viernes, 5 de octubre de 2012

Feminismo VII. El feminismo en la Europa mediterránea


EL FEMINISMO EN LA EUROPA MEDITERRÁNEA

En Francia, el feminismo experimentó un intenso desarrollo como movimiento organizado a partir de 1860. Sin embargo, sus conexiones con el republicanismo anticlerical hizo que la mayor parte de las mujeres, muy influenciadas por la Iglesia Nelly RousselCatólica, se mantuvieran al margen del movimiento.

Destacan figuras como Nelly Roussel (1872-1922) y Madeleine Pelletier (1874-1939) que fueron pioneras en plantear temas como la libertad sexual y el control de la natalidad.
Coco Chanel
En otro orden de cosas, figuras como Coco Chanel revolucionaron la moda femenina, liberándola de los opresivos atuendos a las que habían sido obligadas las mujeres en las décadas anteriores.

En Italia, la situación se caracterizó por un mayor peso de la Iglesia Católica y la consiguiente falta de movilización de las mujeres. La gran figura del sufragismo italiano fue Anna Maria Mozzoni (1837-1920).

En ambos países hubo que esperar a que acabara la Segunda Guerra Mundial para que se concediera el sufragio femenino en 1945.

3.5.2. EMANCIPACIÓN DE LA MUJER Y FEMINISMO EN ESPAÑA

EL RETRASO DEL MOVIMIENTO FEMINISTA EN UNA SOCIEDAD TRADICIONAL

Durante el siglo XIX y principios del XX, el feminismo español tuvo como movimiento social una menor envergadura que en la mayoría de los países desarrollados europeos.
Siempre estuvo más centrado en reivindicaciones de tipo social, como el derecho a la educación o al trabajo, que en demandas de igualdad política.Costureras - Eva Bonnier
Nunca adoptó la acción directa violenta como estrategia de combate ni alcanzó un grado destacado de militancia. En consecuencia, la resonancia social de las feministas españolas fue bastante reducida.
El modelo de género establecido en la sociedad liberal española garantizaba la subordinación de la mujer al varón y establecía unas pautas muy estrictas para su actuación social.

El sistema de dominación, muy jerárquico, actuó en dos niveles:

1. Una legislación basada en la discrimación de la mujer: los Códigos Civil (1889), Penal (1870) y de Comercio (1885).

“La mujer casada no disponía de autonomía personal o laboral, tampoco tenía independencia económica y ni tan siquiera era dueña de los ingresos que generaba su propio trabajo. Debía obedecer al marido, necesitaba su autorización para desempeñar actividades económicas y comerciales, para establecer contratos e, incluso, par realizar compras que no fueran las del consumo doméstico. La ley tampoco reconocía a las trabajadoras casadas la capacidad necesaria para controlar su propio salario y establecía que éste debía ser administrado por el marido. El poder del marido sobre la mujer casada fue reforzado, además, con medidas penales que castigaban cualquier trasgresión de su autoridad: por ejemplo, el Código Penal estableció que la desobediencia o el insulto de palabra eran suficientes par que la mujer fuera encarcelada. Asimismo, el doble estándar de moral sexual le permitía al hombre mantener relaciones sexuales extra-matrimoniales y se las prohibía de forma tan tajante a la mujer que las diferencias quedaron explícitamente manifiestas en la legislación relativa al adulterio y a los crímenes pasionales. El Código Penal establecía que si el marido asesinaba o agredía a la esposa adúltera o al amante de ésta, al ser sorprendidos, sólo sería castigado con el destierro durante un corto espacio de tiempo. En la misma situación, las penas impuestas a la mujer eran mucho más severas: al ser considerado parricidio el asesinato del marido, la sentencia era siempre prisión perpetua.”

NASH, Mary y TAVERA, Susana
Experiencias desiguales: conflictos sociales y respuestas colectivas (Siglo XIX)
Madrid, 1995
Ed. Síntesis

2. Un control social informal mucho más sutil y, por consecuencia, más eficaz.

El dominio del género masculino se basaba en la idea de la “domesticidad” que establecía los principales arquetipos femeninos (“ángel del hogar”, “madre solícita”, “dulce esposa”...), su función social y su código de conducta.

“Desde ‘mujer casada, la pierna quebrada’, son innumerables los refranes españoles que limitan la actividad de la mujer al círculo de los quehaceres domésticos, y, en nuestra clase media, esta idea está profundamente arraigada (...) la preparación de la mujer para algo que no sea estrictamente el matrimonio, aparece todavía, a la mayoría de las gentes como una cosa insólita y que, no sólo no debe ser tomada en consideración, sino que debe ser severamente reprobada o –lo que es peor- ridiculizada (...)”

NELKEN, Margarita
La condición social de la mujer (1919)
Madrid, 1975

En la cuna - Berthe MorisotTodavía a fines del siglo XIX, la subordinación de la mujer era justificada basándose en una supuesta inferioridad genética: la función reproductora convertía a la mujer en un ser pasivo, inferior, incompleto, y, en resumen, un mero complemento del hombre, es decir, del ser inteligente.
Esta opinión no era exclusiva de los grupos más conservadores o reaccionarios del país. El escritor catalán, Pompeu Gener, ideológicamente adscrito al republicanismo federal y, por consecuencia, ligado a los sectores más progresistas del país, afirmaba lo siguiente:

“En sí misma, la mujer, no es como el hombre, un ser completo; es sólo el instrumento de la reproducción, la destinada a perpetuar la especie; mientras que el hombre es el encargado de hacerla progresar, el generador de la inteligencia, (...) creador del mundo social.”

Pompeu Gener
“La Vanguardia”
26 Febrero 1889

ACTIVIDADES

1. Enumera las desigualdades jurídicas entre el hombre y la mujer según la legislación liberal española del siglo XIX. Agrúpalas en desigualdades de tipo económico, social, sexual...
2. Explica el concepto de “doble moral sexual” ¿Crees que sigue todavía existiendo? Razona tu respuesta.
3. Explica el concepto de "domesticidad" aplicada a la mujer
4. Escribe algún chiste, refrán... que defienda la desigualdad de los sexos. ¿Cuál es tu opinión sobre ellos?
5. La función reproductora, la maternidad, era vista por mucha gente como uno de los factores claves que explicaban la inferioridad de la mujer. ¿Conoces algún adelanto médico que haya supuesto en este sentido un avance clave para la emancipación de la mujer?
 

SUFRAGISTAS Y FEMINISTAS

Pese al retraso del movimiento feminista español, diversas mujeres iniciaron la defensa de la idea de la igualdad femenina.

Dolors Monserdà (1845-1919) defendió los derechos de la mujer desde una perspectiva nacionalista catalana y profundamente católica.

Teresa Claramunt (1862-1931), obrera textil y militante anarcosindicalista, reivindicó el papel de la mujer como madre que trasmite valores ideológicos a sus hijos. Si estos valores eran igualitarios y anarquistas se estaría poniendo las bases para una nueva sociedad.

María de Echarri (1878-1955), concejal del Ayuntamiento deFrida Kahlo - Autorretrato Madrid e inspectora de trabajo del Instituto de Reformas Sociales, promovió, desde una perspectiva de feminismo católico, algunas medidas de mejora laboral para las obreras. Destaca la llamada “Ley de la Silla” de 1912, por la cual los empresarios debían proporcionar una silla a todas las mujeres que trabajan en la industria o el comercio.

A partir de los años 20, el feminismo español comenzó a añadir demandas políticas a las reivindicaciones sociales.
En 1918 en Madrid se crea la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME). Formada por mujeres de clase media, maestras, escritoras, universitarias y esposas de profesionales, sus dirigentes Maria Espinosa, Benita Asas Manterola , Clara Campoamor o Victoria Kent planteaban ya claramente la demanda del sufragio femenino.
Junto a esta asociación surgen múltiples agrupaciones. Entre ellas destaca la Cruzada de Mujeres Españolas, dirigida por la periodista Carmen de Burgos, y que protagonizó la primera manifestación callejera pro sufragio en Madrid en mayo de 1921.

ACTIVIDADES

1. Elabora una breve biografía de Clara Campoamor, Victoria Kent y Margarita Nelken.
2. Busca información sobre la Asociación Nacional de Mujeres Españolas (ANME).

 

LA CONQUISTA DEL VOTO FEMENINO
 

Pese a los esfuerzos de las primeras sufragistas españolas,  la concesión del voto femenino en nuestro país no puede ser atribuida a la presión de los grupos feministas o sufragistas. Si bien la movilización sufragista había alcanzado por primera vez cierta resonancia social, el sufragio femenino fue otorgado en el marco de las reformas introducidas en la legislación de la Segunda República española (1931-1936). La coherencia política de los políticos que se proclamaban democráticos obligó a una revisión de las leyes discriminatorias y a la concesión del sufragio femenino.

El proceso, sin embargo, fue bastante complejo y paradójico.
Era opinión general, tanto en los partidos de izquierda como de derecha, que la mayoría de las mujeres, fuertemente influenciadas por la Iglesia católica, eran profundamente conservadoras. Su participación electoral devendría inevitablemente en un fortalecimiento de las fuerzas de derecha.
Este planteamiento llevó a que importantes feministas como la socialista Margarita Nelken (1898-1968) y la radical-socialista Victoria Kent (1897-1987), que habían sido elegidas diputadas a las Cortes Constituyentes de 1931, rechazaran la concesión del sufragio femenino. En su opinión, las mujeres todavía no estaban preparadas para asumir el derecho de voto, y su ejercicio siempre sería en beneficio de las fuerzas más conservadoras y, por consecuencia, más partidarias de mantener a la mujer en su tradicional situación de subordinación.
Clara Campoamor (1888-1972), también diputada y miembro del Partido Radical, asumió una apasionada defensa del derecho de sufragio femenino. Argumentó en las Cortes Constituyentes que los derechos del individuo exigían un tratamiento legal igualitario para hombres y mujeres y que, por ello, los principios democráticos debían garantizar la redacción de una Constitución republicana basada en la igualdad y en la eliminación de cualquier discriminación de sexo.

Al final triunfaron las tesis sufragistas por 161 votos a favor y 121 en contra. En los votos favorables se entremezclaron diputados de todos los orígenes, movidos por muy distintos objetivos. Votaron si los socialistas, con alguna excepción, por coherencia con sus planteamientos ideológicos, algunos pequeños grupos republicanos, y los partidos de derecha. Estos no lo hicieron por convencimiento ideológico, sino llevados por la idea, que posteriormente se demostró errónea, de que el voto femenino sería masivamente conservador.

La Constitución de 1931 supuso un enorme avance en la lucha por los derechos de la mujer.

Artículo 23
“No podrán ser fundamento de privilegio jurídico: la naturaleza, la filiación, el sexo, la clase social, la riqueza, las ideas políticas, ni las creencias religiosas.”

Artículo 36
“Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán los mismo derechos electorales conforme determinen las leyes.”

La Constitución republicana no sólo concedió el sufragio a las mujeres sino que todo lo relacionado con la familia fue legislado desde una perspectiva de libertad e igualdad: matrimonio basado en la igualdad de los cónyuges, derecho al divorcio, obligaciones de los padres con los hijos...
La ley del divorcio (1932) supuso otro hito en la consecución de los derechos de la mujer.
El régimen republicano estaba poniendo a España en el terreno legal a la altura de los países más evolucionados en lo referente a la igualdad entre los hombres y las mujeres. Sin embargo, en este aspecto como en tantos otros, la guerra civil y la dictadura de Franco dieron al traste con todo lo conseguido, devolviendo a la mujer a una situación de dominación en el marco de una España franquista impregnada de valores tradicionales y reaccionarios.

ACTIVIDADES

1. Explica los dos planteamientos que separaron a las feministas españolas en 1931 a la hora de votarse en las Cortes Constituyentes el derecho de sufragio femenino y señala que figuras femeninas sustentaron las dos posiciones.
2. ¿Qué grupos políticos votaron siguiendo su ideología y qué grupos votaron en función de su interés político? Explica las razones.

Feminismo VI. Feminismo y movimiento obrero.


FEMINISMO Y MOVIMIENTO OBRERO

Mujer en la fábricaLos movimientos feministas y sufragistas estuvieron dirigidos por mujeres de procedencia burguesa. A pesar de que los planteamientos feministas eran interclasistas, sus ideas no lograron penetrar ampliamente en los ambientes obreros. Ni feministas, ni sufragistas consiguieron nunca movilizar ampliamente a las mujeres trabajadoras.

Los propios ideólogos del primer movimiento obrero, en la primera mitad del siglo XIX, mantuvieron posturas contradictorias respecto a la igualdad de derechos de la mujer.

Flora Tristán (1803-1844), hija de un criollo peruano y una francesa, es la gran pionera del feminismo socialista.

“A vosotros, obreros que sois las víctimas de la desigualdad de hecho y de la injusticia, a vosotros os toca establecer al fin sobre la tierra el reino de la justicia y de la igualdad absoluta entre la mujer y el hombre. Dad un gran ejemplo al mundo (...) y mientras reclamáis la justicia para vosotros, demostrad que sois justos, equitativos; proclamad, vosotros, los hombres fuertes, los hombres de brazos desnudos, que reconocéis a la mujer como a vuestra igual, y que, a este título, le reconocéis un derecho igual a los beneficios de la unión universal de los obreros y obreras”.

Flora Tristán
La Unión Obrera
1843

Esta posición contrasta claramente con la misoginia de alguno de los primeros ideólogos del movimiento obrero como Ferdinand Lasalle (1825-1864) y, sobre todo, Pierre-Joseph Proudhon (1809-1864). Este último afirmaba claramente que una mujer igual al hombre significaría “el fin de la institución del matrimonio, la muerte del amor y la ruina de la raza humana”. El lugar ideal para la mujer era el hogar. Para Proudhon las cosas estaban claras: “no hay otra alternativa para las mujeres que la de ser amas de casa o prostitutas”.

Karl MarxSin embargo, fueron Karl Marx (1818-1883), Friedrich Engels (1820-1895) y August Bebel (1840-1913) los que establecieron las bases del pensamiento socialista sobre la “cuestión de la mujer”.
Engels en su libro "El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado" (1884) equiparaba la dominación de clase con la dominación de la mujer por el Friedrich Engelshombre. Sin embargo, para él como para Marx, la emancipación de la mujer sólo se haría realidad tras una revolución socialista que liquidara el capitalismo. Por consecuencia, la lucha de las mujeres debía subordinarse, o como mucho ir unida, a la lucha de clases, ya que, de hecho, no había diferencia alguna de objetivos.
Para Marx y Engels, la igualdad política entre los sexos era una condición necesaria para la plena emancipación de la sociedad. Además, los fundadores del socialismo científico entendían que la base fundamental de la emancipación femenina era su independencia económica frente al hombre.

“La mujer es un ser libre e inteligente, y como tal, responsable de sus actos, lo mismo que el hombre; pues, si esto es así, lo necesario es ponerla en condiciones de libertad para que se desenvuelva según sus facultades. Ahora bien, si relegamos exclusivamente a la mujer a las funciones domésticas, es someterla, como hasta aquí, a la dependencia del hombre, y, por lo tanto, quitarle su libertad. ¿Qué medio hay para poner a la mujer en condiciones de libertad? No hay otro más que el trabajo”.

Congreso de la Federación Regional Española de la AIT
Zaragoza (1872)
Cit. NASH,M. (Ed.)
Més ennllà del silenci. Les dones à la història de Catalunya
Barcelona, 1988


August BebelCorresponde a August Bebel, dirigente socialista alemán,  el mérito de ser el primer teórico marxista que escribió de una forma específica sobre la mujer en su libro La mujer y el socialismo (1879).
 

“La mujer de la nueva sociedad será plenamente independiente en lo social y lo económico, no estará sometida lo más mínimo a ninguna dominación ni explotación, se enfrentará al hombre como persona libre, igual y dueña de su destino”.

August Bebel
La mujer y el socialismo
1879


Clara Zetkin al final de su vidaPor último, hay que destacar, dentro de la socialdemocracia alemana, la figura de Clara Zetkin (1857-1933). Creadora del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, fue la gran propulsora del feminismo en la Segunda Internacional o Internacional Socialista. En 1907, se celebró, bajo sus auspicios, la I Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas. Esta organización llegó a agrupar 174.751 afiliadas en 1914.

ACTIVIDADES

1. Sintetiza las ideas del marxismo sobre la emancipación de la mujer. ¿Cuál es la principal diferencia con el sufragismo anglosajón?
2. Resume las ideas del texto de las resoluciones del Congreso de la Federación Regional Española de la AIT. ¿Estás de acuerdo con ellas? Razona tu respuesta.
3. Busca información y elabora una breve biografía de Rosa Luxemburgo

Feminismo V. La oposición al sufragismo


LA OPOSICIÓN AL SUFRAGISMO

Desde nuestra perspectiva actual y teniendo en cuenta los principios ilustrados y liberales en que se basaba la reivindicación de la igualdad de voto, parece extraña la enorme oposición a la que tuvo que hacer frente la reivindicación sufragista.
No sabemos lo que queremos, pero lo conseguiremos

¿Cómo se explica la resistencia que durante largas décadas se enfrento al derecho de sufragio femenino?

Los argumento basados en la discriminación por género fueron los que prevalecieron. Deshacer las tradicionales barreras entre lo público, terreno masculino, y lo privado, terreno femenino, autorizando el acceso de las mujeres al espacio público era considerado como un peligro para el orden social establecido y para el reparto de roles por género.
Durante la votación, la Sra. Jones recuerda que ha dejado el pastel en el horno

Estudiantes de medicina del hospital de Middlesex (Londres) protestan en 1861 ante la posible presencia de una mujer estudiante, Elisabeth Garett Anderson

“Nosotros, los estudiantes abajo firmantes, consideramos que los resultados de la mezcla de sexos en la misma clase pueden ser bastante desagradables.
Es muy probable que los profesores se sienta cohibidos ante la presencia de mujeres, y no puedan referirse a ciertos hechos necesarios de forma explícita y clara.
La presencia de mujeres jóvenes como espectadores de la sala de operaciones es una ofensa a nuestros instintos y sentimientos naturales, y está destinada a destruir esos sentimientos de respeto y admiración que todo hombre en su sano juicio siente hacia el otro sexo. Esos sentimientos son un signo de la civilización y del refinamiento”

Muchos hombres, y bastantes  mujeres, estaban convencidos de que cuestionar abiertamente el prototipo femenino de “ángel” y “reina” del hogar, abriría incertidumbres respecto al futuro de la institución familiar y de su capacidad como reproductora del sistema social. De hecho, fue la percepción del sufragismo como una amenaza a la familia lo que impidió su aceptación social.
Abajo los hombres, arriba las mujeres
El caso británico es el mejor ejemplo de movilización anti-sufragista, no sólo entre los hombres sino también entre las mujeres.
En noviembre de 1908, se fundó en Londres la Liga Nacional de Mujeres Anti-Sufragio (Women's National Anti-Suffrage League). Su primera presidenta fue la popular novelista, Mary Ward.
Los líderes de la Liga Anti-Sufragio insistían en que la gran mayoría de las mujeres británicas no estaban interesadas en conseguir el derecho de voto y advertían contra el peligro de que un pequeño grupo de mujeres organizadas forzaran al gobierno a cambiar el sistema electoral.
Un buen ejemplo de la mentalidad de estas mujeres lo podemos ver en las manifestaciones de Lady Musgrave, presidente de la sección de East Grinstead de la Liga Anti-Sufragio, en un mitin en 1911, recogidas en un periódico:
 

"(...) afirmó estar completamente en contra de la extensión del derecho de voto a las mujeres, ya que pensaba no sólo no traería ningún bien a su sexo, sino que, por el contrario, haría mucho mal. Citando las palabras de Lady Jersey afirmó: "No pongáis sobre nosotras esta carga adicional". Las mujeres, en su opinión, no eran iguales a los hombres ni en resistencia ni en energía nerviosa, incluso, en su conjunto, tampoco en inteligencia".

Puesto anti-sufragista
Sin embargo, la realidad económica y política de la Primera Guerra Mundial y de su consiguiente posguerra, obligó a que la sociedad incorporara al escenario público a madres y esposas. Su concurso fue decisivo en el esfuerzo económico durante la guerra. La consecución del derecho de voto fue un reconocimiento colectivo a los méritos acumulados.

ACTIVIDADES

1. Resume los argumentos contra la concesión del derecho de voto a las mujeres. ¿Cuál fue el principal?
2. ¿Por qué se negaban los estudiantes de Middlesex a tener compañeras en su clase?
3. Comenta las opiniones de Lady Musgrave sobre el derecho a voto de su propio sexo

Feminismo IV. El feminismo en España


EL FEMINISMO SOCIAL EN ESPAÑA

En nuestro país la existencia de una sociedad arcaica, con escaso desarrollo industrial, con una fuerte ascendencia de la Iglesia Católica y fuertes jerarquizaciones de género en todos los ámbitos de la vida social, dio lugar a que el feminismo tuviera durante el siglo XIX una menor presencia e influencia social que en otros países.

En un país en el que la práctica política estaba circunscrita a un minoría social (voto censitario) y en el que las prácticas electorales (adulteración de las elecciones) y el protagonismo del ejército (pronunciamientos) marcaban la dinámica política, no nos debe extrañar que el feminismo pionero no se centrara en reivindicaciones políticas, como el derecho de sufragio, sino que se basara en demandas sociales, buscando el reconocimiento de sus roles sociales como tal género femenino (maternidad y cuidado de la familia) y en la exigencia de los derechos civiles.

Las dos grandes figuras son Concepción Arenal (1820-1893) y Emilia Pardo Bazán (1851-1921).

La escritora gallega Emilia Pardo Bazán denunciaba en la España Moderna (1890) que los avances culturales y políticos logrados a lo largo del siglo XIX (las libertades políticas, la libertad de cultos, el mismo sistema parlamentario) sólo habían servido para incrementar las distancias entre sexos, sin promover la emancipación femenina.

La penalista Concepción Arenal insistió en múltiples escritos en que el papel de madre y esposa eran fundamentales en la vida de las mujeres, pero subrayando que la experiencia de la vida femenina no podía centrarse en el ejercicio exclusivo de ese rol.

En el terreno educativo fue donde más avanzó el feminismo español. Las iniciativas del Krausismo tras 1850 y de la Institución Libre de Enseñanza (1876) buscaban un avance en la educación, la enseñanza y la cultura femenina.
No obstante, el modelo varió poco y en las escuelas se siguió trasmitiendo pautas de comportamiento basadas en la función doméstica de la mujer. Concebida como “ángel del hogar”, su labor debía dedicarse en exclusiva a los quehaceres domésticos y al cuidado de la familia.
La resistencia a la generalización de la enseñanza femenina fue muy acentuada. El reconocimiento oficial del derecho a la educación superior no se produjo hasta 1910. A lo largo de todo el siglo XIX, el analfabetismo femenino se mantuvo en tasas enormemente altas que rondaban el 70% en muchas zonas a fines de la centuria.
En el caso español, hasta principios del siglo XX no se puede hablar con propiedad de un movimiento colectivo de emancipación femenina.

ACTIVIDADES

1. Elabora una breve biografía de Emilia Pardo Bazán y Concepción Arenal
2. Señala las razones del retraso español en el desarrollo del movimiento feminista.
3. Indaga sobre la situación de la educación femenina en España durante el siglo XIX y principios del siglo XX y elabora un breve informe.

Feminismo III. Feminismo británico


EL PRIMER FEMINISMO BRITÁNICO


Mary Wollstonecraft (1759-1797) inicia con su obra Vindicación de los Derechos de la Mujer (1792) la larga tradición del feminismo anglosajón.
Contraria al absolutismo de los reyes, señaló la conexión existente entre ese sistema político y las relaciones de poder entre los sexos. Los hombres ejercían una verdadera tiranía absolutista sobre las mujeres en el ámbito de la familia y la casa.

Mary Wollstonecraft
Mary Wollstonecraft

Para Wollstonecraft, la clave para superar la subordinación femenina era el acceso a la educación. Las nuevas mujeres educadas no sólo alcanzarían un plano de igualdad con respecto a los hombres, sino que podrían desarrollar su independencia económica accediendo a actividades remuneradas.

Wollstonecraft, sin embargo, no dio importancia a las reivindicaciones políticas y no hizo referencia al derecho de voto femenino.

"Ya he advertido sobre los malos hábitos que adquieren las mujeres cuando se las confina juntas; y pienso que podría extenderse con justicia esta observación al otro sexo, mientras no se deduzca la inferencia natural que, por mi parte, he tenido siempre presente, esto es, promover que ambos sexos debieran educarse juntos, no sólo en las familias privadas sino también en las escuelas públicas. Si el matrimonio es la base de la sociedad, toda la humanidad debiera educarse siguiendo el mismo modelo, o si no, la relación entre los sexos nunca merecerá el nombre de compañerismo, ni las mujeres desempeñarán los deberes peculiares de su sexo hasta que no se conviertan en ciudadanas ilustradas, libres y capaces de ganar su propia subsistencia, e independientes de los hombres (...) Es más, el matrimonio no se considerará nunca sagrado hasta que las mujeres, educándose junto con los hombres, no estén preparadas para ser sus compañeras, en lugar de ser únicamente sus amantes (...)"

      Mary Wollstonecraft
      Vindicación de los derechos de la mujer
      Madrid, 1977, Ed. Debate

Entre los pensadores liberales británicos destaca la figura de John Stuart Mill (1806-1873), quien, junto a su mujer Harriet Taylor Mill (1807-1856), publicó El Sometimiento de la Mujer en 1869.

John Stuart Mill
John Stuart Mill

Mill sitúa en el centro del debate feminista la consecución del derecho de voto para la mujer: la solución de la cuestión femenina pasaba por la eliminación de toda traba legislativa discriminatoria. Una vez suprimidas estas restricciones, las mujeres superarían su "sometimiento" y alcanzarían su emancipación.
 

"El principio regulador de las actuales relaciones entre los dos sexos –la subordinación legal del uno al otro- es intrínsecamente erróneo y ahora constituye uno de los obstáculos más importantes para el progreso humano; y debiera ser sustituido por un principio de perfecta igualdad que no admitiera poder ni privilegio para unos ni incapacidad para otros".

      John Stuart Mill y Harriet Taylor Mill
      El sometimiento de la mujer
      1869

La libertad individual facilitada por la desaparición de impedimentos legales permitiría el desarrollo de la personalidad de las mujeres y el pleno ejercicio de sus capacidades. Se trataba, en suma, de aplicar el principio del "laissez faire", dogma básico del liberalismo, a la problemática femenina.

El libro de Mill tuvo un enorme impacto. Aparecido en 1869, fue un elemento clave de la expansión e internacionalización del movimiento sufragista. Ese mismo año se editó en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Francia, Alemania, Austria, Suecia y Dinamarca, y al siguiente apareció en Italia y Polonia, suscitando el interés y la reflexión de muchas mujeres entre las clases más cultas.

John Stuart Mill presentó al Parlamento inglés en 1866 una demanda a favor del voto femenino. Su ulterior rechazo provocó que en 1867 naciera el primer grupo claramente sufragista británico: la National Society for Woman’s Suffrage (Asociación Nacional para el Sufragio de la Mujer), liderada por Lydia Becker.
 

ACTIVIDADES

1. Elabora una breve biografía de Mary Wollstonecraft y John Stuart Mill
2. Analiza el texto de Wollstonecraft: ¿Cuál es la demanda principal que plantea? ¿Qué características debe tener una mujer para ser considerada compañera de su marido?
3. ¿En qué zonas del mundo se difunde antes la obra de John Stuart Mill? ¿Qué características culturales y de desarrollo económico y social tenían?
4. Señala las diferencias entre el planteamiento de Wollstonecraft y Mill
5. ¿Qué acontecimiento desencadena la creación del primer grupo sufragista británico?

Feminismo II La revolución francesa


LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LOS DERECHOS DE LA MUJER

Aunque antes de la revolución hubo mujeres que desde una posición individual plantearon reivindicaciones en pro de la igualdad femenina (un ejemplo es la ilustrada española Josefa Amar con sus libros Importancia de la instrucción que conviene dar a las mujeres (1784) o el Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres (1769)), hubo que esperar a la Revolución Francesa para que la voz de las mujeres empezara a expresarse de manera colectiva.

Entre los ilustrados franceses que elaboraron el programa ideológico de la revolución destaca la figura de Condorcet (1743-1794), quien en su obra Bosquejo de una tabla histórica de los progresos del Espíritu Humano (1743) reclamó el reconocimiento del papel social de la mujer. Condorcet comparaba la condición social de las mujeres de su época con la de los esclavos.
Tras el triunfo de la revolución en 1789 pronto surgió una contradicción evidente: una revolución que basaba su justificación en la idea universal de la igualdad natural y política de los seres humanos ("Liberté, Egalité, Fraternité"), negaba el acceso de las mujeres, la mitad de la población, a los derechos políticos, lo que en realidad significaba negar su libertad y su igualdad respecto al resto de los individuos.
 

"El hábito puede llegar a familiarizar a los hombres con la violación de sus derechos naturales, hasta el extremo de que no se encontrará a nadie de entre los que los han perdido que piense siquiera en reclamarlo, ni crea haber sido objeto de una injusticia.
(...) Por ejemplo, ¿no han violado todos ellos el principio de la igualdad de derechos al privar, con tanta irreflexión a la mitad del género humano del de concurrir a la formación de las leyes, es decir, excluyendo a las mujeres del derecho de ciudadanía? ¿Puede existir una prueba más evidente del poder que crea el hábito incluso cerca de los hombres eruditos, que el de ver invocar el principio de la igualdad de derechos (...) y de olvidarlo con respecto a doce millones de mujeres?"

Condorcet
"Essai sur l’admission des femmes au droit de cité", 1790
en PAULE-MARIE DUHET
Las Mujeres y la Revolución
Barcelona, 1974 Ed. Península

 

La autora teatral y activista revolucionaria Olimpia de Gouges (1748-1793) fue la protagonista de la contestación femenina. En 1791 publicó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791) que era, de hecho, un calco de la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano aprobada por la Asamblea Nacional en agosto de 1789.
La comparación entre ambos textos es esclarecedora:

"Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos (...) reconocen y declaran (...) los siguientes derechos del hombre y del ciudadano.
Las madres, las hijas y las hermanas, representantes de la nación, piden ser constituidas en Asamblea Nacional. Considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer en una solemne declaración los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer (...)"

Parafraseando el gran documento programático de la revolución, Olimpia de Gouges denunciaba que la revolución hubiera olvidado a las mujeres en su proyecto igualitario y liberador.
Así afirmaba que la "mujer nace libre y debe permanecer igual al hombre en derechos" y que "la Ley debe ser la expresión de la voluntad general; todas las Ciudadanas y los Ciudadanos deben contribuir, personalmente o por medio de sus representantes, a su formación".

El programa de Olimpia de Gouges era claro: libertad, igualdad y derechos políticos, especialmente el derecho de voto, para las mujeres.
Sin embargo, el planteamiento feminista no era compartido por los varones que dirigían la revolución, incluso entre los más radicales de ellos.

"Los enragés (facción más radical de los revolucionarios) no se habían atraído solamente a los más revolucionarios de los sans culottes parisinos, también se habían atraído a su órbita a las mujeres más revolucionarias.
En 1793 crearon la "Sociedad de las Republicanas Revolucionarias" (...) En su entusiasmo, unas llegaron a vestir la escarapela tricolor sobre su peinado y otras, el gorro frigio e, incluso, el pantalón rojo. Pero la fuerza de sus enemigos fue tal que fracasaron en sus empeños. Uno de ellos, Chaumette, misógino notorio, llegó a decir: ¿Desde cuando le está permitido a las mujeres abjurar de su sexo y convertirse en hombres? ¿Desde cuando es decente ver a mujeres abandonar los cuidados devotos de su familia, la cuna de sus hijos, para venir a la plaza pública, a la tribuna de las arengas (...) a realizar deberes que la naturaleza ha impuesto a los hombres sólamente?"

Elaborado a partir de GUÉRIN, D.
La lucha de clases en el apogeo de la Revolución Francesa, 1793-1795
Madrid, 1974, Alianza Editorial

El encarcelamiento y ejecución de Olimpia de Gouges durante el período de la dictadura jacobina simbolizó el fracaso de las reclamaciones feministas durante la revolución.
El Código Civil napoleónico (1804), en el que se recogieron los principales avances sociales de la revolución, negó a las mujeres los derechos civiles reconocidos para los hombres durante el período revolucionario (igualdad jurídica, derecho de propiedad...), e impuso unas leyes discriminatorias, según las cuales el hogar era definido como el ámbito exclusivo de la actuación femenina.
 

ACTIVIDADES

1. Ubica cronológicamente el período de la Ilustración y la Revolución Francesa
2. Elabora una breve biografía de Olimpia de Gouges y Condorcet
3. Explica la contradicción en la que incurrieron los revolucionarios franceses a la hora de abordar el tema de los derechos de la mujer. ¿Qué dice Condorcet sobre ello?
4. Compara la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y la Declaración de Derechos de la Mujer y la Ciudadana (1791). ¿Cómo piensas que redactó Olimpia de Gouges su documento?
5. Analiza las declaraciones del revolucionario Chaumette. En tu opinión, ¿cuál es el papel de la mujer? ¿Qué terreno le queda vedado? ¿Cómo justifica esa distinción entre hombres y mujeres?
 


Feminismo 1. Los orígenes.



Sufragismo y feminismo: la lucha por los derechos de la mujer 1789-1945 

LOS ORÍGENES DEL FEMINISMO HISTÓRICO (1789-1870)

En el Antiguo Régimen la desigualdad jurídica de los miembros de la sociedad era la norma. Nobles y clérigos gozaban de privilegios (exención fiscal, monopolio de los altos cargos públicos, leyes y tribunales especiales) vedados a la gran mayoría de la población (el tercer estado o estado llano). La ausencia de derechos políticos (voto) y libertades (expresión, reunión, religión) era otra característica clave del Antiguo Régimen.
En el caso de las mujeres, la mitad de la población, a todo lo anterior se le debía unir su función social circunscrita a lo doméstico, a las labores de la casa, de la procreación y del cuidado de los hijos; y su subordinación legal al hombre, padre o esposo.
La Revolución Francesa (1789) y las demás revoluciones liberal-burguesas plantearon como objetivo central la consecución de la igualdad jurídica y de las libertades y derechos políticos.
Pronto surgió la gran contradicción que marcó la lucha del primer feminismo: las libertades, los derechos y la igualdad jurídica que habían sido las grandes conquistas de las revoluciones liberales no afectaron a la mujer. Los "Derechos del Hombre y del Ciudadano" que proclamaba la revolución francesa se referían en exclusiva al "hombre" no al conjunto de los seres humanos.
A partir de aquel momento, en Europa Occidental y Norteamérica se inició un movimiento, el feminismo, que luchó por la igualdad de la mujer y su liberación. Durante ese período,  el principal objetivo del movimiento de las mujeres fue la consecución del derecho de voto. Nacía así el movimiento sufragista.

"El feminismo ha sido, como movimiento social, una de las manifestaciones históricas más significativas de la lucha emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos. Aunque la movilización a favor del voto, es decir, el sufragismo, haya sido uno de sus ejes más importantes, no puede equipararse sufragismo y feminismo. Este último tiene una base reivindicativa muy amplia que, a veces, contempla el voto, pero que, en otras ocasiones, también exige demandas sociales como la eliminación de la discriminación civil para las mujeres casadas o el acceso a la educación, al trabajo remunerado (...)"

NASH, Mary y TAVERA, Susanna:
Experiencias desiguales:Conflictos sociales y respuestas colectivas (Siglo XIX)
Madrid, 1995, Ed. Síntesis, p. 58

ACTIVIDADES

1. Define los conceptos de sufragismo y feminismo, señalando lo que diferencia a ambos movimientos.