martes, 19 de septiembre de 2017

CONTEXTUALIZACIÓN



CONTEXTUALIZACIÓN histórica y filosófica del mito de la caverna de PLATÓN (en su obra La República, libro VII).

A. EL CONTEXTO HISTÓRICO DE PLATÓN
1. Introducción. El diseño de la ciudad ideal trazado en la República está relacionado con la crisis ideológica y los cambios políticos (transición de los regímenes aristocráticos a las democracias) que se da en Atenas y en Grecia en tiempos de Platón. Conviene tener en cuenta, por tanto, los siguientes puntos: la polis griega (con especial referencia a Atenas), la democracia y el imperio atenienses, y la Guerra del Peloponeso como final expresión de la crisis de Atenas en el siglo IV a. de C.
2. La polis griega y sus órganos de gobierno. La polis griega, compuesta por un centro urbano y el campo, es sobre todo la comunidad misma de los ciudadanos. Había en efecto tres tipos de habitantes: los ciudadanos, las personas libres pero carentes de ciudadanía (extranjeros o metecos) y los esclavos. El ciudadano es el que tiene derecho a participar en la Asamblea.
3. La democracia ateniense: directa regida por dos principios: isonomía e isegoría. 
La democracia ateniense se regía por dos principios: la isonomía o igualdad ante la ley y la isegoría o libertad de expresión. Por eso tuvieron tanta importancia los sofistas que enseñaban el dominio de la palabra, la capacidad de persuasión en los discursos. Es importante tener en cuenta que casi toda la literatura política de finales del siglo V y del siglo IV (la época de Platón) es hostil a la democracia. Platón, pues, no fue el único en criticarla. El régimen democrático, con sus logros indudables, terminó siendo considerado por muchos como responsable de la derrota final en la guerra del Peloponeso, así como de los errores y horrores cometidos durante la misma.
4. El imperio de Atenas y la guerra del Peloponeso (431-404). En la larga guerra del Peloponeso tengamos en cuenta que se enfrentaban también los partidarios de la democracia (Atenas y las ciudades con ella aliadas) y de la aristocracia más tradicional (Esparta y sus aliados). El desastre mayor ateniense y el comienzo del fin de su imperio fue la derrota en la expedición naval a Sicilia, con más de 40.000 muertos (año 413 a. J.C.). En el año 404 es derrotada Atenas por Esparta. Se derriban sus murallas, se disminuye su flota y gobierna en Atenas un Consejo de treinta tiranos, si bien un año y medio después los atenienses reinstauraron la democracia. Esa democracia fue la que condenaría a muerte a Sócrates, en el año 399 antes de Cristo. Platón tenía, no lo olvidemos, 28 años.
6. La muerte de Sócrates.
A la muerte de su maestro parece aludir claramente Platón, en el “mito de la caverna” cuando expone la situación en la que se encontraría quien, una vez liberado de su prisión y sus cadenas (su ignorancia y sus pasiones), pretendiese regresar a la cueva-prisión para animar a sus antiguos compañeros a abandonarla. Estos, sumamente molestos por todas las privaciones y penalidades se encararían con su libertador y acabarían dándole muerte. La muerte de Sócrates influyó de modo decisivo, casi traumático, en la vida y en la obra de Platón.  Sócrates fue condenado a muerte y dicha pena se cumplió.  El propio Platón, presente en dicho juicio, pudo comprobar que se cumplieron todos los requisitos legales de acuerdo con las normas de Atenas, esto es, en consonancia con las leyes que tanto él mismo como el propio Sócrates habían considerado justas.  Y sin embargo, a sus ojos esta condena era injusta, tremendamente injusta. La obra de Platón puede ser considerada como una profunda meditación sobre cuestiones políticas; dos de sus obras más notables llevan por título República y Leyes, y numerosos nombres de políticos y de personajes públicos aparecen en sus textos, de tal modo que podemos afirmar que las consideraciones ontológicas y epistemológicas, en último término, parecen orientadas a fundamentar las concepciones políticas, los ideales políticos, es decir, el hallazgo de una forma ideal de gobierno.

B. CONTEXTO FILOSÓFICO DE PLATÓN

1.      El diálogo como forma de filosofar. Principales diálogos platónicos.

Platón, siguiendo a su maestro Sócrates, expresó sus pensamientos mediante el diálogo, pues pensaba que mientras los escritos y los discursos no nos permiten esclarecer las dudas y las aporías (dificultades) que en ellos se contienen, el diálogo, por el contrario, es una forma viva de filosofar que reproduce el dramatismo y el vigor de la dialéctica; el diálogo, mediante preguntas y respuestas, aclaraciones y refutaciones, matizando ciertas opiniones y rechazando otras, va conduciendo la investigación hasta el descubrimiento de la verdad En general, la mayoría de los diálogos comienzan enfocando una cuestión, un determinado tema o asunto; a continuación, se desarrolla un proceso negativo o refutación, mediante el cual se rechazan las opiniones falsas, esto es, se eliminan los errores y, por último, tiene lugar el proceso mayéutico, que se dirige al descubrimiento de la verdad.
Casi todos los personajes que Platón hace intervenir en sus diálogos son reales, aunque frecuentemente se recurre a situaciones anacrónicas al colocar unos en relación con otros, es decir, a muchos interlocutores se les sitúa en tiempos distintos a los que en realidad existieron.  El protagonista principal en la mayoría de ellos es Sócrates, que, mediante una ingenuidad fingida (ironía socrática), va refutando las posiciones de sus interlocutores, frecuentemente de los sofistas, los “profesionales” de la enseñanza, quienes, a los ojos de Platón, no hacen sino confundir a la juventud con sus sofismas.     
En la actualidad, se atribuyen a Platón 42 Diálogos; pero, por una parte, este número es dudoso y, por otra, resulta muy difícil establecer la secuencia cronológica correcta entre ellos; de manera general, siguiendo a los tratadistas principales, podemos diferenciar cuatro períodos, a saber:

a)    Primeros diálogos o diálogos socráticos.  En ellos se contienen de modo predominante preocupaciones éticas. Entre éstos destacan Apología de Sócrates, Critón, Protágoras, Cármides y Eutifrón.
b)   Época de transición.  Primeros diálogos de la Academia; continúan las cuestiones éticas, pero cobran también intensidad los problemas políticos, así como los temas relacionados con la preexistencia e inmortalidad del alma humana.  Podemos considerar como los más importantes de este período Gorgias, Menón, Cratilo, Menéxeno...
e)    Época de madurez o diálogos doctrinales.  En éstos formuló la doctrina de las Ideas como fundamento de la teoría ética y política; destacan Banquete, Fedón, República y Fedro.
d)      Diálogos de vejez o diálogos críticos.  En ellos Platón sometió en cierto modo a revisión sus propias ideas anteriores; podemos señalar como los más importantes Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo y Leyes.

2.     El contexto filosófico más inmediato del “mito de la caverna”
El mito de la caverna ocupa un lugar central en la que acaso sea la obra más importante de este filósofo: La república. Además, como ya hemos dicho, este “mito” resume y simboliza todo el platonismo: la liberación de la ignorancia y las pasiones, el tránsito del mundo inferior al superior (mundo de la verdad o mundo de las Ideas).
3. Principales influencias filosóficas que recibió Platón.
Platón conoció las obras de todos los filósofos presocráticos, pero elogió a Parménides y coincidió sobre todo con él, especialmente en la distinción de los dos niveles de realidad (el intelectual y el sensible) y en las características del ser verdadero: Lo que decía Parménides del Ser (estaticismo) lo aplica Platón a las Ideas. El influjo órfico (y por tanto de origen oriental) le vino de los pitagóricos: dualismo antropológico e importancia de las matemáticas.  También influyó en su filosofía la idea pitagórica de que el cuerpo es el sepulcro o la cárcel del alma, así como las ideas referidas a la transmigración de las almas y a la necesidad de la purificación para alcanzar una vida más alta. Heráclito influyo mediante la teoría del devenir, la cual sirvió a Platón para caracterizar el mundo sensible.
La influencia de Sócrates fue decisiva tanto en la elaboración de la Teoría de las Ideas a partir de la noción de “definición universal” socrática, como en la importancia que Platón concede a la doctrina del intelectualismo moral, la cual vincula la virtud al saber.            
Hay que destacar su relación conflictiva con los sofistas. Con ellos polemiza a menudo, pero también en muchos casos los respeta y admira (como, por ejemplo, a Protágoras y Gorgias, los más importantes). Fueron el contrapunto necesario del pensamiento ético y político de Platón. Los sofistas tendían al relativismo (no hay verdades absolutas) y al escepticismo (no se puede conocer la verdad) y anteponían, a veces, los intereses prácticos a las convicciones morales. Plantearon la célebre distinción entre lo que es por naturaleza (physis) y lo que es por acuerdo humano o convención (nomos), distinción tan importante en cuestiones políticas y morales. Platón opuso el dogmatismo al escepticismo y el intelectualismo moral al relativismo sofista. Sostenía que el objetivo de la filosofía debía ser la búsqueda de la verdad (dialéctica) y no la consecución del poder mediante la persuasión y la demagogia (retórica y erística).
Aristóteles criticará el dualismo ontológico, epistemológico y antropológico de Platón. Niega la existencia de dos mundos separados antológicamente y las Ideas transcendentes platónicas las entiende como inmanentes al individuo. Por otra parte, frente a la doctrina platónica del carácter accidental de la relación entre el alma y el cuerpo, el estagirita propone una relación esencial.

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