CONTEXTUALIZACIÓN histórica y filosófica del mito
de la caverna de PLATÓN (en su obra La República, libro VII).
A. EL CONTEXTO HISTÓRICO DE PLATÓN
1. Introducción. El diseño de la ciudad ideal trazado en la República
está relacionado con la crisis ideológica y los cambios políticos
(transición de los regímenes aristocráticos a las democracias) que se da en
Atenas y en Grecia en tiempos de Platón. Conviene tener en cuenta, por tanto,
los siguientes puntos: la polis griega (con especial referencia a
Atenas), la democracia y el imperio atenienses, y la Guerra
del Peloponeso como final expresión de la crisis de Atenas en
el siglo IV a. de C.
2. La polis griega y sus órganos de gobierno. La polis
griega, compuesta por un centro urbano y el campo, es sobre todo la comunidad
misma de los ciudadanos. Había en efecto tres tipos de habitantes: los
ciudadanos, las personas libres pero carentes de ciudadanía (extranjeros o metecos)
y los esclavos. El ciudadano es el que tiene derecho a participar en la
Asamblea.
3. La democracia ateniense: directa regida por dos
principios: isonomía e isegoría.
La democracia ateniense se regía por dos principios: la isonomía o igualdad
ante la ley y la isegoría o libertad de expresión. Por eso tuvieron tanta
importancia los sofistas que enseñaban el dominio de la palabra, la capacidad
de persuasión en los discursos. Es importante tener en cuenta que casi toda la
literatura política de finales del siglo V y del siglo IV (la época de Platón)
es hostil a la democracia. Platón, pues, no fue el único en criticarla.
El régimen democrático, con sus logros indudables, terminó siendo considerado
por muchos como responsable de la derrota final en la guerra del Peloponeso,
así como de los errores y horrores cometidos durante la misma.
4. El imperio de Atenas y la guerra del Peloponeso
(431-404). En la larga
guerra del Peloponeso tengamos en cuenta que se enfrentaban también los
partidarios de la democracia (Atenas y las ciudades con ella aliadas) y de la
aristocracia más tradicional (Esparta y sus aliados). El desastre mayor
ateniense y el comienzo del fin de su imperio fue la derrota en la expedición
naval a Sicilia, con más de 40.000 muertos (año 413 a. J.C.). En el año 404 es
derrotada Atenas por Esparta. Se derriban sus murallas, se disminuye su flota y
gobierna en Atenas un Consejo de treinta tiranos, si bien un año
y medio después los atenienses reinstauraron la democracia. Esa democracia
fue la que condenaría a muerte a Sócrates, en el año 399 antes de
Cristo. Platón tenía, no lo olvidemos, 28 años.
6. La muerte de Sócrates.
A la muerte de su maestro parece aludir claramente Platón, en el “mito de
la caverna” cuando expone la situación en la que se encontraría quien, una vez
liberado de su prisión y sus cadenas (su ignorancia y sus pasiones),
pretendiese regresar a la cueva-prisión para animar a sus antiguos compañeros a
abandonarla. Estos, sumamente molestos por todas las privaciones y penalidades
se encararían con su libertador y acabarían dándole muerte. La muerte de
Sócrates influyó de modo decisivo, casi traumático, en la vida y en la obra de
Platón. Sócrates fue condenado a muerte y dicha pena se cumplió. El
propio Platón, presente en dicho juicio, pudo comprobar que se cumplieron todos
los requisitos legales de acuerdo con las normas de Atenas, esto es, en
consonancia con las leyes que tanto él mismo como el propio Sócrates habían considerado
justas. Y sin embargo, a sus ojos esta condena era injusta, tremendamente
injusta. La obra de Platón puede ser considerada como una profunda meditación
sobre cuestiones políticas; dos de sus obras más notables llevan por título
República y Leyes, y numerosos nombres de políticos y de personajes
públicos aparecen en sus textos, de tal modo que podemos afirmar que las
consideraciones ontológicas y epistemológicas, en último término,
parecen orientadas a fundamentar las concepciones políticas, los ideales
políticos, es decir, el hallazgo de una forma ideal de gobierno.
B. CONTEXTO FILOSÓFICO DE PLATÓN
1. El diálogo como forma
de filosofar. Principales diálogos platónicos.
Platón, siguiendo a su maestro Sócrates, expresó sus pensamientos mediante
el diálogo, pues pensaba que mientras los escritos y los discursos no
nos permiten esclarecer las dudas y las aporías (dificultades) que en ellos se
contienen, el diálogo, por el contrario, es una forma viva de filosofar
que reproduce el dramatismo y el vigor de la dialéctica; el diálogo, mediante
preguntas y respuestas, aclaraciones y refutaciones, matizando ciertas
opiniones y rechazando otras, va conduciendo la investigación hasta el
descubrimiento de la verdad En general, la mayoría de los diálogos comienzan
enfocando una cuestión, un determinado tema o asunto; a continuación, se
desarrolla un proceso negativo o refutación, mediante el cual se
rechazan las opiniones falsas, esto es, se eliminan los errores y, por último,
tiene lugar el proceso mayéutico, que se dirige al descubrimiento de la
verdad.
Casi todos los personajes que Platón hace intervenir en sus diálogos son
reales, aunque frecuentemente se recurre a situaciones anacrónicas al colocar
unos en relación con otros, es decir, a muchos interlocutores se les sitúa en
tiempos distintos a los que en realidad existieron. El protagonista
principal en la mayoría de ellos es Sócrates, que, mediante una
ingenuidad fingida (ironía socrática), va refutando las posiciones de
sus interlocutores, frecuentemente de los sofistas, los “profesionales”
de la enseñanza, quienes, a los ojos de Platón, no hacen sino confundir a la
juventud con sus sofismas.
En la actualidad, se atribuyen a Platón 42 Diálogos; pero, por una
parte, este número es dudoso y, por otra, resulta muy difícil establecer la
secuencia cronológica correcta entre ellos; de manera general, siguiendo a los
tratadistas principales, podemos diferenciar cuatro períodos, a saber:
a) Primeros diálogos o diálogos
socráticos. En ellos se contienen de modo predominante preocupaciones
éticas. Entre éstos destacan Apología de Sócrates, Critón,
Protágoras, Cármides y Eutifrón.
b) Época de transición. Primeros
diálogos de la Academia; continúan las cuestiones éticas, pero cobran también
intensidad los problemas políticos, así como los temas relacionados con la
preexistencia e inmortalidad del alma humana. Podemos considerar como los
más importantes de este período Gorgias, Menón, Cratilo, Menéxeno...
e) Época de madurez o diálogos
doctrinales. En éstos formuló la doctrina de las Ideas como
fundamento de la teoría ética y política; destacan Banquete, Fedón, República
y Fedro.
d) Diálogos de vejez o diálogos
críticos. En ellos Platón sometió en cierto modo a revisión sus
propias ideas anteriores; podemos señalar como los más importantes Teeteto,
Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo y Leyes.
2. El contexto filosófico más
inmediato del “mito de la caverna”
El mito de la caverna ocupa un lugar central en la que acaso sea la
obra más importante de este filósofo: La república. Además, como ya
hemos dicho, este “mito” resume y simboliza todo el platonismo: la liberación
de la ignorancia y las pasiones, el tránsito del mundo inferior al superior
(mundo de la verdad o mundo de las Ideas).
3. Principales influencias filosóficas que recibió
Platón.
Platón conoció las obras de todos los filósofos presocráticos, pero elogió
a Parménides y coincidió sobre todo con él, especialmente en la
distinción de los dos niveles de realidad (el intelectual y el sensible) y en
las características del ser verdadero: Lo que decía Parménides del Ser
(estaticismo) lo aplica Platón a las Ideas. El influjo órfico (y por
tanto de origen oriental) le vino de los pitagóricos: dualismo antropológico
e importancia de las matemáticas. También influyó en su filosofía la
idea pitagórica de que el cuerpo es el sepulcro o la cárcel del alma,
así como las ideas referidas a la transmigración de las almas y a la
necesidad de la purificación para alcanzar una vida más alta. Heráclito
influyo mediante la teoría del devenir, la cual sirvió a Platón para
caracterizar el mundo sensible.
La influencia de Sócrates fue decisiva tanto en la elaboración de la
Teoría de las Ideas a partir de la noción de “definición universal” socrática,
como en la importancia que Platón concede a la doctrina del intelectualismo
moral, la cual vincula la virtud al saber.
Hay que destacar su relación conflictiva con los sofistas. Con ellos
polemiza a menudo, pero también en muchos casos los respeta y admira (como, por
ejemplo, a Protágoras y Gorgias, los más importantes). Fueron el contrapunto
necesario del pensamiento ético y político de Platón. Los sofistas tendían al relativismo
(no hay verdades absolutas) y al escepticismo (no se puede conocer la
verdad) y anteponían, a veces, los intereses prácticos a las convicciones
morales. Plantearon la célebre distinción entre lo que es por naturaleza (physis)
y lo que es por acuerdo humano o convención (nomos), distinción
tan importante en cuestiones políticas y morales. Platón opuso el dogmatismo al
escepticismo y el intelectualismo moral al relativismo sofista. Sostenía que el
objetivo de la filosofía debía ser la búsqueda de la verdad (dialéctica) y no
la consecución del poder mediante la persuasión y la demagogia (retórica y
erística).
Aristóteles criticará el dualismo ontológico, epistemológico y antropológico
de Platón. Niega la existencia de dos mundos separados antológicamente y las
Ideas transcendentes platónicas las entiende como inmanentes al individuo. Por
otra parte, frente a la doctrina platónica del carácter accidental de la
relación entre el alma y el cuerpo, el estagirita propone una relación
esencial.
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