jueves, 9 de noviembre de 2017

díalogo



El diálogo y sus reglas

El diálogo tiene reglas. Unas son evidentes y te las han enseñado desde pequeñito: guarda turno para hablar, escucha a los demás cuando hablen, no te burles de ellos por lo que dicen, etc. Sin embargo, hay reglas más profundas e importantes:

• El lenguaje: todos han de conocer la lengua que se emplea. En ese sentido, hay que respetar la manera de expresarse de los demás, sus acentos o léxico si vienen de otro país e región. Si en tu sociedad se hablan dos lenguas, has de respetar al que quiere expresarse en una u otra lengua. Lo importante es que todas la conozcan.

• La ausencia de coacción: el diálogo ha de ser libre. Todos han de poder decir lo que piensan sin miedo a represalias por lo que se dice. En ese sentido, la autoridad, en tu caso padres y profesores, han de respetar tus ideas, y tú debes respetar al otro.

• Querer llegar a un acuerdo: esta es la más importante. Se trata de que se quiera realmente llegar a un acuerdo que beneficie a todos o al máximo de gente. Si entras en una discusión solo para tener razón o imponer tus ideas, será imposible llegar a acuerdos. Además, hay que tener una verdadera voluntad de que ese acuerdo al que se llegue sea lo mejor.

La actitud ante los acuerdos

Cuando se ha llegado a un acuerdo, todos los que lo aceptan deben cumplirlos: pacta sunt servanda, que quiere decir, que el pacto obliga. Por lo tanto, cuando has aceptado un acuerde has de respetarlo, porque esperas que los demás lo hagan.

GÉNERO. Eso no tiene que ver con ser hombre o mujer.

Sexo y Género
Las personas cuando nacemos, nacemos con unas determinadas características biológicas, algunas de las cuales determinan cuál es nuestro sexo. El SEXO nos hacer ser machos o hembras de la especie. En cambio, cuando hablamos de GÉNERO hablamos de aquellos roles, conductas, actitudes y prácticas sociales que vienen marcadas por la CULTURA en la que vivimos. En función de nuestras condiciones biológicas (si somos machos o hembras de la especie), se nos otorga un género determinado. Los géneros habitualmente se dividen en "masculino" y "femenino", aunque algunas personas se niegan a aceptar el género que la sociedad les asigna en función de su sexo. En este último caso hablamos de transgénero.

Estereotipo y rol
Cuando nos hacemos una idea o imagen mental de un colectivo humano basada en la ignorancia, el miedo y la imaginación hablamos de un ESTEREOTIPO. Los estereotipos pueden afectar a diversos grupos humanos. Como has podido ver en esta unidad, existen estereotipos que se refieren al género y que establecen las características que "deben tener" o cómo "deben ser" las personas en función de su sexo.
A la imagen de lo femenino y lo masculino se asocian ROLES, es decir, los papeles que cada uno de nosotros supuestamente tenemos que representar en la sociedad. Dichos roles se nos otorgan de un modo automático, como si fueran naturales, pero eso no es así. Los roles los adquirimos a través de la cultura y la educación, en definitiva, de un modo social. Dado que no son naturales, nosotros los podemos revertir, modificar o evitar. Creer que existen determinadas profesiones que las chicas no pueden realizar, o que hay determinadas posiciones (por ejemplo, la de líder) que sólo pueden ser ocupadas por chicos son imágenes estereotipadas de hombres y mujeres.
Los estereotipos limitan nuestras posibilidades como personas para desarrollarnos libremente como tales y nos determina cuál debe ser el camino a seguir y lo que "debemos ser". Todos estamos de acuerdo en que deberíamos poder elegir quiénes queremos ser y que nadie debe decidir por nosotros.

Noción: alma y cuerpo



NOCIÓN: Alma y cuerpo (res cogitans y res extensa).

Descartes defiende el dualismo antropológico según el cual el ser humano se encuentra estructurado en dos principios, uno de carácter material o cuerpo y otro de carácter espiritual o alma.
El yo y el alma(Res cogitans). Después de aceptar la evidencia del "cogito" como el «primer principio de la filosofía que andaba buscando», Descartes prosigue su análisis examinando qué es el yo que se descubre en el "cogito": «conocí que yo era una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, y que no necesita para ser de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material». El mundo, el propio cuerpo, están aún sometidos a la duda: no sabemos aún con seguridad nada de ellos. En cuanto al yo, queda reducido a razón, a pensamiento, de tal forma que tal vez «si cesase por completo de pensar, cesara al propio tiempo por completo de existir». El yo es pensamiento puro, es una "res cogitans", una sustancia pensante. Y de momento no podemos saber nada más acerca del hombre: la existencia del alma se vuelve más evidente, más fácil de conocer que la del cuerpo.  El alma no es sino pensamiento, es una substancia finita cuyo único atributo o esencia es el pensamiento. Pensar es juzgar, razonar, querer, imaginar y sentir; todos ellos actos conscientes: Así pensamiento y conciencia tienen la misma extensión; no hay lugar en el cartesianismo para el inconsciente. Descartes llama al alma res cogitans (cosa o substancia pensante). El tipo de razonamiento empleado por Descartes para demostrar que el pensamiento es el único atributo del alma se encuentra ya en Galileo: la ficción mental:  “Puedo fingir mentalmente que no tengo cuerpo, y que no dependo del espacio (y no por ello dejaría de existir), pero no puedo fingir que no pienso; por tanto, lo que constituye mi esencia es pensar”.

El mundo y el cuerpo (Res extensa) tenemos también ideas sobre las realidades materiales externas, ideas que formamos a partir de sensaciones. Ya antes se dijo que nuestras sensaciones podrían todas ellas ser engañosas. Ahora bien, la esencia de las cosas materiales no puede ser otra que la extensión geométrica. En efecto, las cualidades sensibles son oscuras y confusas, en tanto que la extensión la concebimos «muy clara y distintamente». Así, podemos imaginar la extensión sin cualidades sensibles, pero no podemos pensar estas cualidades sin la extensión.

En resumen, sabemos que los cuerpos existen por que Dios no puede engañarnos (conocemos con certeza su existencia); y sabemos que su naturaleza consiste en extensión por que es la única idea clara y distinta que de ellos tenemos (conocemos con certeza también su esencia). Queda pues caracterizada la realidad externa como "res extensa" (y, en consecuencia, la física reducida a geometría, como a continuación veremos).  

El atributo del cuerpo o de cualquier cosa material es la extensión. Los modos propios del cuerpo son fundamentalmente, la figura y el movimiento (y reposo). Se acepta, por tanto, el carácter objetivo de las cualidades primarias y el subjetivo de cualidades secundarias. Hay muchas cosas que hacen que la percepción de los sentidos sea oscura y confusa. Pero todo lo que percibimos clara y distintamente en las cosas corporales, lo relativo a la extensión y el movimiento, están verdaderamente en los cuerpos. De este modo, Descartes geometriza el mundo corpóreo pues sus cualidades pueden ser cuantificadas. Este es el mundo de la ciencia moderna.

La relación que mantiene nuestra alma o mente con nuestro propio cuerpo es una relación peculiar, distinta a la que mantiene con el resto de los cuerpos. Nos dice que no podemos entender esta relación como la que existe entre un piloto y su nave. La nave es algo exterior al piloto por lo que el conocimiento de lo que ocurre en el barco lo tiene el piloto como lo tiene del resto de cosas físicas. Sin embargo nosotros no experimentamos nuestro cuerpo de la misma manera, pues las modificaciones que éste sufre las sentimos “desde dentro”. Descartes habla de dos tipos de sensaciones, las externas y las internas. Mediante las primeras captamos los otros cuerpos (y el nuestro cuando nos vemos o nos oímos) mediante las internas lo captamos “desde dentro”. Por eso nos dice que el alma se extiende a lo largo de todo el cuerpo, aunque exista también un lugar privilegiado en donde parece concentrarse y en donde propiamente conecta el alma y el cuerpo: el cerebro y particularmente la glándula pineal. Descartes admite que el alma y el cuerpo se relacionan causalmente (cambios en el cuerpo producen cambios en el alma, cambios en el alma producen cambios en el cuerpo).

Dios (Res infinita ).

Descartes emplea como sinónimos las palabras substancia y cosa (res): la substancia es lo concreto existente, lo propio de la substancia es la existencia, pero no cualquier forma de existencia, sino la existencia completa: no necesita de nada más que de ella misma para existir. Este punto de vista nos obliga a identificar como sustancia solo a Dios. Aunque de modo análogo podemos aplicarlo a la res cogitans y a la res extensa.  

Siguiendo el orden en que el pensamiento percibe las verdades, tras la investigación del sujeto del conocimiento, Descartes pasa a demostrar la existencia de Dios, primer objeto del conocimiento. Para ello, parte de nuevo del hecho de la duda: si dudo, soy imperfecto. Pero al mismo tiempo, sé que tengo la idea de perfección. Tal idea no puede salir de mí mismo, luego la ha debido poner en mí alguien que sea en sí mismo más perfecto que yo.

Descartes presenta otras dos pruebas de la existencia de Dios (otra basada en la idea de perfección, y el argumento ontológico).  






Contextualización DESCARTes



CONTEXTUALIZACIÓN



-Descartes, primer gran filósofo de la Edad Moderna.

            Para entender en toda su profundidad esta fórmula, convendrá tener en cuenta que Época Moderna significa aquí el momento en que:

a.   Las ciencias comienzan a cobrar nuevo auge y protagonismo al margen de la filosofía, desarrollándose cada una en diversos campos y direcciones, con un cierto peligro de dispersión del saber humano. El método científico, hipotético deductivo se convierte en el camino ideal en la elaboración del conocimiento.
b.   La concepción finitista y geocéntrica del universo es sustituida por una concepción infinitista y heliocéntrica, con lo cual, el hombre queda desplazado a los márgenes no sólo del sistema solar sino del Universo, en una posición excéntrica. El humanismo renacentista intentará contrarrestar este hecho.

            Descartes responde, en nombre de la filosofía, al reto intelectual de la época moderna, de la siguiente forma:

Intenta unificar el conocimiento humano, es decir, intenta fundamentar las distintas ciencias en la filosofía.
Y esto mediante un método que sea expresión de la razón, entendida como pura intuición, y que ponga en duda todas aquellas verdades que no resulten evidentes para la intuición.
Tal método gira alrededor del yo, que se convierte en el centro de la problemática filosófica, en un doble sentido:
a.   El YO es el comienzo metódico, o inevitable punto de partida de la investigación.
b.   El Yo es la certeza que esa investigación encuentra y, por tanto, es el nuevo gran tema de la filosofía.

            Así que mientras que la filosofía antigua y medieval tiene como objetos casi exclusivos de reflexión los temas del mundo y de dios, la filosofía moderna, con Descartes, descubre como tema propio al hombre, aunque entendido como conciencia. Se trata, justamente, de ese hombre que, como acabamos de decir, ha sido colocado por la física moderna en una posición excéntrica; de esta forma, el hombre, aunque abandona físicamente hablando, el centro del universo, ocupa, por primera vez como Conciencia o YO, el centro de la filosofía, y la filosofía, no se olvide,  es universal.

            4. Al centrar la investigación filosófica en el Yo, al encerrarse en el Yo, Descartes llega al Idealismo.

-Descartes, precursor del racionalismo.

  • Enunciar el proyecto filosófico cartesiano: antropocentrismo. Contextualizar el fragmento objeto de comentario (Alumno).

  • El problema que atraviesa a toda la filosofía moderna desde Descartes a Kant, es el epistemológico. La epistemología o teoría del conocimiento es la rama de la filosofía que se ocupa de estudiar el origen, límites y validez del conocimiento; es decir, un saber del saber. Tanto el racionalismo metafísico de Descartes como el empirismo inglés de Hume y el idealismo transcendental de Kant se ocupan de estos problemas básicos. En fin, su problema es el del conocimiento: conocemos, sí, pero ¿conocemos cuando decimos que conocemos? ¿Cuál es la estructura del conocer humano?

  • Epistemológicamente caben dos posturas: realismo e idealismo. (Caracterización de ambos términos por parte del alumno).          Una vez aclaradas estas posturas epistemológicas, regresemos al contexto histórico. Mientras que en la Europa continental se desarrolla la filosofía racionalista, en Inglaterra lo hace la corriente empirista. Como el racionalismo, la corriente empirista forma parte del Idealismo. Toda la etapa de la historia de la filosofía anterior a Descartes es realista en tanto en cuanto piensa que el entendimiento humano capta directamente la realidad. El giro que le imprime Descartes a la filosofía es, precisamente, éste: la captación de las ideas, no la captación de la realidad. Ahora bien, así como el racionalismo aboca a un innatismo, ya que considera a las ideas claras y distintas como innatas, el empirismo inglés aborda el problema del conocimiento desde el punto de vista de su origen y formación. Podemos decir que en el racionalismo tiene primacía el aspecto lógico de las ideas, mientras que en el empirismo inglés la tienen el análisis psicológico. Por eso se caracteriza también al empirismo como un psicologismo. (El alumno establecerá las diferencias entre el racionalismo y el empirismo como respecto al origen y límites del conocimiento)
           
  • Abundemos acerca de las discrepancias que separan a racionalistas y empiristas, y digamos que no se ponen de acuerdo a la hora de caracterizar la naturaleza de las ideas. En efecto, para el racionalismo las ideas son conceptos lógico matemáticos de entendimiento o de la razón. Para el empirismo, por el contrario, las ideas son imágenes o representaciones psicológicas de la memoria o de la imaginación. Por eso no debe extrañar que, para los racionalistas, el máximo modelo de cientificidad sea realizado por las matemáticas. Los empiristas, por el contrario, entienden por ciencia las ciencias empíricas o naturales.

            Como caracteres básicos del racionalismo se señalan los siguientes:

a.   Su carácter matemático. (desarrollar)
b.   Su carácter innatista. (desarrollar)

Tema: Cogito y criterio de verdad



Tema: Cogito y criterio de verdad

El cogito es la primera verdad indudable que Descartes encuentra tras recorrer el camino de la duda. Este camino se estructura en tres fases: 1. La hipótesis de la falacidad de los sentidos. Este nivel de la duda metódica se presenta como una crítica al realismo epistemológico medieval que se sustentaba sobre la base de la máxima tomista: nada hay en el entendimiento que no haya pasado antes por los sentidos. 2. La hipótesis onírica o la imposibilidad de distinguir el sueño de la vigilia o la crítica cartesiana a la ontología realista medieval que afirmaba la existencia de un mundo exterior al sujeto cognoscente. 3. la hipótesis del genio maligno: tal vez nuestro entendimiento está constituido de tal manera que se haya condenado a errar siempre, como si se tratara de una máquina defectuosa produce objetos todos ellos defectuosos.
El cogito representa el inicio de la fase constructiva o metafísica de Descartes. Sumido en la más profunda duda, advierte que hay una evidencia más cierta y segura que la evidencia de las mismas verdades matemáticas, una certeza acerca de la cual nadie podría hacerle dudar. Esta certeza indudable es la evidencia de su propia existencia. En efecto, puedo dudar de todo lo que quiera, pero no puedo dudar de que existo mientras dudo. Así, si dudo, si me engaño, si sueño, por lo menos existo, aunque sea como algo que duda, se engaña o sueña. Para pensar, para dudar, se necesita ser, existir. Por tanto, mi conciencia implica existencia. En consecuencia, existo como una "cosa que piensa". Descartes expresa esa verdad con la famosa fórmula cogito ergo sum,"pienso, luego existo", que no debe ser malinterpretada, pues en ella no encontramos conclusión alguna de ningún razonamiento, sino la intuición de una evidencia. Esta fórmula tiene la virtud y el privilegio de conectar, inmediatamente, el acto de pensar o de dudar, con la certeza de la existencia como contenido necesario de ese acto. Hace surgir, a partir del movimiento mismo del pensamiento y de la duda, y en un instante, el ser y la certidumbre: de ahí la fuerza irresistible de su evidencia. Así pues, siguiendo el modelo matemático hay que partir de un primer axioma cuya verdad sea evidente. Este principio es el cogito. Podemos distinguir varios aspectos del significado del primer principio: a. Antropológico. El primer principio de la filosofía cartesiana se refiere al hombre. Con ello, formula Descartes el antropomorfismo que caracterizará a la modernidad frente al teocentrismo medieval. La subjetividad aparece como el fundamento del conocimiento y de la moral. b. Metodológico. El cogito se constituye como el punto de partida de un sistema deductivo. c. Ontológico. Se presenta resuelto en res cogitans, “una cosa que piensa”. d. Epistemológico. Es criterio de certeza y fuente de donde emanan los principios de todas las demás ciencias. Es la evidencia misma, modelo de cualquier otra.

El criterio de certeza, pues, representa la dimensión epistemológica del cogito. De su formulación deduce Descartes un criterio que está íntimamente ligado a las nociones de intuición y evidencia. ¿Cuándo sabemos que hemos intuido una idea? Cuando es clara y distinta. Conocer con claridad una idea es conocerla separada de todas las demás. Conocer con distinción una idea es conocer diferencialmente cada uno de sus componentes, propiedades y atributos. En este sentido, el cogito es el modelo de toda verdad por la claridad y distinción con que es captado, es la evidencia misma, es, en definitiva, en su vertiente gnoseológica, el criterio de certeza mismo. Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no confundidas con otras ideas).

Noción: duda y criterio de certeza



Noción: Duda y criterio de certeza


El concepto de duda metódica.- La regla de la evidencia exige comenzar por el ejercicio de la duda misma. Conviene hacer las siguientes precisiones en relación a la noción cartesiana de la duda: a) Es epistemológica, metódica y no escéptica. Descartes entra en la duda para no caer en el error, pero siempre con la intención de salir de ahí mediante una certeza. La duda cartesiana, pues, no es tanto un punto de llegada, resultado del cansancio intelectual, como en el escepticismo, como un punto de partida para encontrar después una certeza, una verdad indudable desde la que anularla. b) No es afirmación ni negación, sino suspensión del juicio ante la posibilidad de error; es crítica. Es una precaución que se toma. La antigüedad tenía, por así decirlo, miedo a la ignorancia, el hombre moderno se pregunta si los conocimientos que se han ido acumulando desde la antigüedad, no serán, en el fondo, sino errores. Por eso, no tiene miedo a la ignorancia y sí a algo peor: al error, al engaño. Y justamente para no errar es por lo que entra en la duda. c) En Descartes la duda es el resultado de la aplicación de la primera de las reglas del método, la de la evidencia. d) El fundamento de la duda es la libertad humana. Así, si podemos dudar de algo es porque, en último término, somos libres frente a ese algo. Toda duda, constituye un acto de libertad. e) La duda expresa la finitud, la limitación e imperfección del conocer y del ser humanos. En efecto, un ser perfecto no duda.

Las fases de la duda.

1. La hipótesis de la falacidad de los sentidos. Los sentidos a menudo nos conducen a error y como es prudente no confiar en aquellos que alguna vez nos han engañado: ¿por qué habríamos de creer en la información que ellos nos suministran? Efectivamente, si alguien falta a su palabra más de una vez, sería necio confiar en él: la única actitud prudente sería desconfiar de su palabra. En consecuencia, el conocimiento sensorial puede ser puesto en duda o, al menos, es posible afirmar que no es seguro que no nos engañen; por lo tanto, según el plan de la "duda metódica" de dar por falso todo lo dudoso, la información aportada por los sentidos debe ser rechazada. Este nivel de la duda metódica se presenta como una crítica al realismo epistemológico medieval que se sustentaba sobre la base de la máxima tomista: nada hay en el entendimiento que no haya pasado antes por los sentidos.

2. La hipótesis onírica o la imposibilidad de distinguir el sueño de la vigilia. Segundo nivel de duda: mientras duermo y sueño las cosas se me presentan como reales; si permanezco en vigilia las casas también se me presentan como absolutamente reales. Entonces, ¿cómo saber, con absoluta certeza, si lo que ahora veo, oigo, etc, es real o producto del sueño? Aquello sobre lo cual recae la duda es sobre la existencia del mundo exterior. La hipótesis onírica representa la crítica cartesiana a la ontología realista medieval que afirmaba la existencia de un mundo exterior al sujeto cognoscente.

3. la hipótesis del genio maligno. Según esta hipótesis, Descartes se pregunta si no habrá un genio tan astuto como poderoso, que ha puesto todo su empeño en engañarnos; que estamos en el error, incluso cuando contamos y decimos que son cuatro los lados de un cuadrado y tres los de un triángulo. El famoso genio maligno de Descartes es una posibilidad, no una realidad; una hipótesis no una tesis; un artificio, un experimento mental para contrarrestar la inercia del sentido común y probar la fuerza de cada verdad. Significa que tal vez nuestro entendimiento está constituido de tal manera que se haya condenado a errar siempre, como si se tratara de una máquina defectuosa produce objetos todos ellos defectuosos.

Descartes está sumido en la más profunda duda, pero he aquí que advierte que hay una evidencia más cierta y segura que la evidencia de las mismas verdades matemáticas, una certeza acerca de la cual nadie podría hacerle dudar. Esta certeza indudable es la evidencia de su propia existencia. En efecto, puedo dudar de todo lo que quiera, pero no puedo dudar de que existo mientras dudo. Así, si dudo, si me engaño, si sueño, por lo menos existo, aunque sea como algo que duda, se engaña o sueña. Para pensar, para dudar, se necesita ser, existir. Por tanto, mi conciencia implica existencia. En consecuencia, existo como una "cosa que piensa". Descartes expresa esa verdad con la famosa fórmula "pienso, luego existo", que no debe ser malinterpretada, pues en ella no encontramos conclusión alguna de ningún razonamiento, sino la intuición de una evidencia. Esta fórmula tiene la virtud y el privilegio de conectar, inmediatamente, el acto de pensar o de dudar, con la certeza de la existencia como contenido necesario de ese acto. Hace surgir, a partir del movimiento mismo del pensamiento y de la duda, y en un instante, el ser y la certidumbre: de ahí la fuerza irresistible de su evidencia.

El criterio de certeza.- Representa la dimensión epistemológica del cogito. De su formulación deduce Descartes el criterio de certeza que está íntimamente ligado a las nociones de intuición y evidencia. ¿Cuándo sabemos que hemos intuido una idea? Cuando es clara y distinta. Conocer con claridad una idea es conocerla separada de todas las demás. Conocer con distinción una idea es conocer diferencialmente cada uno de sus componentes, propiedades y atributos.
En este sentido, el cogito es el modelo de toda verdad por la claridad y distinción con que es captado, es la evidencia misma, es, en definitiva, en su vertiente gnoseológica, el criterio de certeza mismo.
Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no confundidas con otras ideas).

Noción: pensamiento e ideas



Noción: pensamiento e ideas

El problema del solipsismo exige a Descartes emprender la tarea de analizar su pensamiento. Sobre el cogito, sobre esa certeza, que tenía que funcionar como primera piedra del edificio de la filosofía, no se puede edificar nada. La evidencia de la propia existencia resulta un callejón sin salida, que no conduce a ninguna parte. De este axioma evidente no cabe deducir teorema alguno. En su círculo de certeza, el pensamiento, el sujeto pensante, se garantiza a sí mismo como algo real, pero desde ahí no puede fundamentar o deducir nada. Tal es la soledad o cierre absoluto de la conciencia: a ella le resulta imposible aventurar juicio alguno en relación con otra cosa que no sea su propia existencia. Así, el hipotético genio maligno sólo ha sido neutralizado en parte; pues, aunque no puede engañarnos respecto a nuestra propia existencia, sí puede hacerlo con relación a cualquier otra cosa que caiga fuera del circuito de certeza del yo o de la conciencia. 

Cuatro son los temas que se convierten en problema al no quedar garantizados por la evidencia de la propia existencia. Estos cuatro problemas son: el problema de la existencia del propio cuerpo, el problema de la existencia de los otros, el problema de la existencia del mundo y el problema de la validez de las verdades matemáticas.
Sólo le queda a Descartes una vía si quiere seguir avanzando en su proyecto inicial: el análisis de su propia existencia en cuanto ser pensante, es decir el análisis de lo que es, pensamiento, y del fruto de la actividad de eso que es, las ideas. El problema es enorme, ya que a Descartes no le queda más remedio que deducir la existencia de cualquier otra realidad a partir de la existencia del pensamiento. Así lo exige el ideal deductivo: puesto que la primera verdad, el primer axioma, el fundamento del criterio de certeza: claridad y distinción, es el "yo pienso", de él han de extraerse todos nuestros conocimientos, incluido, por supuesto, el conocimiento de que hay realidades extra mentales. Antes de seguir adelante con la deducción es necesario detenernos con Descartes para hacer inventario de los elementos con que contamos para llevarla a cabo. Así, vemos que contamos con dos elementos: el pensamiento y las ideas que piensa el yo.

La expresión "pensamiento" en Descartes tiene una significación muy amplia: nombra cualquier actividad de la mente o de la conciencia, tanto intelectual como volitiva o afectiva. En este sentido, Descartes, puede dividir los pensamientos en ideas, por una parte, y sentimientos, actos de la voluntad y juicios por otra. Las ideas son los hechos de conciencia más simples: son como imágenes que representan cosas; los actos de voluntad y los juicios resultan más complejos, pues, en ellos algún tipo de acción acompaña siempre la mera representación de las cosas.

Las ideas pueden ser estudiadas desde distintos puntos de vista:

l.- según su evidencia. En este caso las ideas se presentan o bien claras u oscuras ya distintas o confusas. En este sentido las ideas no son verdadera ni falsas, propiedad que sólo caracteriza a los juicios. La claridad y la distinción de las ideas constituyen en Descartes, el criterio general de verdad, es decir, la norma para identificar o reconocer la verdad como tal. Se formula así: todo lo que veo con claridad y distinción es verdadero. Semejante regla tiene su origen en el cogito del siguiente modo: si esa verdad particular es clara y distinta entonces cabe sostener, con carácter general, que todo lo que sea claro y distinto resultará verdadero. Este criterio garantiza que a toda verdad subjetiva corresponde siempre una verdad objetiva. La función de la regla consiste en asegurar la conformidad de las ideas con las cosas, en adecuar la el pensamiento a la realidad. Ahora bien, aunque es racional ya que justifica la correspondencia entre el pensamiento y la realidad, no es absoluto, siempre podremos dudar, es decir, cabe la posibilidad de que sea objetivamente falsa una idea concebida clara y distintamente por el empeño de un genio maligno. En general, Descartes identifica las ideas claras con los conceptos matemáticos y con nociones básicas de la filosofía, como la noción de sustancia: una realidad que existe por sí misma independiente de cualquier otra.

2. Según su origen. Desde el punto de vista de su origen o procedencia, Descartes divide las ideas en innatas, adventicias y facticias. Las ideas innatas parecen provenir de la propia naturaleza del sujeto; las adventicias son ideas de cosas que parecen existir fuera del sujeto; y las facticias de ficciones o invenciones del sujeto. Descartes como buen racionalista sólo valora las ideas innatas, coinciden con las claras y distintas y son la base del conocimiento. Así, critica el valor de las ideas adventicias, poniendo en duda que procedan realmente de cosas exteriores al sujeto, o, al menos, que mantengan una relación de semejanza esas cosas. En efecto las ideas adventicias se apoyan en dos razones:
a) Parece "natural" que haya cosas fuera del sujeto. b) Estas ideas no dependen de la voluntad del sujeto; luego, son producidas en él por cosas extrañas a él.

3. Según el grado de realidad objetiva que representan.
Pero, cabe, por último, otra clasificación de las ideas. Las ideas (aunque todas resulten iguales en cuanto actos de pensamiento) desde el punto de vista del contenido, de la mayor o menor realidad objetiva que representan, pueden dividirse o jerarquizarse según su grado de perfección. Así, la idea de sustancia tiene más realidad objetiva que la idea de accidente; y la idea de una sustancia infinita tiene más realidad objetiva que la de una finita. (Para entender este planteamiento de Descartes, pongamos el siguiente ejemplo: aunque todos los números son, por igual, productos de la mente, es posible ordenarlos en una serie según la mayor o menor cantidad que objetivamente representan).
Estas distinciones serán empleadas por Descartes, junto al principio de causalidad, como elementos básicos para demostrar la existencia de Dios y resolver el problema del solipsismo.

TEMA DESARROLLADO: Las tres demostraciones de la existencia de Dios



Tema. La existencia de Dios. 

Tema: Demostración de la existencia de Dios
Descartes demuestra la existencia de Dios con el objetivo de resolver el problema del solipsismo, es decir, aquél que ponía en evidencia la existencia de una realidad extra mental, y desmontar la hipótesis del genio maligno. El razonamiento de Descartes es el siguiente: Si Dios existe y es perfecto, entonces, debemos admitir que es veraz. Así, Dios no puede permitir que el sujeto se engañe cuando afirma la existencia de una realidad exterior. Por otra parte, el genio maligno condenaba al ser humano a engañarse siempre; con la existencia de Dios, este error inevitable se transforma en error evitable. El individuo no está condenado a errar siempre; se equivocará si no sigue el método adecuado, es decir, aquél que consiste en las cuatro reglas que conducen a la verdad: evidencia, análisis, síntesis y enumeración. Si el criterio de certeza garantizaba la verdad, Dios es la garantía de que el criterio de certeza funciona.  

El primer argumento se fundamenta en la idea de un ser perfecto. Esta prueba, tal y como la presenta en la “Tercera Meditación”, es en cierto sentido una mezcla de la prueba tomista basada en la existencia de distintos grados de perfecciones y de la relativa a la causalidad. La principal diferencia respecto de las Cinco Vías es que éstas parten de la observación de perfecciones en la realidad (incluido el mundo físico) y de la observación de vínculos causales entre las cosas. Descartes no puede utilizar estos recursos porque en el momento de la duda metódica en el que se incluye la prueba aún no sabe si existen cosas distintas a su propio pensamiento. Sólo le cabe mirar en su interior, ver si hay distintos niveles de perfección en sus ideas y reflexionar sobre la causa de la aparición en su mente de dichas ideas. Descartes comienza distinguiendo dos aspectos en las ideas: las ideas en cuanto que son actos mentales y en cuanto poseen contenido objetivo: las ideas en cuanto actos mentales no presentan entre ellas diferencias o desigualdad alguna: todas son acontecimientos mentales, todas pertenecen al mismo tipo de realidad, la realidad psíquica; pero atendiendo a su contenido, a lo que representan, su realidad es diversa (Descartes llama “realidad objetiva” a esta peculiaridad de las ideas). Así, podemos hablar de unas ideas más perfectas que otras, perfección que les viene dada de la perfección que cabe atribuir a lo representado en ellas: así la idea de ángel es más perfecta que la idea de libro, porque los ángeles son más perfectos que los libros, y la idea de substancia es más perfecta que la idea de atributo, porque las substancias son más perfectas que los atributos. Tras estas consideraciones, Descartes afirma que la idea de Dios es la que más realidad objetiva tiene, además de ser innata, clara y distinta. Entonces, introduce el principio metafísico de que la realidad que se encuentra en el efecto debe ser proporcional a la realidad de la causa. Armado con estas herramientas conceptuales, Descartes hace un catálogo de las ideas que encuentra en sí mismo: unas representan a hombres, otras a animales, otras a ángeles, unas representan substancias, otras atributos; y examina si él mismo podría considerarse el responsable, la causa de todas sus ideas; cree que en sí mismo puede encontrar el fundamento y la perfección adecuada para dar cuenta de casi todas las ideas; Sin embargo, la idea de perfección absoluta no se puede explicar a partir de las facultades del propio sujeto, ya que no habría proporcionalidad entre la causa (sujeto) y el efecto (Idea de Dios perfecto) ya que lo imperfecto no puede ser causa de lo perfecto. Si no es este el caso, la idea de Dios debe estar en nuestra mente porque un ser más perfecto que nosotros nos la ha puesto; debe ser innata. Conclusión: “aunque yo tenga la idea de substancia en virtud de ser yo una substancia, no podría tener la idea de una substancia infinita, siendo yo finito, si no la hubiera puesto en mí  una substancia que verdaderamente fuese infinita”, luego Dios existe.

El segundo argumento está basado en la imperfección y la dependencia del sujeto. La demostración parte de la contingencia del individuo y llega a Dios, no como la causa de la idea de Dios, sino del individuo mismo. Soy consciente de mi imperfección, me doy cuenta de mi limitación precisamente por mi ignorancia, por el hecho de que dudo: si fuese absolutamente perfecto y la causa de mi propio ser,  me habría creado como sabio, no como ignorante. La contingencia de mi ser no se refiere sólo al hecho de que haya necesitado de otro ser para existir o empezar a ser, sino también a mi incapacidad para mantenerme en el ser, a mi incapacidad para continuar viviendo sólo a partir de mí mismo. La fragilidad de mi existencia es tal que en cualquier momento podría no existir. Si ello es así debo suponer que existe un ser distinto a mí mismo que sea la causa de que yo perdure, de mi vida como una totalidad que se da en el tiempo, de mi existencia. En conclusión, Descartes llegará a Dios, no como consecuencia de que Él sea necesario para explicar nuestra creación, sino que es necesario para explicar la conservación de nuestro ser.

Por último, el argumento ontológico, el cual parte de la idea de Dios como un ser absolutamente perfecto: Todo lo que conozco clara y distintamente como perteneciente a ese objeto, le pertenece realmente; sé, por ejemplo, que todas las propiedades que percibo clara y distintamente que pertenecen a un triángulo, le pertenecen realmente; en la idea de Dios está comprendido el ser absolutamente perfecto; si revisamos la  idea o noción que tenemos del Creador encontramos que lo concebimos como un ser omnisciente, omnipotente y extremadamente perfecto.  Descartes considera la existencia como una propiedad, así el existir realmente hace de algo que sea más perfecto que el existir meramente en el pensamiento o que la mera posibilidad de existir; por tanto, si la existencia necesaria y eterna está comprendida en la idea de un ser absolutamente perfecto, entonces Dios existe.

Una vez demostrada la existencia de Dios, Descartes razonará así: Dios existe, y Dios es bueno, por tanto, veraz. Por consiguiente, no puede engañarnos permitiendo que nosotros creamos, como creemos, que existe el mundo, los demás, nuestro propio cuerpo, y que dos más dos suman cuatro; luego, no hay razón alguna para considerar la posibilidad de un genio maligno empeñado en engañarnos, ya que Dios, en su bondad, no consentiría esto. Imprimiendo este giro espectacular a su pensamiento, Descartes se instala en esta certeza desde la cual puede garantizar la realidad del mundo y la objetividad de las evidencias matemáticas. En este sentido, la existencia de Dios funciona, extrañamente, como una certeza de la certeza, o una garantía de la garantía; pero tiene que ser así, en la medida en que la verdad "yo existo" sólo se garantiza a sí misma. Ahora bien, es un hecho que el hombre se equivoca. Entonces, ¿cómo conciliar tal hecho con la opinión de Descartes, según la cual Dios no puede permitir que nos engañemos? Se impone una aclaración. El Dios de Descartes sólo garantiza que no podemos equivocarnos de derecho, es decir, de manera inevitable. Con Dios se disipan las dudas de aquellos que alguna vez se han preguntado, como Descartes, si su razón no estará hecha de tal modo que, cuando piensan, siempre, sistemática y fatalmente se equivocan. Pues bien, Descartes nos dice que podemos estar tranquilos al respecto, que Dios jamás permitiría eso. Pero Dios, sí permite, naturalmente, que nos equivoquemos de hecho, es decir, de manera, evitable. Sin embargo, esas equivocaciones no son imputables a Dios, sino al hombre, cuando, llevado de su impaciencia o de sus prejuicios, se pone a juzgar las cosas partiendo de ideas oscuras y confusas. Dios, pues, no es responsable de nuestros errores.

1º bach más modelos de examen



1. Completa el siguiente texto.  2

  1. La relación causa-efecto en la explicación racional es……………………………y en la explicación mítica es……………………
  2. La explicación racional  utiliza conceptos y la explicación mítica ………………………
  3. La Ontología estudia ……………………………….y la epistemología……………………..
  4. Los Dioses no puede ser filósofos, según platón, porque…………………………………
  5. Según Aristóteles, la filosofía es ………………………………………….
  6. Para Russell, el valor de la filosofía estriba en………………………………………………..
  7. El enunciado “la bondad es un valor moral” no tiene sentido para Wittgenstein ya que el término “bondad”……………………….
  8. Si un experimento arroja resultados contrarios a los previstos por la hipótesis, se dice que esta ha sido…………………………………
  9. Una ley científica es una hipótesis que ha sido……………………………por el…………………
  10. Los enunciados pueden ser verdaderos o falsos, sin embargo, los razonamientos solo pueden ser ………………………..o………………….
  11. El escepticismo considera que nunca podremos alcanzar………………………………
  12. La racionalidad práctica es el uso de la razón cuando utilizamos ….…………………con el objetivo de ………………………………………………………………………………
  13. La racionalidad teórica es el uso de la razón cuando utilizamos los mejores …………………………………………….con el objetivo de ……………………………..
  14. La relación entre premisas y conclusión en los razonamientos inductivos es………………………, mientras que en lo deductivos es………………………………….
  15. En los razonamientos inductivos, las premisas tienen un carácter……………………………, mientras que en los deductivos lo tienen…………………………………………….
  16. La probabilidad de que un enunciado obtenido inductivamente sea verdadero es……………………..

2. Observa el siguiente enunciado: “La estructura química del agua es H2O” y responde a las siguientes cuestiones: 1
  1. ¿Es analítico o sintético?

  1. ¿Por qué?


  1. ¿Qué tipo de teoría de la verdad utilizarías para comprobarlo?

3. ¿En que consiste la falacia ad hominen? Por un ejemplo.  0,75





4. ¿Qué significa la expresión “hipótesis de la falacidad de los sentidos”? ¿Quién la propuso?
¿Qué pone en duda?  1




5. Enuncia brevemente las tesis empirista y racionalista sobre el origen del conocimiento. Cita alguno de los filósofos más representativos de ambas corrientes. 1

Tesis racionalista:



Tesis empirista:

1º de bach Modelo de preguntas de examen



1.                      Corrige los siguientes enunciados para que sean verdaderos 2

1.                       Una ley científica es un experimento que ha sido refutado
2.                      La explicación científica utiliza el método hermenéutico
3.                      La filosofía es una rama de la política teórica.
4.                      Los conceptos de la explicación mítica representan seres sobrenaturales
2.                     Contesta a las siguientes cuestiones
a)                     Señala dos diferencias entre razonamientos inductivos y deductivos. 2
b)                     Señala dos diferencias entre ciencias formales y experimentales. 2
c)                      ¿En qué consiste el problema dela inducción? 1



1.     Corrige los siguientes enunciados para que sean verdaderos 2


1.         Las matemáticas constan de juicios cuya negación es una falsedad
2.        La ontología es una rama de la ciencia que estudia el conocimiento
3.        Una proposición es la representación lingüística de un concepto
4.        La conclusión de un razonamiento deductivo es siempre probable

2.    Cuestiones de respuesta breve 5

1.      Señala dos diferencias entre la explicación mítica y racional.