viernes, 25 de septiembre de 2015

La filosofía como actividad crítica (Texto de G. Deleuze)



Bloque 2. EL SABER FILOSÓFICO. UNIDAD 1. Nacimiento, historia, sentido y necesidad de la filosofía. E 3.2. Expresa por escrito las tesis fundamentales de algunas de las corrientes filosóficas más importantes del pensamiento occidental.

¿Qué es la filosofía? G.Deleuze


Cuando alguien pregunta para que sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve al Estado, ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene un uso: denunciar la bajeza en todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la de filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin?. Denunciar todas las ficciones sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las víctimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo, afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confunden los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral, y la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quien, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto?. La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de desmitificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofía. Por muy grandes que sean la estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que quisieran…pero ¿quién a excepción de la filosofía se lo prohíbe?

Cuestiones: ¿Cuál es la tarea de la Filosofía para Deleuze? ; ¿Cómo la realiza? ¿Cómo definiríamos la filosofía según el planteamiento de G. Deleuze? En qué sentido el fin de la Filosofía es hacer hombres libres?

jueves, 24 de septiembre de 2015

Explicación racional (filosófica)




Muerte de Sócrates
(detalle) David - 1787

Actitud Racional
Actitud consistente en utilizar la razón para la comprensión y dominio del mundo natural y humano.

      Frente a la explicación mítica del mundo aparece en Grecia en el siglo VI a. C. la actitud racional, actitud en la que se debe englobar no sólo la filosofía sino también la ciencia pues en este momento no hay fronteras definidas entre ambas.
 

      La categoría más importante de este nuevo estado mental es la de necesidad: las cosas suceden cuando, donde y como deben suceder. El griego descubre que las cosas del mundo están ordenadas siguiendo leyes, descubren que el mundo es un COSMOS, no un Caos.
 

      Además, los griegos desarrollaron otro concepto vinculado profundamente con el anterior: el concepto de permanencia o esencia. El que las cosas se comporten siguiendo leyes quiere decir que un cuerpo no se manifiesta primero de una manera y luego de otra completamente distinta, sino que en su manifestación  hay cierto orden, hay sólo un ámbito de posibilidades para la expresión de cada objeto, y eso es así en virtud de lo que los griegos denominaron Esencia o Naturaleza de los objetos.

      A partir de esta actitud racional los primeros pensadores griegos desarrollaron una serie de conceptos opuestos que han influido radicalmente en la filosofía posterior:

      SENTIDOS 
RAZÓN
                  CONOCIMIENTO IMPERFECTO O MERA OPINIÓN
CONOCIMIENTO PERFECTO O CIENCIA
        APARIENCIA
REALIDAD
la pluralidad
la unidad

lo cambiante


lo permanente

lo que parece ser
(los fenómenos)


lo que es (la esencia
o naturaleza)

lo particular


lo universal

 
Es habitual resumir la diferencia entre la actitud mítica y la racional mediante la frase
 
la filosofía nace con el paso del mito al logos” y el siguiente esquema:
MITO         IMAGINACIÓN   ARBITRARIEDAD CAOS
LOGOS        RAZÓN NECESIDAD COSMOS

La explicación mítica




Mito del paraíso terrenal

Contenido del relato Gen 2-3. Después de haber formado Dios al hombre del polvo de la tierra (hebreo, 'áditmáh), le trasladó a su jardín. «Yawéh-Dios plantó un jardín en Edén, al Oriente, y puso allí al hombre que había formado» (2,8). Para el hombre (hebreo 'ádÚm) transformó Dios la tierra ('ádámáh) de una región esteparia (hebreo, `éden; sumerio, edinu; acádico edinnu) en un jardín (sumerio y hebreo, gan; acádico, gannat), regado por cuatro ríos (2,10-14) y poblado de árboles «agradables a la vista y buenos para comer» (2,9). Además de éstos estaba allí «el árbol de la vida, y en medio del jardín, el árbol de la ciencia del bien y del mal» (2,9; 3,3). Dios impuso al hombre este mandato: «De todo árbol del jardín puedes comer, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás» (2,16-18). A pesar de las maravillosas instalaciones del jardín, el hombre se encontraba solo, y Dios le procuró una ayuda semejante a él. Hizo desfilar ante su presencia los animales del campo y las aves del cielo que formó de la tierra, pero Adán no encontró entre ellos ninguna ayuda semejante (2,18-20). Formó entonces a la mujer y se la presentó a Adán, quien, alborozado, reconoció en ella el complemento que anhelaba (2,21-24).
     
Pero el demonio, en forma de serpiente, indujo a Eva a que comiera del fruto del árbol del bien y del mal, y dio de él a su marido, que también comió (3,1-7). Abriéronse inmediatamente los ojos de ambos, y se percataron de que estaban desnudos (3,7). Dios condenó a los transgresores. Maldijo a la serpiente y condenó a la mujer a que, en adelante, pariera con dolor, y estuviera sometida a su marido (3,14-16). Desde ahora el hombre trabajará con esfuerzo la tierra dura y comerá, mientras viva, el pan con el sudor de su frente (3,17-19). «Arrojó YawéhElchim a Adán del paraíso a trabajar la tierra de la que había sido tomado» (3,23) y puso «delante del paraíso un querubín que blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de la vida» (3,24), para que el hombre no pudiera comer de él; mas al mismo tiempo que condenaba a los transgresores, les prometía un Redentor.

Distingue en este mito los elementos que lo caracterizan:

a)     Elementos sobrenaturales. Elementos simbólicos. Interpretación.
b)     Identificación del momento en que ocurre.
c)      Relación causa efecto.

lunes, 21 de septiembre de 2015

Temás. El pensamiento filosófico de Platón (Direcciones WEB)

http://www3.planalfa.es/santaceciliaca/filosof%C3%ADa/primer%20trimestres/t4platon.pdf
http://www.elprofedetica.es/docs/pau/nuevo/2013tema2.pdf
http://lagranjafilosofia.blogspot.com.es/2012/09/tema-3-platon-2-bachillerato.html

Esquema Símil de la línea. Grados de conocimiento y de realidad.



La teoría del conocimiento de Platón. El símil de la línea.



La teoría del conocimiento en Platón

La primera explicación del conocimiento que encontramos en Platón, antes de haber elaborado la teoría de las Ideas, es la teoría de la reminiscencia (anámnesis) que nos ofrece en el Menón. Según ella el alma, siendo inmortal, lo ha conocido todo en su existencia anterior por lo que, cuando creemos conocer algo, lo que realmente ocurre es que el alma recuerda lo que ya sabía. Aprender es, por lo tanto, recordar. ¿Qué ha conocido el alma en su otra existencia? ¿A qué tipo de existencias del alma se refiere? Platón no nos lo dice, pero no parece que esté haciendo referencia a sus anteriores reencarnaciones. El contacto con la sensibilidad, el ejercicio de la razón, serían los instrumentos que provocarían ese recuerdo en que consiste el conocimiento. La teoría de la reminiscencia volverá a ser utilizada en el Fedón en el transcurso de una de las pruebas para demostrar la inmortalidad del alma, pero Platón no volverá a insistir en ella como explicación del conocimiento.
En la República nos ofrecerá una nueva explicación, la dialéctica, al final del libro VI, basada en la teoría de las Ideas. En ella se establecerá una correspondencia estricta entre los distintos niveles y grados de realidad y los distintos niveles de conocimiento. Fundamentalmente distinguirá Platón dos modos de conocimiento: la "doxa" (o conocimiento sensible) y la "episteme" (o conocimiento inteligible). A cada uno de ellos le corresponderá un tipo de realidad, la sensible y la inteligible, respectivamente. El verdadero conocimiento viene representado por la "episteme", dado que es el único conocimiento que versa sobre el ser y, por lo tanto, que es infalible. Efectivamente, el conocimiento verdadero lo ha de ser de lo universal, de la esencia, de aquello que no está sometido a la fluctuación de la realidad sensible; ha de ser, por lo tanto, conocimiento de las Ideas.
Platón nos lo explica mediante la conocida alegoría de la línea. Representemos en una línea recta los dominios de los sensible y lo inteligible, uno de ellos más largo que el otro, y que se encuentre en una relación determinada con él, nos dice Platón. Dividamos cada uno de dichos segmentos según una misma relación, igual a la precedente. Sobre la parte de la línea que representa el mundo sensible tendremos dos divisiones: la primera correspondiente a las imágenes de los objetos materiales -sombras, reflejos en las aguas o sobre superficies pulidas-, la segunda correspondiente a los objetos materiales mismos, a las cosas -obras de la naturaleza o del arte-. De igual modo, sobre la parte de la línea que representa el mundo inteligible, la primera división corresponderá a las imágenes (objetos lógicos y matemáticos), y la segunda a los objetos reales, las Ideas.

Ahora bien, si el mundo sensible es el mundo de la opinión (doxa) y el mundo inteligible el dominio de la ciencia (episteme) estamos autorizados a formular la proposición siguiente: la opinión es a la ciencia lo que la imagen es al original. Las imágenes de los objetos materiales dan lugar a una representación confusa, que llamaremos imaginación (eikasía); los objetos materiales dan lugar a una representación más precisa, que comporta la adhesión del sujeto que las percibe, y a la que llamaremos creencia (pístis); por su parte, en el mundo inteligible, las imágenes de las Ideas (objetos matemáticos) dan lugar a un conocimiento discursivo (diánoia), mientras que las Ideas mismas da lugar a un conocimiento intelectivo (nóesis), el conocimiento de la pura inteligencia. La dialéctica es, pues, el proceso por el que se asciende gradualmente al verdadero conocimiento, al conocimiento del ser, de lo universal, de la Idea.
Las nociones matemáticas, que de una parte reflejan las Ideas puras, pero por otra parte sólo pueden traducirse con la ayuda de símbolos sensibles, nos proporcionan el tipo de las nociones mixtas de la diánoia: las matemáticas se fundan sobre hipótesis a las que consideran como principios a partir de los cuales deducen sus consecuencias, representando así la actividad del razonamiento discursivo. La nóesis ¿en qué se diferencia entonces de la diánoia? Por supuesto, en que se dirigen a objetos de conocimiento distintos, si seguimos la interpretación de Aristóteles en la Metafísica (987 b 14 y siguientes) según la cual Platón establecía una diferencia entre las Ideas y los objetos matemáticos en el sentido de considerar a estos como realidades intermedias entre las formas (Ideas) y las cosas sensibles. Pero también en cuanto a su naturaleza, pues la nóesis, aunque partiendo de las hipótesis de la diánoia pretende rebasarlas remontándose hasta los primeros principios, las Ideas, mediante el recurso a una abstracción pura, descendiendo luego hasta las conclusiones que se derivan de esos primeros principios, pero sin valerse en ningún momento de imágenes sensibles. Esta distinción entre la diánoia y la nóesis ha dado lugar a numerosas disputas, tanto respecto a su naturaleza y funciones como en cuanto a la posibilidad misma de su distinción ¿cómo se justifica, en efecto, la afirmación de que existen dos tipos de razón? Platón tampoco da muchas indicaciones al respecto, ni en la República ni en otras obras posteriores; sí aporta, al comienzo del libro VII de la República, una interpretación figurada de la alegoría de la línea a través del conocido mito de la caverna. Pero, en la medida en que se recurre a un mito para explicar la alegoría de la línea, las dificultades de la interpretación permanecen.