jueves, 6 de noviembre de 2014

RELATIVISMO



Relativismo

Con el término relativismo nos referimos, en general, a toda posición filosófica que niega la existencia de verdades absolutas, ya sea en el ámbito del conocimiento, de la moral o de la metafísica. Se considera que fue Protágoras de Abdera el primer defensor del relativismo, reflejado en su afirmación "el hombre es la medida de todas las cosas: de las que son, en cuanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son". El relativismo es una doctrina  filosófica que niega que existan verdades o conocimientos de tipo universal, sino que son relativas, subjetivas, dependientes del contexto o de la cultura. No habría verdaderas universales u objetivas, como sí sostiene el objetivismo.
El relativismo cultural es una corriente de pensamiento que postula la idea de que cada cultura debe entenderse dentro de sus propios términos y subraya la imposibilidad de establecer un punto de vista único y universal en la interpretación de las culturas. En la posición contraria, se sitúa el universalismo cultural —de cariz positivista— que afirma la existencia de valores, juicios morales y comportamientos con valor absoluto y, además, aplicables a toda la humanidad.
E. Sapir y B. L. Whorf, defendieron la idea —la llamada hipótesis de Sapir-Whorf, enunciada en 1940— de que la estructura de la lengua usada habitualmente por un hablante influye en su manera de pensar y de comportarse. Según esta hipótesis, algunas ideas y conceptos culturales son difíciles de traducir a otra lengua, debido a que las diferencias de estructura de las lenguas implicadas limitan la traducción. Sapir estaba convencido de que la lengua es una condición indispensable para el desarrollo de la cultura y Whorf afirmaba que la estructura de cualquier lengua contiene una teoría de la estructura del universo, que se hace evidente en la comparación de lenguas y culturas diferentes de la propia. Esta hipótesis fue objeto de variadas y encendidas críticas surgidas de la atmósfera positivista imperante en esos años, en los que la idea de la lengua como determinante del pensamiento era inaceptable. En la actualidad, la imposibilidad de traducción de conceptos de una lengua a otra o la falta de entendimiento entre hablantes de diferentes lenguas se explica con la pertenencia a diferentes maneras de ver e interpretar los acontecimientos de dichos hablantes y no por la diferencia de estructuras de las lenguas implicadas.
El relativismo ético proclama, que dado que las creencias morales son relativas a cada cultura, lo correcto o incorrecto va a depender de lo que cada sociedad así considere. Los enunciados éticos carecen de contenido cognitivo, y por lo tanto no son ni verdaderos ni falsos. Se originan en las emociones y en las actitudes de quienes los emiten. Ninguna cultura por lo tanto puede imponer sus normas éticas sobre otras por considerarlas superior.
El relativismo lingüístico sostiene la influencia de la lengua materna sobre el modo de razonamiento de las personas, haciendo que dependa de qué lengua se hable de modo originario, cómo pensemos y veamos el mundo.
La máxima crítica que recibe el relativismo es que aseguran como verdad absoluta, la inexistencia de verdades absolutas; por lo cual esa afirmación también debería tomarse como relativa.