viernes, 25 de septiembre de 2015

UNIDAD 1. ÉTICA Y MORAL




MORAL Y ÉTICA

1   ¿Qué es la moral humana?

      A menudo utilizamos esta palabra en el lenguaje cotidiano, por ejemplo, cuando afirmamos, tengo la moral alta o mi equipo se llevó la victoria moral. Sin embargo, en estas frases el término moral es utilizado para referirse a estados de ánimo psicológicos de la persona y no es éste el significado que damos al término moral en Filosofía (materia que estudiarás en Bachillerato y que trata del ser humano y la realidad en que vive).

      La palabra moral viene del latín mos-moris, que significa costumbre, modo de vivir, el carácter o la forma de ser tanto de un individuo como de una sociedad, aunque también alude a norma, precepto. Siguiendo así, a los antiguos romanos, vamos a definir la moral humana como el conjunto de:

  • las normas que rigen la conducta de un individuo en una sociedad y
  • las valoraciones que hacemos sobre actos humanos que consideramos desde la perspectiva de lo bueno o lo malo, lo justo o lo injusto, etc.
    La Ética y la moral

      Las personas no sólo actuamos moralmente, sino que, también reflexionamos sobre nuestro comportamiento o el de los demás, como cuando nos preguntamos ¿debo hacer esto?, ¿he hecho lo correcto?, ¿es justo que…?, etc. Esta inquietud humana por esclarecer su propio comportamiento moral dio lugar a la Ética, una disciplina que nace en la Grecia Clásica en el s. IV a. C. formando parte de la Filosofía, un valioso saber que estudiaras en cursos posteriores. El vocablo Ética viene del griego êthos, que significa "costumbre" o hábito y "carácter" o modo de ser, al igual que el término "moral" en latín, pero aunque coincidan en este aspecto, vamos a considerar a lo largo de este curso a la Ética como el estudio filosófico de la conducta moral, en general, diferenciándola de otros tipos de conducta.

3   Características de la acción moral

      Una acción humana para ser considerada de tipo moral tendrá las siguientes características:
  • es aquella que se realiza, ajustándose a un código o conjunto de normas y valores morales, las cuales designan lo que debe ser considerado como moralmente bueno o malo, egoísta o generoso, etc. Más adelante veremos en qué consiste un valor y una norma moral.
  • Este código moral no debe ser impuesto por la sociedad a las personas, sino que el individuo lo debe poder elegir libremente, por ejemplo, yo debo ser libre de elegir si acepto moralmente la eutanasia o no, no se me puede imponer mi forma de valorar ciertas cuestiones. Por este motivo, la moral es, sobre todo, una cuestión individual. Podemos definir la libertad como la capacidad de la voluntad humana para elegir y decidir.
El hecho de ser libre cuando actúo, es de total importancia a la hora de ser valorada moralmente una acción porque, si la realizo libremente, entonces soy responsable moral de lo que hago y de lo que dejo de hacer. La responsabilidad, es la obligación de responder acerca de nuestros actos. En este sentido, si las acciones de una persona se ajustan a las normas morales existentes en una sociedad, se la considera moralmente buena, etc. pero, si por el contrario, una persona conoce las normas y valores morales de una sociedad y, a pesar de ello, las transgrede, entonces estamos ante un individuo inmoral.
  • Llegamos así, a una condición fundamental para que podamos juzgar si un individuo actúa moralmente bien o no, que sepa lo que hace, sólo de esta forma, podemos decir que actúa libremente y que, por lo tanto, es responsable de sus actos.
    Efectivamente, a diferencia de los animales, que actúan movidos por sus instintos, el ser humano es un ser moral precisamente porque es racional, es decir, cuando actúa, sabe lo que hace, elige entre varias posibilidades de acción o los medios para conseguirlo, se propone un fin concreto, analiza y valora los pros y los contras, juzga, si le conviene o no, es incluso capaz de preveer con anticipación las posibles consecuencias o resultados, etc. En conclusión, cuando una persona actúa racionalmente y lo hace, además, libremente, es por ello que podemos aplicarle valores morales a su acción (generoso o egoísta, justo o injusto, etc.).
  • Dado que las personas no viven aisladas, sino que son ciudadanos de una comunidad, no sólo son responsables de sus propios actos y para consigo mismos sino, también, de su repercusión en las personas con las que convivo. Por ello, la moralidad tiene también una dimensión social.
    Nacemos en una sociedad que posee una serie de normas, creencias, ideas, valores, prohibiciones, pautas de conducta, etc. que caracterizan su forma de vida. Nuestras acciones morales se dan en sociedad, en nuestra convivencia con los demás, quienes las aprueban o las rechazan en función de estas normas y valores válidos para todos. Por ello, el ser humano necesita convivir con los demás para desarrollarse como ser moral. No obstante, como ya hemos dicho, el individuo debe interiorizarlas, es decir, debe reconocerlas como suyas, no como algo impuesto desde fuera, de mo que las cumpla de modo libre, conscientemente y habiéndolas pensado racionalmente.
      Nos encontramos, en conclusión que, a diferencia de los animales que se rigen por unas pautas instintivas que no les permiten elegir su modo de actuar, el ser humano, por el contrario tiene libertad de acción, esto es, puede elegir y decidir por propia voluntad, cómo actuar. Esta libertad no es total, está condicionada por su naturaleza genética y por el medio sociocultural, la época y el lugar en el que vive. Pero aún así, le queda bastante libertad para decidir racionalmente cómo actuar, lo cual, le convierte en responsable moral de sus actos.


4    Los valores morales

      Como ya hemos visto, a la hora de actuar elegimos y decidimos qué vamos a hacer. Esta elección, no la realizamos al azar, recordemos que nos caracterizamos por ser racionales. Si tenemos varias posibilidades, nos inclinamos por aquella que preferimos porque tiene "algo" que la hace más estimable que las otras opciones, ese algo es su valor, por ejemplo, la generosidad de un amigo, la belleza de un cuadro, la utilidad de un bolígrafo, etc. Vemos que hay diferentes clases de valores (económicos, estéticos, religiosos, morales o éticos, etc.) pero todos ellos se caracterizan por:
  • ser cualidades especiales que aplicamos a los objetos, a las personas o a las acciones,
  • y sólo los seres humanos somos capaces de valorar esas cualidades.
      Podemos decir que estamos ante valores morales cuando:
  • necesariamente deben ser apreciados y respetados
  • son universales, es decir, válidos para todos los individuos sin excepción
  • y, además, los apreciamos por sí mismos, no porque nos reporten algún beneficio egoísta, estando condicionados por intereses sociales, políticos
      Por ejemplo, la justicia, la generosidad, la honradez, la sinceridad, la dignidad, la igualdad, etc. son valores que podemos considerar universales, en el sentido de deseables y respetables por todos, es más, que necesariamente deberían ser estimados, y que su validez no estuviese condicionada ni por las épocas históricas o los intereses particulares, etc.

5     Las normas morales

Entre los distintos tipos de normas que rigen los comportamientos del individuo particular y del ciudadano que vive en sociedad, vamos a centrarnos en las normas específicamente morales. De los valores éticos, salen y se fundamentan las normas morales que guían nuestros actos, por ejemplo, si valoramos la amistad y la sinceridad, saldrá de esa valoración personal la norma, también personal, "debo ser sincero con los amigos" que, posiblemente, nos demos a nosotros mismos.

      Las normas morales no estás escritas en ningún libro, como las leyes jurídicas por ejemplo, ni hay autoridades específicas que nos obliguen a cumplirlas. Cuando obedecemos normas morales, como por ejemplo cumplir la palabra que hemos dado, decir la verdad aunque duela, y lo hacemos de forma libre y consciente, ¿por qué lo hacemos?, ¿dónde está el origen del convencimiento y el acatamiento de esas normas? Hay dos posibles respuestas a esta cuestión:
  • Hablamos de heteronomía moral (del griego héteros, que significa otro, y nómos, ley), cuando los motivos en los que se fundamenta la conducta moral de una persona, son exteriores a nuestra conciencia, es decir, cuando la norma moral que obedece le viene impuesta por alguien distinto de él mismo, pueden ser los padres, una autoridad religiosa o, simplemente, el miedo al castigo si no la cumplimos. Por ejemplo, cuando realizamos una acción moralmente correcta, como decir la verdad, por miedo a las consecuencias de que nos pillen mintiendo.
  • Por el contrario, cuando uno realiza una acción moralmente correcta, por convencimiento propio de que es lo que debe hacer, entonces decimos que esa persona posee autonomía moral (del griego autós, sí mismo, y nómos, ley o norma). Este tipo de persona, no se guía por meras opiniones personales, sino que racionalmente y, por propia voluntad, asume como propios los valores y normas de la sociedad en la que vive.

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