemos afirmar que las consideraciones ontológicas y epistemológicas, en último término, parecen orientadas a fundamentar las concepciones políticas, los ideales políticos, es decir, el hallazgo de una forma ideal de gobierno.
B. CONTEXTO FILOSÓFICO DE PLATÓN
1.      El diálogo como forma de filosofar. Principales diálogos platónicos.
Platón, siguiendo a su maestro Sócrates, expresó sus pensamientos mediante el diálogo, pues pensaba que mientras los escritos y los discursos no nos permiten esclarecer las dudas y las aporías (dificultades) que en ellos se contienen, el diálogo, por el contrario, es una forma viva de filosofar que reproduce el dramatismo y el vigor de la dialéctica; el diálogo, mediante preguntas y respuestas, aclaraciones y refutaciones, matizando ciertas opiniones y rechazando otras, va conduciendo la investigación hasta el descubrimiento de la verdad; el diálogo, pues, constituye una especie de certamen intelectual que por medio de la discusión en común pone de manifiesto el esfuerzo lento y fatigoso del proceso mediante el cual se llega al conocimiento. En general, la mayoría de los diálogos comienzan enfocando una cuestión, un determinado tema o asunto; a continuación, se desarrolla un proceso negativo o refutación, mediante el cual se rechazan las opiniones falsas, esto es, se eliminan los errores y, por último, tiene lugar el proceso mayéutico, que se dirige al descubrimiento de la verdad.
Casi todos los personajes que Platón hace intervenir en sus diálogos son reales, aunque frecuentemente se recurre a situaciones anacrónicas al colocar unos en relación con otros, es decir, a muchos interlocutores se les sitúa en tiempos distintos a los que en realidad existieron.  El protagonista principal en la mayoría de ellos es Sócrates, que, mediante una ingenuidad fingida (ironía socrática), va refutando las posiciones de sus interlocutores, frecuentemente de los sofistas, los “profesionales” de la enseñanza, quienes, a los ojos de Platón, no hacen sino confundir a la juventud con sus sofismas.     
En la actualidad, se atribuyen a Platón 42 Diálogos; pero, por una parte, este número es dudoso y, por otra, resulta muy difícil establecer la secuencia cronológica correcta entre ellos; de manera general, siguiendo a los tratadistas principales, podemos diferenciar cuatro períodos, a saber:

a)    Primeros diálogos o diálogos socráticos.  En ellos se contienen de modo predominante preocupaciones éticas. Entre éstos destacan Apología de Sócrates, Critón, Protágoras, Cármides y Eutifrón.
b)   Época de transición.  Primeros diálogos de la Academia; continúan las cuestiones éticas, pero cobran también intensidad los problemas políticos, así como los temas relacionados con la preexistencia e inmortalidad del alma humana.  Podemos considerar como los más importantes de este período Gorgias, Menón, Cratilo, Menéxeno...
e)    Época de madurez o diálogos doctrinales.  En éstos formuló la doctrina de las Ideas como fundamento de la teoría ética y política; destacan Banquete, Fedón, República y Fedro.
d)      Diálogos de vejez o diálogos críticos.  En ellos Platón sometió en cierto modo a revisión sus propias ideas anteriores; podemos señalar como los más importantes Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo y Leyes.
2.     El contexto filosófico más inmediato del “mito de la caverna”
El mito de la caverna ocupa un lugar central en la que acaso sea la obra más importante de este filósofo: La República. Además, como ya hemos dicho, este “mito” resume y simboliza todo el platonismo: la liberación de la ignorancia y las pasiones, el tránsito del mundo inferior al superior (mundo de la verdad o mundo de las Ideas). Ahora bien, conviene saber, y decir en la contextualización, al menos lo siguiente: este “mito” (y lo escribimos entre comillas porque no es exactamente un mito tradicional) aparece como culminación de una temática inmediatamente anterior –de un diálogo entre Sócrates y sus discípulos- que versaba sobre el más elevado conocimiento: el conocimiento del Bien (la realidad suprema). Sócrates se resiste a hablar del Bien y afirma que es muy difícil de conocer, pero finalmente accede a establecer una comparación entre el sol y el Bien (el sol como hijo del Bien), inaugurando lo que será durante siglos algo característico de todo platonismo: el tema de la iluminación; la verdad como luz (lo veremos en S. Agustín).
3. Principales influencias filosóficas que recibió Platón.
Parménides, los Pitagóricos y Sócrates fueron quienes más influyeron en Platón. Su discípulo Aristóteles, el otro gran filósofo griego, debe tenerse en cuenta y mencionarse por las diferencias que hay entre las dos filosofías: Aristóteles intenta superar los dualismos latentes en el platonismo: dualismos ontológico (realidad), gnoseológico (conocimiento) y antropológico (ser humano).
Platón conoció las obras de todos los filósofos presocráticos, pero elogió a Parménides y coincidió sobre todo con él, especialmente en la distinción de los dos niveles de realidad (el intelectual y el sensible) y en las características del ser verdadero: Lo que decía Parménides del Ser (estaticismo) lo aplica Platón a las Ideas. El influjo órfico (y por tanto de origen oriental) le vino de los pitagóricos: dualismo antropológico e importancia de las matemáticas.  También influyó en su filosofía la idea pitagórica de que el cuerpo es el sepulcro o la cárcel del alma, así como las ideas referidas a la transmigración de las almas y a la necesidad de la purificación para alcanzar una vida más alta. Heráclito influyo mediante la teoría del devenir, la cual sirvió a Platón para caracterizar el mundo sensible.
La influencia de Sócrates fue decisiva tanto en la elaboración de la Teoría de las Ideas a partir de la noción de “definición universal” socrática, como en la importancia que Platón concede a la doctrina del intelectualismo moral, la cual vincula la virtud al saber.            
Hay que destacar su relación conflictiva con los sofistas. Con ellos polemiza a menudo, pero también en muchos casos los respeta y admira (como, por ejemplo, a Protágoras y Gorgias, los más importantes). Fueron el contrapunto necesario del pensamiento ético y político de Platón. Los sofistas tendían al relativismo (no hay verdades absolutas) y al escepticismo (no se puede conocer la verdad) y anteponían, a veces, los intereses prácticos a las convicciones morales. Plantearon la célebre distinción entre lo que es por naturaleza (physis) y lo que es por acuerdo humano o convención (nomos), distinción tan importante en cuestiones políticas y morales. Platón opuso el dogmatismo al escepticismo y el intelectualismo moral al relativismo sofista. Sostenía que el objetivo de la filosofía debía ser la búsqueda de la verdad (dialéctica) y no la consecución del poder mediante la persuasión y la demagogia (retórica y erística).
Y para terminar esta contextualización vamos a referirnos de nuevo brevemente a Aristóteles. Éste criticará el dualismo ontológico, epistemológico y antropológico de Platón. Niega la existencia de dos mundos separados antológicamente y las Ideas transcendentes platónicas las entiende como inmanentes al individuo. Por otra parte, frente a la doctrina platónica del carácter accidental de la relación entre el alma y el cuerpo, el estagirita propone una relación esencial.

DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS



DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS
Preámbulo

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión;
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones;
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad;
Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y
Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;

La Asamblea General proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción. 

Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2
1. Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.
2. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4
Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están prohibidas en todas sus formas.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley.
Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado.
Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal.
Artículo 11
1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Artículo 13
1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.
Artículo 14
1. En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
2. Este derecho no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 15
1. Toda persona tiene derecho a una nacionalidad.
2. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiar de nacionalidad.
Artículo 16
1. Los hombres y las mujeres, a partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el matrimonio.
3. La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 17
1. Toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente.
2. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad.
Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.
Artículo 20
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
2. Nadie podrá ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 21
1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 23
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3. Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
4. Toda persona tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus intereses.
Artículo 24
Toda persona tiene derecho al descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Artículo 26
1. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos.
2. La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
3. Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos.
Artículo 27
1. Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.
2. Toda persona tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas de que sea autora.
Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
Artículo 29
1. Toda persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
2. En el ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.
3. Estos derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 30
Nada en esta Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendentes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.