TEOLOGÍA NEGATIVA
La teología
opuesta a un conocimiento racional de Dios y que sostiene que el único
conocimiento sobre Dios es el que se obtiene por vía de la negación de los
«nombres divinos». Según Clemente de Alejandría (ca. 140/150-215), No
«conocemos lo que es, sino lo que no es» (Stromateis, V, 71,3). La expresión,
sin embargo, es de Dionisio Pseudo-Areopagita, o Pseudo-Dionisio, autor del
Corpus Dionysiacum, conjunto de obras redactadas entre finales del s. V y
comienzos del VI; en De divinis nominibus [Sobre los nombres de Dios]
desarrolla el concepto de la «teología negativa» (apophatiké theologia), a
partir de dos ideas fundamentales: la de «negación» (ouk) y la de «super»
(hyper). Puesto que Dios es esencialmente ininteligible, lo único que podemos
comprender de él es la negación del sentido de las perfecciones finitas,
atribuyéndolas a un ser en grado superlativo de perfección, no inteligible por
la mente humana; Dios es, por eso, «superininteligible» (hyperagnostos). La
teología negativa apunta hacia un conocimiento místico de Dios, como único
posible, y se distingue de la vía más tradicional de la teología cristiana, que
admite un conocimiento racional por medio de la abstracción y de la analogía.
DISTINCIÓN ENTRE ESENCIA Y EXISTENCIA
Cuestión
típica de la filosofía escolástica, con la que quiere expresarse que los seres
finitos no poseen el ser de por sí mismos, sino que lo poseen como recibido
(del ser que subsiste por sí mismo: esse subsistens). Tomás de Aquino defiende
una distinción real entre la esencia y la existencia de los seres finitos, que
vienen a ser como dos elementos metafísicos que entran en la composición del
ente, a modo de acto y potencia:
hilemorfismo. Esta distinción real, no admitida por todos los
escolásticos, fue una de las características con que se identificó al tomismo.
Diccionario
de filosofía en CD-ROM. Copyright © 1996. Empresa Editorial Herder S.A.,
Barcelona. Todos los derechos reservados. ISBN 84-254-1991-3. Autores: Jordi
Cortés Morató y Antoni Martínez Riu.
UNIVERSALES (Para la CONTEXTUALIZACIÓN)
Los universales son textualmente los géneros
y las especies a las que pertenecen los individuos y las cosas. La
definición de un objeto de estudio, en la que se describe lo que ese objeto,
los filósofos desde el principio de la filosofía plantearon que debería ser de
carácter universal, es decir, válida para todos los individuos de una misma
especie o con un mismo género. Esa definición describiría dicha especie o
género.
El problema se genera "siguiendo un pasaje
de la "Isagoge" (Introducción) de Porfirio a las "Categorías"
de Aristóteles y los comentarios de Boecio a este respecto. El pasaje de
Porfirio es el siguiente:
De todas formas, del pasaje de Porfirio resulta
que las dos soluciones fundamentales del problema son las que más tarde se
llamaron del realismo (o formalismo) y del nominalismo (o terminismo):
la primera de ellas afirma, mientras que la otra niega, que los universales
existan de algún manera fuera del alma. Las soluciones que la disputa de los
universales halló en la escolástica fueron muchísimas. Es conveniente considerar
los universales en tres esferas: como arquetipos en la mente de Dios, como
esencias en las cosas y como conceptos por medio de los que hablamos de las
cosas. La posición adoptada en esta polémica depende de las afirmaciones o
negaciones que se formulen en cada una de las esferas. Así, si se niega que los
universales están en nuestra mente como conceptos y se declara que sólo son
imágenes o vocablos comunes, tendremos una posición terminista. Y si se
afirma que están en nuestra mente, se puede discutir si existen también en la
realidad algo denotado por ellos; cuando se mantiene que no, la posición ser Conceptualista,
y cuando se mantiene que si, se pueden dar dos posiciones:--el universal existe
realmente o Realismo extremo o --el universal existe formalmente en
nuestro espíritu o Realismo Moderado.
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