Las cinco vías y su estructura lógica
Santo Tomás
cree en la posibilidad de establecer una demostración de la existencia de Dios
basada en la razón. En el artículo 1 considera la evidencia de la proposición
“Dios existe”. Su conclusión es que es evidente objetivamente, es decir,
analítica para un entendimiento infinito, pero, no lo es, subjetivamente, para
un entendimiento humano. En el artículo
2 aborda la cuestión de la demostrabilidad de dicha proposición. Así, intenta
superar la objeción del fideísmo irracionalista y la de la teología negativa,
las cuales negaban que la proposición “Dios existe” fuese demostrable. Tomás de
Aquino defiende que se puede demostrar la existencia de Dios, y a tal fin distingue
entre artículos de Fe y preámbulos a los artículos de Fe o verdades de la fe
susceptibles de demostración racional. La existencia de Dios pertenece a la
segunda categoría. Una vez constatada la demostrabilidad de la existencia de
Dios, en el artículo 3, el aquinate propondrá una demostración a posteriori frente
al argumento ontológico (a priori) de san Anselmo. Para Tomás de Aquino existen
dos clases de demostraciones: una llamada propter
quid, en la cual se parte de la idea de Dios y se deducen ciertas
propiedades a partir de esta idea: si creemos que Dios es el ser más perfecto,
sería una imperfección que no existiera, por lo tanto debe existir. Pero santo
Tomás se opone a esta clase de demostración ya que piensa que la esencia y la
existencia son conceptos distintos. No se puede deducir la existencia de Dios a
partir de la idea del mismo. Ello constituiría un paso ilegítimo del
pensamiento a la realidad. El aquinate utiliza otro tipo de demostración llamada
quia, la cual utiliza el principio de
causalidad, presente en sus cinco vías. Estas vías recorren distintos caminos
para remontarse racionalmente hasta Dios. Todas presentan una estructura más o
menos semejante, que es la siguiente:
- Se parte siempre de un fenómeno natural que sea observado, es decir, un hecho de experiencia sensible que hay que describir en términos metafísicos.
- A este hecho de experiencia se le aplica siempre el principio de causalidad (principio metafísico). Este exige a cada fenómeno una causa proporcionada, Santo tomas entiende que la causa es siempre superior al efecto, ya que este ultimo depende de esta. Este principio de causalidad adquiere diversas modalidades o formulaciones según el fenómeno que se considere.
- Se afirma que es imposible remontarse al infinito en la serie de las causas, ya que si no existiera una causa primera no podrían tener lugar todas las demás y tampoco sus respectivos efectos.
- Por último, se llega a la conclusión de que esa causa inmutable, imperecedera y eterna es Dios, siendo éste, el ser y la esencia en si mismo.
La primera y
la segunda se basan, respectivamente, en el movimiento y en la causalidad, y
dependen de Aristóteles. La primera, parte de la premisa: “Todo lo que se mueve
es movido por otro”, y lleva hasta Dios como Primer Motor o Motor Inmóvil,
fundamento de todo cambio. La segunda, parte de la premisa: “Nada puede ser
causa de sí mismo”, y lleva hasta Dios como Primera Causa o Causa Incausada,
fundamento de todo efecto. Esta vía presenta una simetría perfecta en relación
con la anterior. La tercera vía, parte de la premisa siguiente: “Aquello que es
posible que no sea, alguna vez llega a no ser”, y lleva hasta Dios como Ser
necesario, fundamento de toda contingencia. La cuarta y la quinta vía, basadas
en los grados de perfección y en el orden armonioso del mundo, dependen de
Platón. La cuarta vía parte de la premisa: “Los distintos grados de perfección
de las cosas presuponen un grado máximo que será la causa de los grados
menores, y lleva hasta Dios como ser perfectísimo, fundamento de toda
perfección. La quinta vía parte del orden final, inteligente, que cabe
observar en el mundo, y lleva hasta Dios como ser inteligente, que ordena las
cosas naturales a un fin. Más tarde, Kant criticará esta prueba, aunque
reconociendo su carácter relativamente razonable y sensato. En efecto, según
Kant, ese orden del mundo es relativo, pues también incluye desorden; además,
la finalidad que creemos ver realizada en la Naturaleza, puede
deberse a una ilusión antropomórfica; por último, el argumento demostraría,
como mucho, la existencia de un Arquitecto u Ordenador del universo, de un
Demiurgo sabio y poderoso, pero no de un creador del mundo, omnisciente y
omnipotente.
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