MORAL Y ÉTICA
1 ¿Qué es la moral humana?
A menudo utilizamos esta palabra en el lenguaje cotidiano, por ejemplo, cuando
afirmamos, tengo la moral alta o mi equipo se llevó la victoria moral.
Sin embargo, en estas frases el término moral es utilizado para referirse a
estados de ánimo psicológicos de la persona y no es éste el significado que
damos al término moral en Filosofía (materia que estudiarás en Bachillerato y
que trata del ser humano y la realidad en que vive).
La palabra moral viene del latín mos-moris,
que significa costumbre, modo de vivir, el carácter o la forma de ser
tanto de un individuo como de una sociedad, aunque también alude a norma,
precepto. Siguiendo así, a los antiguos romanos, vamos a definir la moral
humana como el conjunto de:
- las normas que rigen la conducta de un
individuo en una sociedad y
- las valoraciones que hacemos sobre
actos humanos que consideramos desde la perspectiva de lo bueno o lo malo,
lo justo o lo injusto, etc.
2 La Ética y la moral
Las personas no sólo actuamos moralmente, sino que, también reflexionamos
sobre nuestro comportamiento o el de los demás, como cuando nos preguntamos ¿debo
hacer esto?, ¿he hecho lo correcto?, ¿es justo que…?, etc. Esta inquietud
humana por esclarecer su propio comportamiento moral dio lugar a la Ética, una
disciplina que nace en la
Grecia Clásica en el s. IV a. C. formando parte de la Filosofía, un valioso
saber que estudiaras en cursos posteriores. El vocablo Ética viene del griego êthos,
que significa "costumbre" o hábito y "carácter" o modo de
ser, al igual que el término "moral" en latín, pero aunque coincidan
en este aspecto, vamos a considerar a lo largo de este curso a la Ética como
el estudio filosófico de la conducta moral, en general, diferenciándola de
otros tipos de conducta.
3 Características de la acción moral
Una acción humana para ser
considerada de tipo moral tendrá las siguientes características:
- es aquella que se realiza, ajustándose
a un código o conjunto de normas y valores morales, las
cuales designan lo que debe ser considerado como moralmente bueno o malo,
egoísta o generoso, etc. Más adelante veremos en qué consiste un valor y
una norma moral.
- Este código moral no debe ser impuesto
por la sociedad a las personas, sino que el individuo lo debe poder elegir
libremente, por ejemplo, yo debo ser libre de elegir si acepto moralmente
la eutanasia o no, no se me puede imponer mi forma de valorar ciertas
cuestiones. Por este motivo, la moral es, sobre todo, una cuestión individual.
Podemos definir la libertad como la capacidad de la voluntad
humana para elegir y decidir.
El hecho de ser
libre cuando actúo, es de total importancia a la hora de ser valorada moralmente
una acción porque, si la realizo libremente, entonces soy responsable moral de lo que hago y de
lo que dejo de hacer. La responsabilidad, es la obligación de responder
acerca de nuestros actos. En este sentido, si las acciones de una persona
se ajustan a las normas morales existentes en una sociedad, se la considera
moralmente buena, etc. pero, si por el contrario, una persona conoce las normas
y valores morales de una sociedad y, a pesar de ello, las transgrede, entonces
estamos ante un individuo inmoral.
- Llegamos así, a una condición
fundamental para que podamos juzgar si un individuo actúa moralmente bien
o no, que sepa lo que hace, sólo de esta forma, podemos decir que
actúa libremente y que, por lo tanto, es responsable de sus actos.
Efectivamente, a diferencia de los animales, que actúan movidos por sus
instintos, el ser humano es un ser moral precisamente porque es racional,
es decir, cuando actúa, sabe lo que hace, elige entre varias
posibilidades de acción o los medios para conseguirlo, se propone un fin
concreto, analiza y valora los pros y los contras, juzga,
si le conviene o no, es incluso capaz de preveer con anticipación
las posibles consecuencias o resultados, etc. En conclusión, cuando una
persona actúa racionalmente y lo hace, además, libremente, es por ello que
podemos aplicarle valores morales a su acción (generoso o egoísta, justo o
injusto, etc.).
- Dado que las personas no viven
aisladas, sino que son ciudadanos de una comunidad, no sólo son
responsables de sus propios actos y para consigo mismos sino, también, de
su repercusión en las personas con las que convivo. Por ello, la moralidad
tiene también una dimensión social.
Nacemos en una sociedad que posee una serie de normas, creencias, ideas,
valores, prohibiciones, pautas de conducta, etc. que caracterizan su forma
de vida. Nuestras acciones morales se dan en sociedad, en nuestra
convivencia con los demás, quienes las aprueban o las rechazan en
función de estas normas y valores válidos para todos. Por ello, el
ser humano necesita convivir con los demás para desarrollarse como ser
moral. No obstante, como ya hemos dicho, el individuo debe interiorizarlas,
es decir, debe reconocerlas como suyas, no como algo impuesto desde fuera,
de mo que las cumpla de modo libre, conscientemente y habiéndolas pensado
racionalmente.
Nos encontramos, en conclusión que, a diferencia de los animales que se rigen
por unas pautas instintivas que no les permiten elegir su modo de actuar, el
ser humano, por el contrario tiene libertad de acción, esto es, puede elegir y
decidir por propia voluntad, cómo actuar. Esta libertad no es total, está
condicionada por su naturaleza genética y por el medio sociocultural, la época
y el lugar en el que vive. Pero aún así, le queda bastante libertad para
decidir racionalmente cómo actuar, lo cual, le convierte en responsable moral
de sus actos.
4 Los valores morales
Como ya hemos visto, a la hora de actuar elegimos y decidimos qué vamos
a hacer. Esta elección, no la realizamos al azar, recordemos que nos
caracterizamos por ser racionales. Si tenemos varias posibilidades, nos
inclinamos por aquella que preferimos porque tiene "algo" que
la hace más estimable que las otras opciones, ese algo es su valor, por
ejemplo, la generosidad de un amigo, la belleza de un cuadro, la utilidad
de un bolígrafo, etc. Vemos que hay diferentes clases de valores (económicos,
estéticos, religiosos, morales o éticos, etc.) pero todos ellos se caracterizan
por:
- ser cualidades especiales que
aplicamos a los objetos, a las personas o a las acciones,
- y sólo los seres humanos somos capaces
de valorar esas cualidades.
Podemos decir que estamos ante valores morales cuando:
- necesariamente deben ser apreciados y
respetados
- son universales, es decir, válidos
para todos los individuos sin excepción
- y, además, los apreciamos por sí
mismos, no porque nos reporten algún beneficio egoísta, estando
condicionados por intereses sociales, políticos
Por ejemplo, la justicia, la generosidad, la honradez, la sinceridad, la
dignidad, la igualdad, etc. son valores que podemos considerar universales, en
el sentido de deseables y respetables por todos, es más, que necesariamente
deberían ser estimados, y que su validez no estuviese condicionada ni por las
épocas históricas o los intereses particulares, etc.
5 Las
normas morales
Entre los distintos tipos de normas que rigen los comportamientos del individuo
particular y del ciudadano que vive en sociedad, vamos a centrarnos en las
normas específicamente morales. De los valores éticos, salen y se fundamentan
las normas morales que guían nuestros actos, por ejemplo, si valoramos la
amistad y la sinceridad, saldrá de esa valoración personal la norma, también
personal, "debo ser sincero con los amigos" que, posiblemente, nos
demos a nosotros mismos.
Las normas morales no estás escritas en ningún
libro, como las leyes jurídicas por ejemplo, ni hay autoridades específicas que
nos obliguen a cumplirlas. Cuando obedecemos normas morales, como por ejemplo
cumplir la palabra que hemos dado, decir la verdad aunque duela, y lo hacemos
de forma libre y consciente, ¿por qué lo hacemos?, ¿dónde está el origen del
convencimiento y el acatamiento de esas normas? Hay dos posibles respuestas a
esta cuestión:
- Hablamos de heteronomía moral
(del griego héteros, que significa otro, y nómos, ley),
cuando los motivos en los que se fundamenta la conducta moral de una persona,
son exteriores a nuestra conciencia, es decir, cuando la norma moral que
obedece le viene impuesta por alguien distinto de él mismo, pueden ser los
padres, una autoridad religiosa o, simplemente, el miedo al castigo si no
la cumplimos. Por ejemplo, cuando realizamos una acción moralmente
correcta, como decir la verdad, por miedo a las consecuencias de que nos
pillen mintiendo.
- Por el contrario, cuando uno realiza
una acción moralmente correcta, por convencimiento propio de que es lo que
debe hacer, entonces decimos que esa persona posee autonomía moral
(del griego autós, sí mismo, y nómos, ley o norma). Este
tipo de persona, no se guía por meras opiniones personales, sino que
racionalmente y, por propia voluntad, asume como propios los valores y normas
de la sociedad en la que vive.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.