La apuesta de Pascal
En el juego de la creencia en la existencia de Dios hay dos
posibilidades: Dios existe o no existe. En este caso la razón, por sí sola no
puede determinar nada, así como, cuando se juega una partida a cara o cruz,
nadie puede afirmar quien ganará. En este juego supremo no existe la
posibilidad de no jugar, lo que otorga especial dramatismo a la pregunta ¿cómo
elegir? Existe la posibilidad de que Dios exista. Si apostamos a que Dios
existe entonces apostamos a una ganancia infinita pero, si perdemos la
apuesta, ¿qué podemos perder? La respuesta es: nada porque Dios no existe. Si,
por el contrario, apostamos a que Dios no existe, no hay nada para ganar y una
eternidad para perder si se diera el caso de que Dios existe. En cualquiera de
los dos casos la apuesta supone una toma de decisión bajo incertidumbre.
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