martes, 13 de octubre de 2015

Tema: Teoría de las ideas




TEMAS: La Teoría de las Ideas

La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica, el eje a través del cual se articula todo su pensamiento. No se encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras, sino tratada, desde diferentes aspectos, en varias de sus obras de madurez como La República, Fedón y Fedro. La teoría de las Ideas tiene una intención ontológica (el Ser o verdadera realidad), epistemológica (la episteme como conocimiento intelectual de las Ideas) y éticopolítica: la fundamentación de una teoría de la polis ideal o Estado justo.

La formulación tradicional

Tradicionalmente se ha interpretado la teoría de las Ideas de la siguiente manera: Platón distingue dos modos de realidad, una, a la que llama inteligible, y otra a la que llama sensible. La realidad inteligible, a la que denomina Idea, es  inmaterial, eterna e inmutable. Constituye el modelo o arquetipo de la otra realidad, la sensible o visible, constituida por cosas o fenómenos, y que tiene las características de ser material, corruptible, (sometida al cambio, esto es, a la generación y a la destrucción). Según la doctrina platónica de la mimesis, la realidad sensible no es más que una copia de la realidad inteligible.

La primera forma de realidad, constituida por las Ideas, representaría el verdadero ser, mientras que de la segunda forma de realidad, las realidades materiales o "cosas", hallándose en un constante devenir, nunca podrá decirse de ellas que verdaderamente son. Además, sólo la Idea es susceptible de un verdadero conocimiento o "episteme", mientras que la realidad sensible, las cosas, sólo son susceptibles de opinión o "doxa". De la forma en que Platón se refiere a las Ideas en varias de sus obras como en el Fedón (el alma contempla, antes de su unión con el cuerpo, las Ideas) o en el Timeo (el Demiurgo modela la materia ateniéndose al modelo de las Ideas), se deduce que hay una separación (khorismós), un abismo ontológico, entre lo sensible y lo inteligible. .

Lo inteligible

En cuanto a las Ideas, en la medida en que son el término de la definición universal representan las "esencias" de los objetos de conocimiento, es decir, aquello que está comprendido en el concepto; pero con la particularidad de que no se puede confundir con el concepto, por lo que las Ideas platónicas no son contenidos mentales, sino objetos a los que se refieren los contenidos mentales designados por el concepto, y que expresamos a través del lenguaje. Esos objetos o "esencias" subsisten independientemente de que sean o no pensados, son algo distinto del pensamiento, y en cuanto tales gozan de unas características similares a las del ser parmenídeo. Las Ideas son únicas, eternas e inmutables y, al igual que el ser de Parménides, no pueden ser objeto de conocimiento sensible, sino solamente cognoscibles por la razón. No siendo objeto de la sensibilidad, no pueden ser materiales. Y sin embargo Platón insiste en que son entidades que tienen una existencia real e independiente tanto del sujeto que las piensa como del objeto del que son esencia, dotándolas así de un carácter trascendente. Además, las Ideas son el modelo o el arquetipo de las cosas, por lo que la realidad sensible es el resultado de la copia o imitación de las Ideas, tal y como afirma la doctrina de la mímesis. Esa relación es explicada como imitación o como participación: las cosas imitan o participan de las Ideas. 

Las ideas son objeto de conocimiento por intuición o noesis. En el nivel ontológico del mundo sensible, los entes matemáticos (Símil de la línea) se encuentran en la antesala del mundo de las Ideas y son conocidos por demostración o noesis. 

Lo sensible

Por su parte la realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio, a la movilidad, a la generación y a la corrupción. El llamado problema del cambio conduce a Platón a buscar una solución que guarda paralelismos importantes con la propuesta por los filósofos pluralistas: siguiendo a Parménides hay que reconocer la necesaria inmutabilidad del ser, pero la realidad sensible no se puede ver reducida a una mera ilusión. Aunque su grado de realidad no pueda compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede ser asimilado simplemente a la nada. Es dudoso que podamos atribuir a Platón la intención de degradar la realidad sensible hasta el punto de considerarla una mera ilusión. La teoría de las Ideas pretende solucionar, entre otros, el problema de la unidad en la diversidad, y explicar de qué forma un elemento común a todos los objetos de la misma clase, su esencia, puede ser real; parece claro que la afirmación de la realidad de las Ideas no puede pasar por la negación de toda realidad a las cosas. Estas no tienen un ser absoluto como las Ideas, sino un ser relativo: no existen por sí, sino en la medida en que participan del ser o de la existencia de las ideas. 

El mundo sensible es objeto de conocimiento sensorial o doxa. Esta a su vez se divide en eikasia o conocimiento de las imágenes y pistis o conocimiento de los objetos. 

El dualismo sensible/inteligible

Una de las primeras consecuencias que se ha extraído de esta presentación tradicional de la teoría de las Ideas es el dualismo o "separación ontológica" entre la realidad o mundo inteligible ("kósmos noetós") y la realidad sensible o mundo visible ("kósmos horatós"). Dualismo ontológico que genera a su vez un dualismo epistemológico entre la razón o facultad de conocimiento de la verdadera realidad y los sentidos o facultad que nos permite captar el mundo sensible. 

Intención política
 
Por último, debemos considerar que en la República, la teoría de las Ideas se convierte en el fundamento epistemológico de la doctrina del intelectualismo moral que está en la base de la propuesta política de Platón. El régimen resultante del gobierno de los filósofos es una aristocracia de sabios capaces de establecer un Estado justo ya que saben o conocen lo que es la Justicia. 

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