Feminismo V. La oposición al sufragismo
LA OPOSICIÓN AL SUFRAGISMO
Desde nuestra perspectiva actual y
teniendo en cuenta los principios ilustrados y liberales en que se
basaba la reivindicación de la igualdad de voto, parece extraña la
enorme oposición a la que tuvo que hacer frente la reivindicación
sufragista.
¿Cómo se explica la resistencia que
durante largas décadas se enfrento al derecho de sufragio femenino?
Los argumento basados en la discriminación
por género fueron los que prevalecieron. Deshacer las tradicionales
barreras entre lo público, terreno masculino, y lo privado, terreno
femenino, autorizando el acceso de las mujeres al espacio público era
considerado como un peligro para el orden social establecido y para el
reparto de roles por género.
Estudiantes de medicina del hospital
de Middlesex (Londres) protestan en 1861 ante la posible presencia de
una mujer estudiante, Elisabeth Garett Anderson
“Nosotros, los
estudiantes abajo firmantes, consideramos que los resultados de la
mezcla de sexos en la misma clase pueden ser bastante desagradables.
Es muy probable que los profesores se sienta
cohibidos ante la presencia de mujeres, y no puedan referirse a
ciertos hechos necesarios de forma explícita y clara.
La presencia de mujeres jóvenes como
espectadores de la sala de operaciones es una ofensa a nuestros
instintos y sentimientos naturales, y está destinada a destruir esos
sentimientos de respeto y admiración que todo hombre en su sano
juicio siente hacia el otro sexo. Esos sentimientos son un signo de la
civilización y del refinamiento”
Muchos hombres, y bastantes
mujeres, estaban convencidos de que cuestionar abiertamente el prototipo
femenino de “ángel” y “reina” del hogar, abriría
incertidumbres respecto al futuro de la institución familiar y de su
capacidad como reproductora del sistema social. De hecho, fue la
percepción del sufragismo como una amenaza a la familia lo que impidió
su aceptación social.
El caso británico es el mejor ejemplo de movilización anti-sufragista,
no sólo entre los hombres sino también entre las mujeres.
En noviembre de 1908, se fundó en Londres la Liga Nacional de
Mujeres Anti-Sufragio (Women's National Anti-Suffrage League). Su
primera presidenta fue la popular novelista, Mary Ward.
Los líderes de la Liga Anti-Sufragio insistían en que la gran mayoría
de las mujeres británicas no estaban interesadas en conseguir el
derecho de voto y advertían contra el peligro de que un pequeño grupo
de mujeres organizadas forzaran al gobierno a cambiar el sistema
electoral.
Un buen ejemplo de la mentalidad de estas mujeres lo podemos ver en las
manifestaciones de Lady Musgrave, presidente de la sección de East
Grinstead de la Liga Anti-Sufragio, en un mitin en 1911, recogidas en un
periódico:
"(...) afirmó
estar completamente en contra de la extensión del derecho de voto a
las mujeres, ya que pensaba no sólo no traería ningún bien a su
sexo, sino que, por el contrario, haría mucho mal. Citando las
palabras de Lady Jersey afirmó: "No pongáis sobre nosotras esta
carga adicional". Las mujeres, en su opinión, no eran iguales a
los hombres ni en resistencia ni en energía nerviosa, incluso, en su
conjunto, tampoco en inteligencia".
Sin
embargo, la realidad económica y política de la Primera Guerra Mundial
y de su consiguiente posguerra, obligó a que la sociedad incorporara
al escenario público a madres y esposas. Su concurso fue decisivo en el
esfuerzo económico durante la guerra. La consecución del derecho de
voto fue un reconocimiento colectivo a los méritos acumulados.
ACTIVIDADES
1. Resume los argumentos contra la
concesión del derecho de voto a las mujeres. ¿Cuál fue el principal?
2. ¿Por qué se negaban los estudiantes de Middlesex a tener compañeras
en su clase?
3. Comenta las opiniones de Lady Musgrave sobre el derecho a voto de su
propio sexo
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