lunes, 29 de mayo de 2017

MARCADORES SOMÁTICOS: FISIOLOGÍA Y EMOCIONES



Los marcadores somáticos (concepto acuñado por António Dámásio) son experiencias emocionales que el cerebro asocia y archiva junto al estado fisiológico que se experimentó en aquel momento, por ejemplo, un estado de miedo asociado a un temblor corporal provocado por un susto, un estado de enorme excitación asociado a la generación de adrenalina, un estado de enamoramiento asociado a un aumento de la frecuencia cardíaca.
Gran parte de la conducta humana la desencadenan estos disparadores no conscientes que hacen actuar a las personas de una manera u otra.
El cerebro asocia una emoción y los cambios fisiológicos que se generan al experimentarla, a esa situación vivida, y crea una especie de patrón que resurgirá cuando se produzca una experiencia similar. Ese modelo es un marcador somático. A partir de ese momento, cuando te encuentres en una situación similar, el cerebro generará respuestas emocionales no conscientes, que se reflejarán en cambios corporales. Esas respuestas determinan la conducta.
António Damásio lo explica claramente: “En una situación de peligro, el miedo llega primero en forma de calor, palpitaciones, temblores. Después, se afirma la conciencia real del miedo y su causa”.
Como vemos, es un fenómeno psíquico que implica al cuerpo y deja huellas sinápticas en el cerebro. Por eso influyen en la toma de decisiones.
Cabe destacar que, ya en el siglo XIX, cuando no existía la moderna tecnología de exploración cerebral con la que contamos actualmente, William James anticipó que la percepción se asocia a estados somáticos y lo explicó así: “El recuerdo del estado somático asociado a una percepción contribuye a producir dicha emoción”.
En este punto, podemos hacer un ejercicio intentando experimentarlo de forma conscientes con palabras o imágenes relacionadas con hechos y personas que hayan sido importantes para usted. Si hace una buena selección, comprobará que la imagen que evoca provocará sensaciones más o menos perceptibles en su cuerpo. Es importante que las reconozca y, si puede, las anote.
A lo largo de la vida, los marcadores somáticos que acumula una persona ( en función de experiencias tanto negativas como positivas asociadas a emociones) son tan potentes que influyen no sólo en su conducta, sino también en sus proyectos, en cómo se relaciona con los demás, en la simpatía o aversión que siente por algunos lugares, en el placer que le proporcionan algunos aromas y sabores y en el displacer que le provocan otros...La lista puede ser tan extensa como experiencias emocionales haya tenido.
Afortunadamente, como las redes neuronales se mantienen abiertas al cambio gracias a la neuroplasticidad, todos podemos desactivar los marcadores negativos si nos entrenamos y existe voluntad y constancia.
Debemos tener presente que algunas emociones, como el miedo, son difíciles de controlar porque dependen de procesos muy complejos. Cuando se crean determinados neurocircuitos, las reacciones ante sucesos que han marcado emocionalmente tienden a perpetuarse. Si bien no es fácil reprogramarlos, es absolutamente posible porque la neurociencia avanza a pasos agigantados y, día a día, se generan herramientas más eficaces que las anteriores.
( N. Braidot. Cómo funciona tu cerebro para Dummies. Barcelona. 2013)



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