martes, 31 de octubre de 2017

Noción: Ser perfectísimo e inteligencia ordenadora



Noción: Ser perfectísimo e inteligencia ordenadora. 

La cuarta y quinta vías proceden de Platón. La vía de la perfección demuestra la existencia de un ser perfecto; y la vía del orden la de una inteligencia ordenadora. 

La vía de la perfección parte del hecho de experiencia de los diferentes grados de perfección que existen en el mundo y termina en la afirmación de Dios como ser perfecto. Entiende que la esencia de dios incluye toda perfección. El ser perfectísimo es el que tiene un grado máximo de conocimiento sobre la bondad, la verdad, etc. En la realidad existen diversos grados de perfección: desde la maldad hasta la bondad absoluta, por ejemplo. En el mundo hay entes que se acercan a estas cualidades de forma gradual y poco a poco a este máximo. Así, algo que es bueno o verdadero, lo es porque participa de la bondad que se encuentran en el grado máximo. Recordemos la doctrina platónica de la participación o mímesis: el mundo sensible es porque participa del mundo inteligible. Algo es bello porque participa de la idea de belleza. Por tanto, la bondad y la verdad máximas deben encontrarse realizadas en un ser que sea el máximo de cada género y la causa de todo aquello que se parece a dicho género. Debe haber algo que para todos los entes sea la causa de su bondad, su ser y de todas sus perfecciones, y a este algo se le llama Dios.

En la quinta prueba, o vía del orden, Santo Tomás considera a Dios como causa del orden del mundo, como una ''inteligencia ordenadora'' que rige y dirige el ordenamiento del mundo. Parte del hecho de experiencia de que el mundo se somete a un orden. Aquí se muestra la influencia de la doctrina del demiurgo expuesta por Platón en el Timeo. Este argumento se fundamenta en una concepción teleológica de la realidad y de los seres: todo lo que existe tiende a la consecución de un fin, quedando descartado el azar o la casualidad. Por lo tanto, santo Tomás hace uso del principio de casualidad: todo tiene una finalidad y esa finalidad ha sido impuesta en la naturaleza de cada ser. Así pues, todo precisa de una inteligencia ordenadora que lo dirija para conseguir sus fines. La cadena de seres teleológicos no puede no puede remontarse al infinito, luego tiene que existir necesariamente un ser inteligente por el cual todas las cosas naturales se ordenan a su fin, y a ese ser le denominamos Dios o fin último de todo lo existente. 

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