miércoles, 14 de septiembre de 2016

DEFINICIÓN DE PRINCIPIO O ARJÉ



Arché
      El principio o esencia última de todas las cosas.   

      El término griego arché (o arjé) se traduce al castellano como principio. Este concepto tiene mucha importancia en la filosofía presocrática puesto que una de las más importantes preocupaciones de los primeros filósofos fue la investigación del arché o elemento del que se componen todas las cosas. Como habitualmente se señala, los presocráticos concebían el arché al menos con las siguientes características:
  • principio temporal: realidad situada en el principio de los tiempos, a partir de la cual se generó todo lo existente;
  • constitutivo último de lo real: elemento que se encuentra en todas las cosas, por tanto común a todas ellas; es constitutivo “último” porque no se encuentra en la “superficie” de las cosas, en lo visible o experimentable por los sentidos: por ejemplo, podríamos objetar a la tesis de Tales según la cual el agua es el arché que el árbol que veo no es agua, no tiene el aspecto del agua, a lo que Tales argumentaría que, más allá de las apariencias, el agua es el fundamento de su existencia, ya que sin ella el árbol no viviría, por lo que de alguna manera debe estar presente en el árbol para que éste viva;
  • elemento que determina el ser propio de cada ente: las características y procesos a los que está sometido todo objeto están determinadas por el principio del cual está compuesto. Así, por ejemplo, si los principios son el aire, el agua, la tierra y el fuego, como indica Empédocles, el ser y comportamiento de un objeto estará determinado por la diferencia en la composición de estos elementos, es decir, el cuerpo A tendrá propiedades distintas al cuerpo B si A está compuesto fundamentalmente de tierra y B de fuego.


    TEXTOS PRESOCRÁTICOS-SOFISTAS-SÓCRATES
     
    En el siguiente texto, Aristóteles nos muestra con claridad las características que los filósofos presocráticos atribuían al principio (arché o "arjé") que compone todas las cosas.
     
          La mayor parte de los primeros que filosofaron, no consideraron los principios de todas las cosas, sino desde el punto de vista de la materia. Aquello de donde salen todos los seres, de donde proviene todo lo que se produce, y adonde va a parar toda destrucción, persistiendo la sustancia misma bajo sus diversas modificaciones, he aquí el principio de los seres. Y así creen, que nada nace ni perece verdaderamente, puesto que esta naturaleza primera subsiste siempre; a la manera que no decimos que Sócrates nace realmente, cuando se hace hermoso o músico, ni que perece, cuando pierde estos modos de ser, puesto que el sujeto de las modificaciones, Sócrates mismo, persiste en su existencia, sin que podamos servirnos de estas expresiones respecto a ninguno de los demás seres. Porque es indispensable que haya una naturaleza primera, sea única, sea múltiple, la cual subsistiendo siempre, produzca todas las demás cosas. Por lo que hace al número y al carácter propio de los elementos, estos filósofos no están de acuerdo.
    Aristóteles, Metafísica, Libro Primero, III
    (Biblioteca Filosófica. Obras filosóficas de Aristóteles. Volumen 10. Traducción: Patricio de Azcárate)