Arché
El principio o esencia última de todas las cosas.
El término griego arché
(o arjé) se traduce al castellano como
principio.
Este concepto tiene mucha importancia en la filosofía presocrática puesto
que una de las más importantes preocupaciones de los primeros filósofos
fue la investigación del arché o elemento del que se componen todas las
cosas. Como habitualmente se señala, los presocráticos concebían el arché
al menos con las siguientes características:
-
principio temporal: realidad situada en el principio de los tiempos, a
partir de la cual se generó todo lo existente;
-
constitutivo último de lo real:
elemento que se encuentra en todas las
cosas, por tanto común a todas ellas; es constitutivo “último”
porque no
se encuentra en la “superficie” de las cosas, en lo visible o
experimentable por los sentidos: por ejemplo, podríamos objetar a la
tesis
de Tales según la cual el agua es el arché que el árbol que veo no
es
agua, no tiene el aspecto del agua, a lo que Tales argumentaría
que, más
allá de las apariencias, el agua es el fundamento de su
existencia, ya que
sin ella el árbol no viviría, por lo que de alguna manera debe
estar
presente en el árbol para que éste viva;
-
elemento que determina el ser propio de cada ente: las características y
procesos a los que está sometido todo objeto están determinadas por el
principio del cual está compuesto. Así, por ejemplo, si los principios son
el aire, el agua, la tierra y el fuego, como indica Empédocles, el ser y
comportamiento de un objeto estará determinado por la diferencia en la
composición de estos elementos, es decir, el cuerpo A tendrá propiedades
distintas al cuerpo B si A está compuesto fundamentalmente de tierra y B
de fuego.
TEXTOS PRESOCRÁTICOS-SOFISTAS-SÓCRATES
En el
siguiente texto, Aristóteles nos muestra con claridad las
características que los filósofos presocráticos atribuían al
principio (arché o "arjé") que compone todas las cosas.
La
mayor parte de los primeros que filosofaron, no consideraron los
principios de todas las cosas, sino desde el punto de vista de
la materia. Aquello de donde salen todos los seres, de donde
proviene todo lo que se produce, y adonde va a parar toda
destrucción, persistiendo la sustancia misma bajo sus diversas
modificaciones, he aquí el principio de los seres. Y así creen,
que nada nace ni perece verdaderamente, puesto que esta
naturaleza primera subsiste siempre; a la manera que no decimos
que Sócrates nace realmente, cuando se hace hermoso o músico, ni
que perece, cuando pierde estos modos de ser, puesto que el
sujeto de las modificaciones, Sócrates mismo, persiste en su
existencia, sin que podamos servirnos de estas expresiones
respecto a ninguno de los demás seres. Porque es indispensable
que haya una naturaleza primera, sea única, sea múltiple, la
cual subsistiendo siempre, produzca todas las demás cosas. Por
lo que hace al número y al carácter propio de los elementos,
estos filósofos no están de acuerdo.
Aristóteles,
Metafísica, Libro Primero, III (Biblioteca Filosófica. Obras filosóficas de Aristóteles. Volumen
10. Traducción: Patricio de Azcárate)
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