Noción: Movimiento y Primer motor
Esta demostración es conocida como
Vía del movimiento y es de clara filiación aristotélica. Parte de la
experiencia sensible del movimiento de
los seres naturales e introduce el principio metafísico de que todo lo que se
mueve es movido por otro. En la cadena de movimientos, entendida como serie
causal concatenada, debe haber un primer motor, ya que remontarnos hasta el
infinito en dicha serie nos abocaría al absurdo. Por tanto, debe existir un
motor que mueve sin ser movido, un motor inmóvil, es decir Dios. La
demostración, pues, se fundamenta en la física de Aristóteles.
Aristóteles definió el movimiento
atendiendo a dos doctrinas: la del acto y la potencia y la teoría hilemórfica, las cuale serán utilizadas por el aquinate en esta demostración.
Toda sustancia o ser individual tiene propiedades en acto, es decir, aquellas que posee actualmente, y propiedades en potencia o aquellas que no tiene pero podría tener. Así, define el movimiento como el paso de la potencia al acto o como la actualización de una potencia. En el mundo todo lo que existe está en acto o en potencia. Dios, sin embargo, es puro acto sin potencia. En definitiva, el mundo, en tanto está en potencia, está en continuo movimiento, pasando de la potencia al acto. Pero este movimiento debe producirse en función de algo que sea acto puro. Es decir, que mueva sin ser movido, pues sin él no habría podido iniciarse y mantenerse el movimiento del mundo. El ser que mueve sin ser movido, que es acto puro, no es otro que Dios o motor inmóvil.
Toda sustancia o ser individual tiene propiedades en acto, es decir, aquellas que posee actualmente, y propiedades en potencia o aquellas que no tiene pero podría tener. Así, define el movimiento como el paso de la potencia al acto o como la actualización de una potencia. En el mundo todo lo que existe está en acto o en potencia. Dios, sin embargo, es puro acto sin potencia. En definitiva, el mundo, en tanto está en potencia, está en continuo movimiento, pasando de la potencia al acto. Pero este movimiento debe producirse en función de algo que sea acto puro. Es decir, que mueva sin ser movido, pues sin él no habría podido iniciarse y mantenerse el movimiento del mundo. El ser que mueve sin ser movido, que es acto puro, no es otro que Dios o motor inmóvil.
Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, entiende que toda sustancia está compuesta de materia y forma. La materia es aquello de lo que está compuesta una sustancia. La forma puede ser accidental o figura y esencial o propiedad que hace que la sustancia sea lo que es. Así, define el movimiento como la adquisición, por parte de la sustancia o un ser, de la forma que antes no poseía.
Santo Tomás también aplica el principio metafísico: ''todo lo que se mueve es movido por otro''. Es un principio extrínseco de movimiento al que se ajusta el cambio que se produce en la naturaleza. Ahora bien, Según el Aquinate existe sólo un ser que mueve sin ser movido, un ser sobrenatural, Dios, que cabe caracterizar como motor inmóvil y que posibilita cualquier tipo de movimiento.
Tomás de Aquino razonará del
siguiente modo para establecer la tesis de Dios como motor inmóvil:
Aquello que mueve no puede ser lo
mismo que lo que es movido. También nos encontramos, por otra parte, que es imposible remontarse al
infinito buscando la causa en acto que provoca el movimiento de cada cosa. Por
lo tanto, si tenemos una serie de motores móviles en la que cada uno mueve al
siguiente tendremos que aceptar un primer motor, uno que moverá a todos los
demás. Sería imposible afirmar que no hay un primer motor, pues si no lo
hubiese sería infinita la serie de motores. Por lo tanto no habría un motor en
acto puro que originara el movimiento. Y caeríamos en el absurdo.
Por tanto, al haber movimiento en el
mundo, ha de haber por lo tanto un primer motor, un motor inmóvil al que todos
llamamos Dios.
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