Noción:
Causa eficiente primera y ser necesario
Esta
demostración es conocida como Vía de la causalidad y, al igual que la del
movimiento, es de clara filiación aristotélica. Parte de la experiencia
sensible del orden causal que existe en
la naturaleza y remite al principio de causalidad: todo efecto tiene una causa.
En la serie causal concatenada de causas y efectos, debe haber una primera
causa incausada que evite el tener que proceder hasta el infinito; lo cual
sería absurdo. Por tanto, debe existir una causa primera que no es efecto de
ninguna otra. Esta causa es Dios. La noción de “ser necesario” constituye la
base de la tercera de las demostraciones de la existencia de Dios o Vía de la
necesidad. La contingencia del mundo exige la existencia de un ser necesario o
Dios.
La doctrina de las cuatro causas es un intento de determinar qué significa
conocer un hecho, ser o acontecimiento. Conocer consiste en señalar dichas
cuatro causas: eficiente o sujeto que produce, formal, que atiende a la forma
(accidental o esencia), final o teleológica, que remite al objetivo o finalidad
y material, relacionada con la composición. Causa formal es la esencia. Es
lo que determina algo y lo hace ser lo que es. La causa formal es la forma
específica, propia de la especie. La causa final es una especie de meta que
opera dirigiendo todo el proceso, como un objetivo o un ideal; considerada de
esta manera, la 'forma' constituye el FIN hacia el que el individuo se orienta.
La causa material es el substrato, la condición pasiva, pero necesaria, que
recibe la forma y se mantiene a través del cambio. Significa potencia,
posibilidad de llegar a ser, algo no realizado y, por tanto, imperfecto. La
causa eficiente es el motor o estimulo que desencadena el proceso de
desarrollo. Es el principio de donde proviene el movimiento. Mientras la causa
final marca la meta (adelante), la causa eficiente opera desde atrás, haciendo
posible la cosa. Pero
Aristóteles no habla de causa eficiente y tampoco utiliza el razonamiento para
demostrar la existencia de Dios. Fueron Avicena y Alberto Magno quienes
utilizaron el razonamiento para demostrar la existencia de Dios. Santo Tomás
sigue especialmente de cerca al primero de ellos.
En esta
segunda vía se trata de constatar que hay un orden de causas eficientes en la
naturaleza. Esto significa constatar que hay cosas que producen otras y son a
su vez producidas. La subordinación se debe a que lo que una causa produce, y
por tanto, la condición misma de su ser causa, depende esencialmente (su ser
causa depende de esto) de que sea a su vez producida; por ejemplo, un hombre
engendra a otro gracias a que es un ser humano, pero su humanidad hubo de ser
producida por otro ser. A este punto de partida se aplica el principio de
causalidad bajo esta formulación: "no encontramos, ni es posible, que algo
sea causa eficiente de sí mismo, pues sería anterior a sí mismo, cosa
imposible". Con esto lo que santo Tomás afirma es que no hay nada que
pueda ser causa de sí mismo. En efecto, en cuanto que el efecto depende
esencialmente de la causa, ésta ha de ser necesariamente anterior a aquél, pero
así las cosas, algo que fuese causa de sí mismo sería algo que estaría ya
producido antes de ser producido, lo cual es imposible; por ejemplo el primer
ser humano no pudo engendrar su humanidad, pues para eso tendría que haber
existido antes de existir.
Mas, y aquí
radica el tercer fundamento de la prueba, no podemos remontarnos al infinito en
la serie de las causas, por cuanto éstas constituyen un orden jerárquico en que
unas son principales y otras instrumentales, esto es, en que producen por
cuanto a su vez son producidas y así las principales son superiores a las
instrumentales; por ejemplo tiene que haber un ser distinto al hombre que sea
la causa de su humanidad. Si la serie fuese infinita no habría una causa
primera y así tampoco un orden de causas eficientes, lo cual es absurdo por
cuanto esto implica la negación de un hecho de experiencia constatable. Así
pues, tiene que haber una causa primera que explica la existencia de todas las
cosas y que es ella misma incausada. Es lo que entendemos por Dios.
La tercera
vía parte de este hecho de experiencia:
hay seres que nacen y mueren y por tanto son contingentes o posibles. Pero, o
bien todos los seres son contingentes o no. Para Santo Tomás todo ser es
contingente, existe pero podría no existir, excepto Dios: ser necesario o que
existe necesariamente. Un ser contingente es aquél en que no coinciden esencia
y existencia. Por el contrario, en un ser necesario, esencia y existencia se
identifican. Así pues, existen seres contingentes que no pueden ser causa de sí
mismo, pues en algún momento no existían. En la cadena de contingencias debe
haber un ser necesario fundamento de todo ser contingente. Este ser necesario
es Dios.
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